¿celoso? ¿yo?. P2

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  Luego de dejarme tirada en la cama desapareció. No lo ví las siguientes semanas, me había cruzado con stive pero está vez tuve que decirle que ya no me dirigiera la palabra.
   Me puse mi pijama, me lave la cara, el maquillaje de mi cuello que use para tapar los chupones que dejó Carden, y me puse mis cremas.
  Me acomode en la cama y me puse a pensar en la situación de mi matrimonio.
  Pero pensar en Carden..., comencé a acariciarme los pezones dolidos, hacia círculos a su alrededor. Luego mi vientre, hasta un poco más abajo, en mi parte más turgente y sensible.
  El sonido de la puerta.
Me sobresalte y quite mi mano de mi entrepierna.
  Me puse de pie y acomode mi cabello y mi camisón.
  Me dirigí a la puerta y la abrí.
  Carden.
—Hola...—susurre.
   Estaba apoyado en el marco de la puerta con el cabello negro desordenado y los primeros botones de su camisa blanca desabotonados y llevaba una caja blanca en sus manos.
—Hola linda.—su voz retumbó en mis oídos, era tan grave y gruesa.
—¿A qué viniste?
—Yo solo...quería darte esto—pareció que le costaba un gran trabajo articular esas palabras.
  Me extendió la caja.
—Te debía un vestido.
—Pasa.
Lo invite a pasar a mi habitación.
  Puse la caja en la mesa y exploraba mi cuarto.
  Me volví hacia el.
—Y...crees que podrías venir conmigo a cenar mañana.
  Se rasco la nuca.
  Asentí.
—Si, está bien.
   Pude distinguir un pequeño hoyuelo en su rostro.
—Y...también...quería disculparme por lo del otro día, estaba...—
  Lo corte.
—¿Celoso?—repuse.
—¿Celoso? ¿Yo?
  Asentí.
—Iba a decir ebrio.
  Asentí.
—Asi que...solo estabas ebrio.
—No, es decir...tu me...me confundes.
  Me rei un poco.
—Estas perdonado.
—Bien.
  Me miró de arriba a abajo, su mirada se desplazo por mi cuello, por mis senos, mi cintura y la desnudes de mis piernas.
  Note que un músculo se tensaba en su mandíbula.
—Ya me voy, que descanses linda.
  Se dió la vuelta pero sostuve la esquina de su camisa, deteniendolo.
—Espera..
   Se detuvo.
—Linda en serio tengo que salir de aquí—estaba conteniendo se.
—Quedate—mi voz salió más seductora de lo deseado.
   Se dió la vuelta hasta mirarme.
—No sabes lo que me estas pidiendo.
—Si lo sé. Quiero estar contigo.
  Susurro una maldición que no pude descifrar.
  Y estampó su boca con la mía.
   Me atrajo hacia si con una mano en mi cintura y otra en mi muslo.
   Me devoro los labios.
Nuestras lenguas se entrelazaron.
   Me apretó tanto contra el que se me escapó un gemido que fue apagado por sus labios.
  Me tomo en brazos sin dejar de besarme y me arrojo sobre la cama.
  El camisón era tan olgado que se me había escapado un seno de el. Vi como miraba a un punto fijamente, y cuando seguí su mirada... El camisón había dejado libre a mi coño desnudo.
  Resistió la tentación y volvió a mis labios, bajo hasta donde el camisón le permitió.
   Iba a romperlo pero pareció darse cuenta en el último momento. Mejor me lo quito.
  Ahora sí estaba completamente desnuda, servida a el.
  Apretó mi seno con su mano antes de llevárselo a la boca y chuparlo.
  Gemi.
Bajo por mi vientre y paso la lengua por mi ombligo. Siguió hasta la pelvis y hasta llegar a mi coño que seguro estaba brillando de humedad.
  Me miró y le dió un pequeño azote que me hizo temblar antes de dar un gran lengüetazo.
  Gemi.
Ahora sí chupo mi clítoris y lo torturó con la lengua, hasta dio pequeños mordiscos, bajo por mi intimidad degustandola.
  Se aparto un poco y se puso de rodillas sobre la cama, me levanto las caderas y siguió degustandome.
  Sentía el orgasmo tan cercano. Lamió desesperado todo de mi.
   Grite cuando succiono mi clítoris con fuerza.
   Por fin no pude contenerme más, el orgasmo se libero dentro de mi, me corri a chorros y estoy segura de que le empape toda la cara.
  Se posicionó encima mío otra vez.
—Eres tan dulce y exquisita.
   Escuché el sonido de la cremallera de sus pantalones y me sobresalte al sentir su miembro en mi entrada.
  Creí que me penetraria pero en cambio froto su glande con mi clítoris hasta hacerme alucinar de placer.
—Ah, Carden, más.—suplique.
  Y cuando menos lo espere entro dentro de mi con una estocada.
   Grite.
Podía sentí mi coño dilatandose hasta acostumbrarse al tamaño.
  Puso una mano en mi cadera y otra en la cabecera de la cama.
  Me beso y comenzó su asalto.
  Al principio fue lento, pero luego comenzaba a tomar forma más animal y ambos nos desesperamos.
Pase mis manos por su extenso pecho y luego por sus hombros.
  Lo sentia, el crecía dentro de mi y cada vez estaba más duro.
  Sentía el orgasmo tan cerca... Salió de mi.
  Solté un gemido en reproche que fue sustituido por un grito.
  Me dió la vuelta y me abofeteo los glúteos antes de volver a entrar en mi.
—Carden...
   Enterré la cabeza en la almohada y levanté las caderas, sirviéndoselas.
   Me cogió fuerte y duro. Muy duro.
  Sentí una mano en mi abdomen que fue bajando hasta encontrar mi coño, en específico mi clítoris. Lo masajeo y torturó mientras aún me cogia.
  Chillé.
Otra vez la tensión en mi abdomen, necesito correrme.
—Carden...yo...yo... necesito.
—¿Que necesitas?—su voz estaba agitada.
—Correrme—suplique—necesito correrme...por favor...
  Entonces me follo como un animal, tan fuerte que sentí que me desmayaria.
   Me dió bofetadas en el clítoris y eso hizo que finalmente me corriera.
  Estaba temblando, pero el todavía no se corria.
  Salió de mi y se acostó en la cama. Enseguida supe lo que quería.
   Me lleve su miembro a la boca y lo devore, chupe el glande antes de intentar metermela toda en la boca.
  Me tomo del cabello y me la metió hasta la garganta.
  Grite como pude.
Mis dedos fueron a mi entrepierna para darme placer.
  En un punto ya era salvaje y a mí me faltaba el aire.
—Carajo Linda...—gruño—carajo
   Sentí sus líquidos llenando mi boca los cuales deguste con gusto.
   Me separó y me beso.
Yo seguia masturbandome hasta que por fin me corri también.

...

  Carden me corrió la silla para que me sentará.
—Esto es muy hermoso Carden.
  Había reservado un restaurante solo para nosotros dos.
  Me tomo la mano y la beso.
—La luna y las estrellas para ti Linda.
  Nuestra relación había mejorado, ahora sí parecía un matrimonio verdadero.
  Me trataba bien, me traía flores y ahora dormíamos en la misma habitación.
  Nada podía salir mal.
  ¿O si?

...

Uff

Voten plis.




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