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Omegaverse 2

Sus subordinados no dejaban de observar a House, mirándolo desde la otra oficina, había algo raro, su jefe nunca soltaba feromonas tranquilas al ser un omega, siempre ocultaba su olor ante cualquier persona.

—¿Crees que este de buen humor?

—¿House?, no lo creo.

Notaron que se levantaba de su silla para abrir la puerta de cristal y mirarlos, ellos fingian escribir cualquier cosa para no parecer sospechosos.

—¿Qué tenemos?

—Paciente de 29 años, llegó aquí a la madrugada al sufrir un tercer infarto en la semana, su nariz no a dejado de sangrar desde el primer infarto.

—Interesante, averiguen que tiene y luego llamenme, ¿Quieren donas para la tarde? — sus colegas lo miraron algo confundidos, el omega notó la leve confusión e hizo una expresión con su cara esperando una respuesta.

—Claro...— respondió la omega mientras miraba al alfa rubio de reojo sin entender la situación.

—Fantástico, vayan a trabajar.

—¿Se siente bien? — se ánimo a preguntar el beta, aún sin comprender del todo la situación.

—De maravilla, dejen de perder tiempo y vayan a trabajar.

Sus colegas se fueron de ahí para ir a hacerle estudios al paciente, comparando ideas para evitar la forma extraña en la que actuaba su jefe.

—¿Crees que haya pasado algo?

—Estaba sonriendo, claro que pasó algo — habló con bastante seriedad el beta mientras le quitaba sangre al paciente —¿Su celo habrá sido bueno?

—¿Su celo?, siempre la pasa sólo o al menos el evita el tema.

El alfa rubio miró a su colega, sabía que el beta no entendía demasiado sobre los celos de los omegas ni mucho menos sobre los rut de los alfas. Algunas veces olvidaba eso cuando hablaba con el, sentía que toda la información de su cerebro se borraba por completo, haciéndolo dudar de lo que hacía y contestando las cosas como si fuera algo demasiado obvio.

—Ya son las 04:00 pm, supuestamente House nos daría donas.

—Ahora si tengo miedo — comentó con una leve sonrisa el rubio para después salir con el contrario de la habitación.

Cuando llegaron con su jefe vieron en la mesa dos cajas abiertas de donas, lo que hizo que los dos se vieran con bastante duda, la omega estaba tomando café tranquilamente y el otro seguramente sea té, ya que Cameron había terminado su parte del paciente hace minutos atrás.

—Llegaron después de un siglo, ¿Qué tanto hacían?

—Estábamos analizando la sangre.

—Interesante. Las donas ya se enfriaron así que deberán comerlas así.

La puerta de la oficina se abrió, dejando ver al alfa oncologo, divisó su vista hasta conectar con la del omega y sonreir levemente.

—Greg, ¿Tienes hambre?

—¿Tienes pan con mantequilla de maní?

—Puedo comprar si quieres.

—¿Qué tal si me das tu abrigo?

—Claro, en un rato regresaré con tu comida — se quitó su abrigo para darle al ojiazul y después salir del lugar, otra ves sus subordinados estaban completamente desconcertados.

—¿Te gustan sus feromonas? — se ánimo a preguntar el alfa rubio mientras miraba a House quien mantenía su semblante tranquilo.

—Huele a miel con chocolate, ¿A quién no le gustaría?

¿Hilo rojo?, Debe ser una bromaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora