Capitulo 19 (P1)

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—No me mires así Nicole —replicó Fred molesto.

—Y tú no me hables —dijo Nikkie mientras se ponía las gafas de sol en tanto le daba la espalda a los fotógrafos quienes aprovechando que se trataba de un aeropuerto público tomaban fotografías a más no poder.

—Esa actitud no te traerá más que problemas —dijo Fred cruzándose de brazos mientras imitando el gesto de Nikkie se ponía sus gafas sobre los ojos para protegerse de los flashes.

            Nikkie miró a su padre con aprensión y lo ignoro. Estaba sumamente furiosa y asustada ya que pensó que su padre iba a desistir de esa ridiculez de alejarla de Inglaterra. Sin embargo, cuando subió camino al aeropuerto público todo ese presentimiento se vino abajo. Ni siquiera se ahorró el bochorno de que todos la mirarán porque el avión privado no pudo llevarla ya que era necesario usarlo en algo más importante, un misión de paz al Sudán.

            Pensó en rogarle, suplicarle que no la llevara a ese estúpido internado pero él parecía realmente decidido a hacerlo. Así es que decidió que al menos iba a conservar su dignidad y darle a su buen padre la sensación de que su hija única se iría a vivir al otro lado del charco y que él la había tratado de esa manera.

            —¡Pueden irse ya! —les gritó Nikkie a los fotógrafos, cuando oyó  que el vuelo hacía Nueva York saldría en veinte minutos, que fueran dirigiéndose hacia allí.

            —Nicole, por favor. Simplemente ignóralos —dijo Fred con tono de reproche. Los guardaespaldas personales de Nikkie, mal que les pese, iban a dejar el país también.

            —Será mejor ir yendo —sugirió Tom, era el nuevo guardaespaldas, había estado con Nikkie hacía ya dos meses y era originario de Escocia.

            “Mejor cierra la boca” quiso decir Nikkie, pero se tuvo que morder la lengua y caminar mientras de manera trágica levantaba su bolso Gucci y miraba en todas direcciones hacía el aeropuerto, como sí esperará que alguien viniera a rescatarla.

            —Mejor camina Nicole —dijo Fred con voz sería.

            Ella bajó la mirada hacía el suelo y una lágrima rodo directamente hasta el suelo. Claro que se la limpió de inmediato y caminó detrás de los guardaespaldas y de su padre. Por fin llegando hasta los corredores que abrían paso hacía los diferentes vuelos, los paparazis no pudieron pasar y ella agradecía eso porque con las gafas puestas podía llorar tanto como quisiera. Por dentro se preguntaba, ¿Qué hay con Ben? ¿A Thadeus no le importa si me voy?

            De repente un mensaje le llegó al padre de Nikkie, y seguido de eso una llamada. Nikkie se apoyó sobre la pared mirando hacía el techo. Un hombre vestido con un enorme tapado, una bufanda horrenda que le cubría el rostro completamente dejando asomar una pequeña nariz que quedaba opacada por unos anteojos que le quedaban demasiado grandes para su rostro, se les acercó y se puso al lado de Nikkie. Pero ella estaba demasiado sumida en su propia desgracia como para notar quien estaba realmente a su lado.

            —¿Qué? ¿Cómo es eso? —Chirrió Fred al teléfono—, no. No. Eso es imposible, ¿Acaso sabes quién soy?

            —Podemos aliarnos para luchar por la mujer que amamos sabes? —dijo la voz del misterioso hombrecito que en opinión de Nikkie no tenía ni la menor idea del estilo. Él se quita la bufanda y se levanta un poco las gafas, dando la espalda por supuesto al padre de Nikkie, Fred. Y a los guardaespaldas que están más preocupados en la repentina cólera de su rey que de la seguridad de su hija.

            —Viniste —soltó Nikkie entre lágrimas.

            —¿Huirías conmigo? —preguntó Thadeus quien disimuladamente le tendió la mano.

            Ella asintió con emoción, al borde del colapso nervioso. Miró a su padre quien seguía hablando por teléfono, estaba colerizado.

            —¿Con quién habla? —preguntó Nikkie dejando escapar un apice de esperanza de que ese que distrae a su padre sea…

            —Benn —respondió Thadeus con toda la civilidad en la voz de la que fue capaz.

            Nikkie sonrió aliviada, pero también con mucha culpa, se había portado realmente mal con Benn. Y si él estaba allí para ella, aún después de todo lo que habían pasado…Significaba mucho.

            —Ven conmigo…

            Nikkie dudo al principio. Luego pensó, he estado esperando por esta clase de milagro. Ella tomó su mano, y antes de darse cuenta, los dos estaban dándose a la fuga mientras Fred y los guardaespaldas corrían tras ellos. Pasaron por la zona sembrada de fotógrafos que se aseguraron de tomar la exclusiva. Nikkie se divirtió imaginando los coloridos posibles titulares. Por primera vez en su vida quería salir en los diarios amarillistas, y por más que no sabía que iba a ser de su vida ahora, se sentía más tranquila y feliz que nunca porque estaba con Thadeus ahora. 

Universidad de Princesas 2(SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora