prostituta virgen

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Hace unos cuatro años compré una prostituta Lili, claro que no para follarla, si no para salvarla de sus subastadores.
  Apenas era una adolescente y la estaban subastando.
  Cómo jefe de la mafia no podía permitirle volver a casa, o sería un escándalo. Pero está en mi mansión haciendo las tareas del hogar, estoy seguro que prefiere eso a acostarse con hombres que podrían ser su padre. En algún momento la mandaré sin que nadie se entere a su país, pero soy un hombre ocupado.
  A veces me encontraba mirándola, mientras limpiaba o cocinaba, era bella. Sus pecas salpicaban su piel blanca y aparentemente suave, tenía una melena larga y castaña, no era alta a comparación de mi, le sacaba como tres cabezas.
  Un día volví lastimado a casa luego de un round en mi club de boxeo. Y ella me curo.
  Era tarde y las mucamas ya se habían ido, solo ella estaba despierta.
  Tenía sus pequeños pero firmes pechos a un respiro de mi cara y su rodilla entre mis piernas.
—auch—gruñi de incomodidad, en realidad no me dolía pero ardía.
—¿Estás bien? Lo siento...
—Continua.
  En corte en la ceja era un poco profundo, así que deje que terminara de curarme.
  Ella me miraba...ni siquiera pude descifrar su mirada, seguro es de agradecimiento por salvarla.
  Pero de algo estaba seguro, había empezado a desearla.
  Ya no era una adolescente de diecisiete años, era una mujer.

...

Una noche volví tarde, tenía un poco de hambre pero no quería despertar a nadie así que baje yo mismo a la cocina. Estaba comiendo un sándwich hasta que escuché ruidos extraños provenientes de la habitación de Lili.
  Imnotizado por la curiosidad me acerque al lugar proveniente de aquellos sonidos, estaba frente a la puerta y no sabía si entrar, que más da es mi casa.
  Abrí un poco la puerta y lo que ví a continuación no lo olvidaría jamás.
  Era Lili, montada en una almohada, mientras se movia emitia pequeños jadeos.
  Estaba de espaldas a la puerta y cabalgaba tan seductoramente que entre en pánico. Estaba desnuda pero como estaba de espaldas no se le veían los pechos ni la cara.
—Raiden...
¡¿Que?! Acababa de gemir mi nombre. No lo podía creer, necesitaba salir o no me iba a contener. Cerré la puerta y me fui a mi oficina, abrí un archivo de trabajo y esa noche no pude dormír.
  No podía creer que se estuviera masturbando pensando en mi. Ella también me deseaba.

...

Habían pasado meses desde aquel incidente, y no me lo podía sacar de la cabeza.
  Eran eso de las doce de la noche, ya me iba a dormir pero alguien tocó mi puerta.
Era Lili que me trajo una botella de vino como les pedí antes de ir a mi habitación.
  Por primera vez ella me miró con algo que pude decifrar como lujuria.
  Ella se fue y me quedé pensativo, iba ir a verla, era hora de que vuelva a su país, con su familia.
  Fui por el pasillo de la cocina hasta donde ella tenía su pequeña habitación.
  Entré con decisión y ella estaba montando su almohada otra vez. En esta ocasión estaba mirando hacia la puerta.
  Me quedé mudo, pero yo no era de los que se echan atrás.
  Me pare en seco mirándola, ella no había dejado de cabalgar la almohada solo había bajado la velocidad.
—¿No te vas a detener?—pregunte tratando de parecer tranquilo.
—No...no puedo señor.
  Siguió cabalgando la almohada lento.
—¿Por qué no puedes?
—Estoy a punto...
—¿De que?—pregunte serio, la polla me estaba explotando.
—Estoy a punto de correrme...
  Empezó a cabargar más rápido.
  Fui hasta su cama poseído y empeze a acariciar su vientre. Su piel era tan suave como imaginé, su cintura era muy esbelta y tenía unas curvas notorias en las caderas, caí en cuenta de que no llevaba sosten y sus tetas estaban al aire, sus pezones eran rosados pequeños y estaban duros.
  Baje mi mano tatuada desde su vientre a su pelvis y la acaricie.
  Ella no había dejado de cabalgar, al contrario lo hacía con más fuerza.
—Raiden...
  Baje mi mano a su clítoris y lo roze.
—¿Quieres esto Lili?
—Si...
—pidemelo—ordene.
—Quiero que me toques.
  Le dí un pellizco en el clítoris sacándole un gritito.
—Tocame por favor...—suplico.
  Entonces puse mi mano debajo de la almohada y como ya estaba estimulada le metí un dedo en la vagina.
  Grito cuando entre otro y empeze a moverlos dentro de ella.
  Finalmente me miró a los ojos, con esos ojos azules preciosos. Me incline y le chupe un pezón, como si fuera una paleta. Ella gimio por mi acto.
—No contengas tus gritos, estamos solos aquí.
  Teniendo en cuenta que solo había guardias en las afueras de la casa, si estabamos solos.
  Tire de su pezón con mis dientes para luego meterme casi toda su teta a la boca.
  Ella chillo.
Además de mis dedos dentro de ella coloque mi pulgar en su clítoris y lo frote.
—Raiden...me voy a correr.
  Sin dejar que se lo permita, se corrió y convulsiono enfrente mío sin pudor alguno.
Cuando su respiración de normalizo la tome en brazos y la lleve a mi habitación. Mientras la subiá la oía quejarse diciendo que podía caminar sola y que la soltará.
  Cerré la puerta de una patada y la arroje sobre la cama.
  Me quite la camisa dejando ver mi tronco todo tatuado y trabajado. Ella trago saliva.
—¿Que vas a hacerme?
  Teniendo en cuenta que en ningún momento me preocupe por su educación sexual, seguro no sabía lo que pasaba a continuación.
  Me baje los pantalones y luego el boxer, mi polla salio disparada ya que estaba mucho tiempo conteniendo me.
  Cuando vio mi tamaño la Vi frotando un poco los muslos entre si.
  Lleve mi mano a mi dureza y hice un pequeño Vaivén.
  La tome por los tobillos sacándole una exclamación y la lleve al borde de la cama.
  Chupe mis dedos y los mase peresosamente por su vagina, luego la estimule y le metí un dedo, mi acción fue recompensada con un gran gemido.
  La masajee hasta que se dilatara, ella me miró a los ojos. Me incline hacia ella, a centímetros de su rostro y quite los dedos de su vagina y me los lleve a la boca chupando y saboreando su sabor. Ella me miraba con los ojos llorosos de placer.
  Sin que se lo esperara le di un lengüetazo a su vagina y posicione me miembro erecto en ella.
—Confia en mi Lili—dije con la vos agitada—Y prométeme que no me odiaras después de esto.
—Yo...
—Prometelo.
—Lo prometo.
  Y así empece a undirme en ella, estaba tan apretada que casi descargo ahí mismo.
—Carajo—bufe.
  Ella chillo desesperada.
Por fin termine de undirme en ella. Y la mire, tenía los ojos llorosos y los labios entre abiertos.
  La empuje para tras y empeze a embestirla, primero suave para que se acostumbre y después rápido. Pose mis codos a ambos lados de su cabeza.
  Estaba tan deliciosa que no pensaba que fuera real.
  Le dí la vuelta y ella quedó encima de mi. Se quedó quieta.
—Muevete—ordene.
—Yo...
—Hazlo como con tu almohada.
  Se sonrojo al instante.
—No tengas vergüenza, hazlo.
  Entonces empezó a moverse suavemente, no podía soportar así que lleve mis manos a sus caderas y la moví con furia encima de mi sacándole un grito.
—¡Raiden!
  Me cabalgó como si no hubiera mañana.
  Pose mi mano a su clítoris y lo frote rápidamente.
Grito.
—Voy a...voy a...
  La gire y quedé encima de ella la embesti tan fuerte que se le cayeron las lágrimas.
  Hice precion en su clítoris y de corrió junto conmigo.
  Ella con un grito agudo y yo con un fuerte gruñido.
  Cai a un lado para no aplastarla con mi peso.
  La bese en los labios suavemente.
  Estaba casi desmayada así que mejor no pensé en segunda ronda.
  Le puse una de mis camisas que le quedaban como un vestido.
  La tape con las mantas y me recosté a su lado.
 
Por fin pude dormír, nunca lograba dormir tan bien.
  Coloco su mano en mi pecho tatuado y se recostó en el.

En ese momento lo decidí.
Ella sería mi mujer cueste lo que cueste.

...

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