You rock my world

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Otra vez en este cuarto oscuro y vacío, todos se han ido y solamente he quedado yo. La sensación es espeluznante, pues es como si la habitación tratara de asfixiarme y ahorcarme. La única luz guía que está a mi alcance es la vista nocturna, la cual capta mi atención por sus destellos de neón y rascacielos.
Tal vista me tienta, por lo que abro el ventanal frente a mi y doy unos pasos adentrándome a la terraza, la cual es como un espejismo de agua fuera de la sala oscura y vacía. Me recargo en el balcón y extiendo mi mano tratando de alcanzar los destellos de neón de la ciudad, lo cual es inútil y me sumerge en mi soledad.
Suspiro, cierro mis ojos y recuerdo cuando creía que lo tenía todo y no necesitaba de nadie.

—¿Segura que revisaste que no saliera de la habitación?— Una voz ansiosa y preocupada me despierta, mi cuerpo tiembla y compruebo que aún late mi corazón y respiro. Observo a mi alrededor y recuerdo que la vista nocturna fue un verdadero oasis ayer, por lo que tan solo al recostarme en el sofá de la terraza caí dormida, ante hallar un respiro a la sala asfixiante.
—Sí, estoy segura. Después de que el estilista terminara de decolorarle el cabello, nos fuimos y ella se recostó en la cama.— Reconocí la voz de mi coordinadora de vestuario, por lo que apresuradamente trate de desperezarme y volver al cuarto, sin embargo, unos estornudos interrumpieron el momento he hicieron que el personal que me buscara saliera a la terraza.

—¡Unnie!, ¿qué hace aquí?— La coordinadora vino hacia mi y se sorprendió al encontrarme únicamente con la bata de baño que vestía ayer, mi nariz roja y mi cuerpo temblando. —Disculpen, los escuche hablar he iba hacia ustedes.— Trate de ponerme en pie con su ayuda. —Noona, no me diga que durmió aquí.— Ese era uno de mis managers más estrictos. —Fue un accidente, me quede dormida.— Me dio una mirada de enojo, pero mientras entraba al cuarto junto con la coordinadora, el se apresuró a cubrirme con una manta para que entrara en calor.

Entre los dos me hicieron sentarme en la cama, uno de ellos me paso pañuelos para mi nariz, ambos se veían muy preocupados. —Unnie, será mejor que tome un baño caliente. Estoy segura que eso le ayudará.— Mi manager asintió. —Es verdad, es un hecho que ya pescó un resfriado pero una ducha le hará sentirse mejor.— Observe a los dos con culpabilidad por mi descuido, pero me limité a ir al baño y tomar una ducha caliente, de verdad no dejaba de temblar. —Yuna se quedará con usted y pedirá algo para desayunar, mientras iré a una farmacia por medicamentos para el resfriado. No tardaré.— Asentí y lo vi atravesar la puerta de la habitación.

—Le traje estas prendas, la mantendrán cálida. Apúrese y entre al baño.— Tome la ropa y le sonreí nerviosa. —Gracias.— Ella negó con su cabeza mientras caminaba a la pequeña mesa de centro donde estaba un teléfono. —No, está bien. Pediré que nos traigan el desayuno.— Mire como marcaba un número, luego me di la vuelta para entrar al sanitario y apurarme en quitarme esta sensación de escalofríos. Mientras disfrutaba del agua caliente, me recriminaba por ser tan descuidada e irresponsable.

—No puedo creerlo, lo volvió a hacer.— Cuando estaba secando mi cabello ya con prendas secas, escuche a Yuna hablar algo irritada. —¿Qué pasó?— Mi manager preguntó mientras regresaba y dejaba una bolsa con medicamentos en la mesa del desayuno.

—Ji Yong-ssi volvió a correr a todos del estudio de grabación.— Después de un momento de silencio, retomaron el tema. —Jung Min oppa, una amiga de las oficinas de la empresa me mando un mensaje a mi celular, dice que es la cuarta vez que lo hace esta semana.— De nuevo surgió el silencio, seguro estaban leyendo el mensaje.

—No creo que el señor Kwon sea así, digo, las veces que lo he visto me ha dado la impresión de ser muy cordial.— Yuna resopló. —Claro que lo es, pero en el estudio es un maniático perfeccionista. Todos dicen en la empresa que debería conseguirse una esposa que lo contente, últimamente se ha portado como un cascarrabias.— Mi manager río. —Pobre de ti, te toca estar con el personal de vestuario en su próxima gira.— Mi coordinadora volvió a quejarse. —Ni lo diga oppa, tengo pesadillas todas las noches debido a eso.— Escuche un ruido, seguro se había lanzado a la cama en signo de frustración.

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