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Adopción

El silencio lograba invadir su propia oficina, escuchó la puerta abrirse de manera lenta, ni siquiera se molestó en levantar su cabeza porque ya conocía a la perfección el sonido de esos pasos.

Sentía de manera algo intensa la mirada del contrario, removiendose un poco en su propia silla, soltando un suspiro cansado.

—¿Qué sucede?, me siento acosado por mi propio esposo y sinceramente me esta dando miedo que me mires de esa forma. —Alzó su propia vista y lo miró, quería una respuesta en ese momento, ahora el se estaba poniendo nervioso ante la situación, se fijaba en lo nervioso que estaba su esposo, ahora si estaba confundido.

—Necesitamos hablar...realmente necesito hablar contigo, Greg...—Se sentó de forma derecha en aquella silla, cruzó sus manos y simplemente las apreté sutilmente sobre sus rodillas, observó de forma sería a su marido y soltó un suspiro—

—Dilo, ¿Me pedirás el divorcio?, lamento si me comporte como un imbecil contigo, sabes como soy, no hay nadie más si eso es lo que crees. Soy un adicto a ti y a mis pastillas, además todo el mundo es idiota, menos tú. —Se expresó libremente mientras hacía expresiones de ves en cuando con su rostro, se acercó a Wilson y aún con la silla, tomó sus manos y le sonrió delicadamente, esperaría pacientemente a que hablara.

—Quiero adoptar...ya sabes...que tengamos un hijo... —Respondió mientras primero sonreía tiernamente de tan solo pensarlo el y luego se mordió el labio inferior esperando ahora de forma desesperado la respuesta del hombre que tenía enfrente.

—¿Un niño?...¿Nosotros?, ¿Tener un hijo? —Observaba a su marido asentir con algo de entusiasmo mientras aún parecía esperar su respuesta, simplemente pudo suspirar y pensar por algunos segundos.

—Si, ¿No te gusta la idea?...—Su tono de voz ahora parecía algo desanimado de tan solo escuchar la repentinamente confusión de su esposo, miró como el contrario negaba la idea, parecía no desagradarle tanto como el pensaba.

—Bien, adoptemos a un mocoso, que no sea idiota, por favor...—James se aventó contra él, escuchó sus risas y sintió como su esposo lo abrazaba fuertemente, podia sentir su corazón llenarse de calidez, ¿James y un niño en sus brazos?, eso sonaba bastante adorable, correspondió el abrazo del contrario y simplemente pudo sonreir.

Siguieron con sus respectivos trabajos un par de horas más, al salir y aprovechar que aún habia sol se dirigieron a su pequeño auto para luego ir hacia el orfanato que estaba a un par de minutos de allí.

Entraron a aquel lugar tomados de las manos, aunque Wilson parecía más nervioso ante la situación. La mujer que estaba allí les presentó a cada uno de los niños del lugar, había tanto como bebés y niños de 10 o 12 años, en otro sector se encontraban adolescentes, pero ellos preferirían más pequeños, James parecía querer más a un bebé, asi que House, rodando los ojos y mirando mal a un niño de unos 8 años para que deje de agarrarle el pantalón, se fue con su esposo a observar a los más pequeños del lugar, allí habia niños y niñas, estaban completamente mezclados, algunos jugaban, otros reían y algunos simplemente dormían.

Greg se fue por un lado y James por otro, le hablaban de forma juguetona a los niños o simplemente los acariciaban, el hombre con el bastón se sentó en el suelo, cerca de un bebé de unos 3 meses aproximadamente que parecía bastante entretenido jugando con un peluche de oso. Los dos se miraron fijamente, el bebé soltó una leve risa y gateo lentamente hasta el mayor, tomó su mano o mejor dicho su dedo índice y siguió riendo dulcemente. Gregory aún se fijaba en el menor, no entendía lo que estaba haciendo realmente el bebé, pero le parecía agradable o eso quería
suponer.

—Los niños son bastante tiernos y hermosos, ¿Qué opinas? —Wilson observó con ternura a su marido quien se encontraba en el suelo con un pequeño niño en sus brazos, quien estaba mordiendo su dedo y riendo al mismo tiempo.

—La mujer dijo que se llamaba Peter, no es idiota pero si es bastante pegajoso. —Se burlaba de aquel niño mientras aún lo mantenía en su regazo, Wilson se sentó también y el pequeño Peter le sonrió en cuanto lo vio.

Peter quedó en el medio de los dos hombres, la mujer volvió con ahora los tres presentes y les sonrió amablemente, ahora parecían tener una decisión bastante clara y simplemente debían rellenar un par de papeles para adoptarlo definitivamente, les tomaría uno o dos meses, ya que una trabajadora social debía probarlos y observar todos los detalles si es que vivían de forma adecuada, pero sabían que lo terminarían consiguiendo, pensaban llevarse a ese pequeño a casa.

Luego de duros y sofocantes meses por fin estaban descansando tranquilos, el menor se fijaba por más de décima ves la sala, como si fuera algo completamente desconocido.

—¿Otra ves? — preguntó el castaño mientras se sentaba al lado de su hijo en el sofá.

—No se cuantas veces, parece que le aburrieron los cuentos — susurró con algo de queja mientras colocaba sus pies sobre la mesa de cristal pequeña.

—Apenas es un bebé, cielo, ten paciencia — intentó dejar un beso en la mejilla de su esposo pero enseguida el menor comenzó a balbucear como si quisiera que se alejara del hombre con bastón.

—Parece que tendrá padre favorito — declaró con orgullo mientras notaba al bebé subirse a su regazo mientras aún balbuceaba.

—Cállate — le dio un beso en sus labios y uno en la frente a Peter para después irse a preparar la cena.

—Parece que seremos muy unidos — sonrió mientras intentaba acariciar de manera lenta la cabeza de su hijo.

¿Hilo rojo?, Debe ser una bromaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora