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Minho llegó a su casa feliz, algo raro ya que no acostumbraba a llegar de esa forma, ni los regaños de su padre pudieron desanimarlo, así que se fue a dar una ducha rápida y después llamó a Jisung.

Esperó unos momentos a que entrara la llamada y por fin escuchar la voz del contrario.

—¿Qué quieres? - responde el teléfono.

—Hola Jisung ¿Cómo estás? Yo muy bien, gracias, acabo de llegar a mi casa ¿Qué haces?

Escucha la risa del contrario sonar del otro lado de la línea.

—Creí que nunca ibas a saludar así.

—Bueno, puedo hacer una excepción contigo.

—Ush no, es raro. Sólo trátame como siempre.

—¿No sabes lo que es coquetear verdad?

—Lo sé, es sólo que viniendo de tí es extraño.

Minho logra ofenderse un poco por el pequeño insulto hacia él, así que va directo a reclamarle.

—No es mi culpa que nunca le hayas gustado a nadie.

—¿Estás diciendo que te gusto?

Mierda, la acaba de cagar.

—Claro que no, todavía falta muuuucho para que me gustes. Es más, creo que yo te gustaré primero a ti.

Jisung vuelve a reír.

—Hagamos una apuesta entonces. Quien se enamore primero pierde y tiene que hacer lo que el otro diga.

A Minho se le hizo una apuesta estúpida, sin sentido, infantil.

Y es por eso que iba a aceptarla.

—Bien, pero te aviso que ya quiero que sé lo que hagas por mí.

—Sigue soñando.

Oh, jóvenes tan ingenuos, acaban de hacer una apuesta totalmente "inocente" pero que decidirá tarde o temprano su futuro. Una apuesta en la que no sólo están involucrados ellos dos, sino la ambición de tener más y más ¿No crees?



Los días siguientes se pasaron entre exámenes, coqueteos discretos y miradas que sólo ellos podían descifrar, frente a los demás, sólo eran un par de chicos que se "odiaban" y trataban de convivir, pero cuando tenían que estar solos, los roces de manl "accidentales" se volvían más fuertes.

Hoy tenían que seguir trabajando en la mampara, y es por eso que Jisung llevaba una bolsa extra con los materiales que ocuparían, sus manos estaban un poco llenas ya que no todas las cosas lograron estar dentro de la bolsa que llevaba, así que iba caminando un poco disparejo. Minho veía como Jisung batallaba con las cosas, le causaba gracia como es que no podía mantener el equilibrio.

Estuvo a punto de irse de nuevo a su salón, cuando vió que un chico desconocido llegó con Jisung a ayudarle a llevar las cosas, vió como él le sonrió amablemente y ambos se iban conversando animadamente hacia el salón del menor. No iba a mentir, ver esa escena le causó un poco de celos, últimamente estaba siendo muy posesivo -indirectamente- con Jisung.

Esperaría un momento adecuado para acercarse a él y así poder hablar un poco.

Mientras más clases pasaban Minho no podía dejar de preguntarse por Jisung ¿Qué estará haciendo? ¿Estará poniendo una cara linda? ¿Estará hablando con alguien? ¿El chico de la mañana? Dios, cómo le molestó esa escena.

Llegó la hora en la que tenían que trabajar juntos y fueron a una de los salones desocupados en dónde habían guardado el trabajo. Jisung se acomodó en el suelo y empezó a abrir algunas pinturas para comenzar a decorar, mientras que Minho sólo podía pensar en aquella escenita del chico ayudándolo a llevar las cosas.

Ambition; minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora