Solté una exclamación cuando me tiró sobre su gran cama.
—Duque...¿Va a hacerme suya?
Tenía la respiración al mil.
El me miró de forma pensativa, como si dudará.
—Si.
—Sabe que está mal, estoy comprometida—le recuerdo.
Lo mire con ojos inocentes.
—Y usted me utilizará y después me tirará—espete temblorosa—nadie quiere a una mujer sucia.
—Carajo...—no entendía que lo quería decir—Dahlia Tafari Green, ¿Quieres ser mi esposa?
—Que...—Susurre—tanta es tu lujuria que me vas a proponer matrimonio.
—Te seguro que no es lujuria, cásate conmigo.
—Bien...
—Bien....
Las luces adornaban el castillo, era el día de mi boda.
Con el conde.
Era broma, es mi boda con el duque, Damon.
La mayoría reaccionó mal, pero lo superamos. Conocí más a Damon y me di cuenta que lo amaba y el también a mi.Dimos el "si" y todos festejaron y bailaron.
Pero algo tenía que pasar esa noche, teníamos que hacer un heredero al título.
...—No estés nerviosa preciosa.
Su respiración estaba detrás de mi.
Teniendo en cuenta que las sirvientas se habían tomado en serio la tarea de ponerme deseable para el duque y tan solo llevaba un camisón que me llegaba hasta los muslos, si estaba nerviosa y mucho.
—Eres hermosa.
Lamió toda mi garganta.
Sabía que faltaba completar lo que aquella noche habiamos dejado a la mitad.
En frente de nuevo, otro espejo.
Llevo su mano hasta los botones y mientras los desabrochaba besaba mi hombro.
Solté un suspiro cuando me lo saco por completo, dejando a la vista mis pechos y pezones rosados, mi pequeña cintura, la visiblemente curva de mi cadera y mi pequeña intimidad, libre de bellos.
—Joder dahlia...
Sin dejar de devorarme la garganta llevo sus manos a mis pechos y los pellizco hasta arrancarme un débil gemido.
Al escuchar eso una mano salto hasta mi intimidad y la empezó a masajearla peresosamente.
Gemi.
Poco a poco sus movimientos fueron más rápidos y fuertes, sacándome gritos de placer.
—Damon...oh...
Grite cuando uno de sus dedos entro dentro de mi.
—Estas muy apretada.—gruño.
Quito su dedo y siguió masajeando mi clítoris ahora hinchado.
Me giro y se puso de rodillas.
Sin avisar paso un lengüetazo por mi intimidad. Si no me estuviese estado agarrando por las caderas me abría caído.
Está ves no toco puntos específicos, solo me devoro con todo su ser.
—¡Ah!—chille—ya no puedo...
—Sueltate.
Me solté y me corri con un grito iba a llevar una mano a mi intimidad pero el lo hizo por mi, calmando a mi vagina.
Me cargo hasta la cama y se quitó los pantalones dejando ver por primera vez su virilidad.
Era grande y venosa, entre en pánico.
—¿Eso tiene que entrar dentro de mi? ¿Me dolerá?
—Puede que al principio, pero haré que lo disfrutes preciosa.
Trague saliva.
—Yo...
—Yo haré todo el trabajo, solo disfruta.—se inclino hacia mi y me susurro en el oido—pero puedes arañarme la espalda si es demaciado, o gemir tan alto que te escuche la reina Elisabeth.
Sentí una humedad entre mis piernas.
Se coloco encima de mi y gemi sobresaltada cuando froto su viliridad contra mi vagina.
Eche la cabeza atrás.
—dahia—me llamo.
—¿Si?—respondi con la respiración agitada.
—Te amo.
Se me oprimio el corazón.
—Yo también, te amo.
Y así empezó a entrar dentro de mi.
Poco a poco iba adentrándose en mi, esperando a que me acostumbre.
Arqueé la espalda.
—Cuanto falta...—gemi adolorida.
Sentí unos dedos haciendo círculos sobre mi clítoris para aliviar el dolor.
—¡Ah!
—Ya está preciosa.—gruño—carajo, estás muy apretada.
Se inclino y me beso los labios ferozmente, parecía estarse conteniendo para no hacerme daño.
Metió su lengua dentro de mi boca y estímulo mi clítoris antes de empezar a embestirme.
Jadeé de dolor pero en unos minutos ya era puro placer.
Puso una mano en la cabezara de la cama y otra en mi cadera, empezó a aumentar la velocidad haciéndome delirar y chillar.
Se inclino y atrapó mi pezón con sus dientes.
Me contraje inconscientemente y el gruño.
—Vas a matarme carajo.
—Damon...
Sin previo aviso y arrancando me una exclamación me dió la vuelta y le dió un manotazo a mis glúteos.
Chillé desesperada.
Me levanto las caderas y me volvió a asaltar.
Cada vez me bombeaba con más fuerza. Sentí su lengua por mi espalda y luego por mi nuca.
Bajo sus manos a mis pechos y pellizco mis pezones, luego mi vientre y por último mi clítoris hinchado.
Lo froto mientras me embestía aumentando el placer a más no poder.
—¡Damon! Me quiero soltar...
—Solo porqué es la primera vez —gruño—la próxima lo haras cuando yo te lo diga.
Hizo precion en mi clítoris y me deje llevar por las oleadas del placer. Con un grito agudo empecé a convulsiónar. Me siguió embistiendo fuerte hasta que el también se dejó llevar con un gemido dentro de mi.
Se acostó a mi lado y me subió encima de el, recostandome en su pecho y tapandonos con las mantas
—¿Voy a tener un bebé?—pregunte, ya que no sabía mucho del tema.—me gustaría tener uno Damon.
—Espero que si preciosa.—me susurro—yo quiero tener una familia a quien amar todos los días de mi vida.
Se me pusieron los ojos llorosos.
—¿Y no la tienes ya?
—Te tengo a ti. Y eres lo mejor que me pasó. Pero quiero tener algo que sea de ambos, como un bebé, muchos bebés si estás de acuerdo. Hijos e hijas, los amare.
El me beso.
Y yo le deba mi alma.
—¿Quieres hacerlo otra vez preciosa?
—Yo...si quiero.—Dije.
—Estas muy tímida, te enseñaré a cabargarme.
—¿Cómo? ¿En un caballo?
—No preciosa, me vas a cabalgar a mi.
Me sonrroje al instante.
Me tomo por las caderas y me movió encima de el.
Mi vagina se frotaba contra su gran virilidad.
Me levanto un poco y coloco su miembro en mi entrada.
—Dejate caer.
Despacio me deje caer undiendome en toda su extención.
Grite cuando entró por completo....
P3?
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relatos eróticos
Romancemi intención es que sientas placer.... Mis relatos son sobre sumisas, chicas vírgenes que se doblegan ante las ordenes de su hombre. Hombres los cuales solo le pertenecen a sus sumisas. Dark romance, drama, y mucho erotismo.