¿Que sucede cuando se invierten los papeles? Cuando el chico es tierno, dulce y cariñoso y la chica es seria, indiferente e impenetrable.
--Taemin-ah, ¿estas adentro? ¿puedo pasar?-- Kim Kibum daba leves golpes a la puerta inmensa de madera que mantenía encerrado a uno de sus amigos. Era tarde por la noche en la empresa de los padres de Taemin y hasta la secretaria que le pasaba los recados había tomado sus cosas y se había marchado a casa. Nuevamente Kibum negaba con la cabeza mientras cerraba sus penetrantes ojos, su amigo era un declarado adicto al trabajo.
--Pasa hyung, en unos momentos estoy contigo.-- Escuchó decir, al momento de abrir la puerta de la oficina del ahora director ejecutivo. Relajo su expresión y tomo asiento en uno de los sillones de cuero importado que había en la sala, notó en una mesa un dispensador de agua y se dispuso ir a el.
--¡Por todos los cielos, por fin he terminado!-- Volteo a ver a Taemin y este apagaba su computador, tomaba su maletín y saco de marca, apresurado. --Listo, hyung. Gracias por esperar, la cena va por mi cuenta.-- Se acercó a él y le dio una palmada en un brazo. El mencionado resoplo y sosteniendo un vaso de agua, tomo asiento en el sofá de los invitados.
--Estas de broma, ya son mas de las nueve de la noche.-- El menor dirigió su vista al reloj sobre uno de los estantes y se quedo mas que sorprendido. --¡Aigoo! ¿Cómo puede ser posible? Si hace un momento le enviaba un mensaje para cenar juntos, recuerdo que eran apenas las siete de la tarde.-- Se llevo una mano a sus carnosos labios. --¡No puedo creer que sea la una y media de la madrugada! ¡Estoy tan aturdido! Realmente el tiempo pasa volando, ¿no es así?-- Le dio una sonrisa simpática y apenada a su hyung.
Kibum solo lo esquivo al voltear a otro lado y suspiro de nuevo. --No importa, solo vámonos de esta prisión que llamas felicidad.-- Dejo el recipiente a un lado y tomo a Taemin de un brazo, algo frustrado. Siempre era lo mismo con el.
Entre disculpas y regaños de parte de ambos, llegaron al estacionamiento de la empresa y como si fuera un muñeco de trapo, Kibum aventó al menor en el asiento del copiloto y cerró la puerta estruendosamente.
Pasaron los minutos y el pequeño Taemin, quedo rendido apoyando su rostro de porcelana, sobre la ventana del auto de Kibum. El mencionado volteo a verlo de reojo y frunció el ceño. Conocía que su pequeño hermano apenas estaba iniciando su vida por lo que era tan descuidado y despistado, también era testigo que el mismo trataba de corregir sus errores con tanto esfuerzo que la mayoría del tiempo le faltaba el aliento y quedaba prácticamente desmayado como en tal ocasión. Sin embargo, lo que más temía estaba a punto de cumplirse al amanecer del día siguiente. Observo su reloj de mano y suspiro, solo quedaban unas horas para tal suceso.
Estaciono su preciado vehículo frente al apartamento de su querido amigo, bajo y con paso apresurado abrió la puerta en que el encanto de su amigo reposaba, haciendo que este cayera de improviso deteniéndose con ayuda de sus reflejos. --¿Quién en el mundo...?-- Se detuvo al ver la malhumorada mirada del mayor. --¡Aigoo, hyung!-- Se llevo ambas manos a su nuca cruzándolas. Observo su entorno. -- ¿Hemos llegado? ¡Asombroso, hyung conduce muy rápido! Ni siquiera lo note.-- Kibum le dio un leve golpe en la cabeza. --¿Como pensabas notarlo? Fuiste seducido por el asiento y la ventana en cuanto te arroje al auto.-- El mayor le señaló el rastro de saliva impregnado en el antes, inmaculado cristal. Taemin sonrió.
--¡Ah, olvídalo!-- Kibum se revolvió sus cabellos plateados y rodeo su auto para marcharse. -- ¡Entra a casa y duerme bien!-- El menor lo despidió con la mano al ver como encendía el vehículo y se iba por otro camino.
Su amigo percibió como ponía su elegante saco sobre uno de sus hombros y cargaba su maletín con desgana, al igual que arrastraba sus pies hasta la puerta de su hogar, por medio de uno de los espejos retrovisores. Angustia y preocupación era lo que sentía, ante lo que se aproximaba.