tu eres mía

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Holaa, buenas.
Está va a ser una mini historia.
  Es como un relato pero con más contexto en el tema.
  Espero que lo disfruten.
 
Besos.

...

Soy un hombre ocupado, no suelo tener tiempo para cosas triviales. Hace cinco meses murió mi padre, no era el mejor pero se esforzaba. tenía a su nombre una de las empresas más grandes de estados unidos, y al ser su único hijo tendría que ser para mí.

—¿Señor?
  El hombre con barba volvió a llamar mi atención.
—Diga.
—Vamos a proceder a leer el testamento.
  Asentí.
Leyó en voz alta el testamento, la repartición de las casas algunas propiedades a mi nombre y otras al de mi querida madre etc.
  Hasta que llegó la parte interesante.
—...en cuanto a ford ( la empresa) se la sedo mi único y querido hijo killian.—ya lo sabía pero es mejor escucharlo.—Con una condición.—me puse alerta—que contraiga matrimonio en los próximos cinco meses.
  Me puse de pie en seguida.
—Lea de vuelta—ordene.
—Con una condición, que contraiga matrimonio en los próximos cinco meses.—volvio a leer el abogado.
—Eso es imposible.
—Es lo que dice el testamento de su padre señor. Ahora sí me permite voy a continuar con la lectura.
  Asentí.
—Mi hijo jamás a creído en el amor, a pesar de ver cómo amaba a su madre con tanta intensidad. Es por eso que quiero que crea en el amor, que no muera sin haberlo experimentado. Lo siento hijo, pero es lo que hay que hacer.
  Muy pocas veces en la vida me dieron ganas de llorar.
—Con esto finalizamos la seción. Señor, en caso de no querer o poder reclamar la herencia los bienes de su padre pasarán a ser propiedad del gobierno.
  Me estrecho la mano y se fue, no podía ser posible.
  ¿Esposa? De dónde sacaría una en tan poco tiempo.

...

Ha pasado un mes desde la lectura del testamento y después de pensarlo mucho tiempo he decidido ir a una casa de novia, el nombre suena raro pero ahí van chicas huérfanas o extranjeras las entrenan para casarse y luego las venden como cartones de leche. Es cruel, pero no tengo otra opción. Además hoy en día es muy común.
  Entré ya con una cita reservada con la directora.
  Estaba en un sofá grande y con una taza de te, tenía mi traje bien planchado mientras estaba en una llamada de trabajo.
—¿Señor...?—la directora llamo mi atención—¿Le parece si empezamos?
  Asentí y colgué la llamada.
—Necesitamos saber bien lo que busca, ya sabe en cuanto a lo físico...
  La corte en ese mismo instante.
—Que sea obediente callada y que se porte bien, nada más.
  Quería una esposa solo para poder heredar la empresa en la que mi padre puso tanto esfuerzo.
—Entiendo.—Podia notar su incomodidad—espere un momento.
  La mujer salió de la oficina y al cabo de un rato volvió a entrar pero con alguien detrás.
  Seguia en la llamada de trabajo pero corte de inmediato cuando ví a aquella críatura.
  No tenía palabras era simplemente preciosa.
  Sus ojos celestes se posaron tímidamente sobre los míos.
—Muy bien señor, ¿Desea llevar a cabo el papeleo?—pude notar su sonrisa triunfante.
  Asentí.
—Sigame entonces.—poso su mirada en la chica—ve a por tu equipaje.
—No será necesario, tendrá todo lo que necesite.
  Ambas me miraron un poco extrañadas.
—Bien...acompañame.
  Leí el contrato detenidamente y estuve de acuerdo. Estaría completamente a mi cargo.
  Sería de mi propiedad, sería mia.
  Dirigí mi mirada a aquella mujer.
—Andando—le di la mano a la directora, tampoco soy maleducado.
Salimos y ella venia caminando atrás, le eché un vistazo, tenía una tez tan blanca que parecia de porcelana, un cabello rubio, y una figura esbelta.
  El chófer me abrió la puerta y la joven entro al auto después de mi.
  El camino fue silencioso para ella, yo estaba en llamadas de trabajo, resolviendo conflictos etc.
  A través del espejo retrovisor del auto ví los ojos de mi chófer, haciéndome señas para que le hablara a la chica.
  Me aclare la garganta.
—No me ha dicho como se llama.
  Note que se tenso.
—Adeline.
—Un gusto.
—Lo mismo digo.
Eso fue todo, no se volvió a hablar de otra cosa hasta llegar a mi suite.
—Me parece que tenemos cosas de que hablar.—la mire—¿gusta pasar a mi oficina?
  Asintió.
Entré tras de ella y me senté en mi escritorio.
—Por favor, tome asiento.
  Ella se sentó en la silla del otro lado del escritorio.
—Bien.—me aclare la garganta.
  La mire a esos ojos de un celeste profundo.
—Ya me he organizado, la boda de realizará dentro de dos semanas. Cómo seguro ya sabe soy una persona reconocida por mis empresas, así que es bueno que siempre se encuentre arreglada.
  Ella asentia a medida que le comentaba esas reglas.
—Nada de contacto físico.—ella me miró en seguída.—ni besos, sexo o acercamientos dentro de la casa.
  Asintió.
—Mi madre debe estar llegando en una hora, para ayudarte con las compras, dile a Arthur que te muestre dónde tú habitación.
—De acuerdo.
  Era la primera vez que escuchaba su tono de voz tan de cerca, era tan suave.
  Se puso de pie y salió de mi despacho, una oleada de asoto el pecho.

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