Tal vez he permanecido tanto tiempo en silencio, tanto tiempo sin interactuar con nadie, minutos en los que he preferido enfrascarme en un castillo custodiado por un dragón, ha diferencia que siendo el rehén, no deseo libertad. Disfruto más la soledad que el conocer a las personas.
--¡Señorita Ha Sung!-- El guardia del campamento sacude mi hombro. --¿Qué sucede?--Interrogo y él contesta.-- Estamos por cerrar el restaurante, es mejor que se retire a su caravana. Ya es media noche.-- Asiento mientras observo mi reloj de pulsera. --Tiene razón, gracias por su hospitalidad. Buenas noches-- Tomó mi mochila y me la pongo al hombro, al igual que mi cámara de turista la coloco sobre mi cuello. Enciendo mi linterna y me dispongo a dirigirme a mi camioneta de viaje.
Decidí hacer una excursión con un destino algo exótico y extremo, antes de que sea demasiado tarde y fuera prisionera de una vida en la que tuviera que lidiar con los personas.
En mi país natal laboraba en un centro de atención al cliente de una cadena de supermercados; termine en ese lugar al ser una profesionista frustrada, ya que al igual que miles no encontré un empleo con relación a mis estudios. Consideró que esa fue la situación mil novecientos cuarenta y ocho en la que termino insatisfecha.Desde pequeña había inseguridad en mi mente y siempre estaba a la expectativa acerca de las opiniones de los demás, pero uno realmente se sorprende al ser consciente que no se puede conocer verdaderamente a las personas. Cada vez me quedaba más en trance, por lo que concluí que es mejor no estar relacionada con alguien más allá de lo superficial.
Era testigo día a día, que los individuos cambian tan fácilmente, que en menos de un segundo te ofrecen una bofetada o una caricia. Me producían escalofríos.
Probablemente yo era igual que ellos, por lo que nunca me atreví a expresar mis pensamientos en voz alta y guardaba todo lo que pensaba en mi pecho, en lo más profundo de mi ser. Sin embargo, mi actitud cambio; comportamiento frío y nada de pláticas profundas, nada de verdaderos amigos. Solo lo indispensable.
Pensaba en ese entonces, que al presenciar tanta traición y deshonor, era sumamente feliz al no tener a nadie que me lastimase, al no tener a alguien cercano.Por lo que, heme aquí explorando las maravillas del continente Africano. Con todos mis ahorros y valentía estoy en Namibia, aventurándome a un viaje en carretera alrededor de un majestuoso desierto, donde se ocultan las más peligrosas bestias.
--Muy bien Ha Sung-ah, haz trabajado duro. Hora de dormir.-- Me di unas cuantas palmadas en mi espalda; ya lista con mi ropa de dormir y cubierta por una manta, me dispuse a descansar en el asiento trasero de mi camioneta. El día de mañana tenía planeado visitar el Fish River Canyon y el Damaraland, por lo que necesitaba recobrar fuerzas cuanto antes.
Unos toques en la ventana frontal del vehículo, bastaron para hacerme despertar. Parpadee varias veces y revise la hora en mi reloj. Solo habían pasado tres horas desde que decidí dormir, por lo que de nuevo me decidí regresar a la tarea. Sin embargo, eso no era el deseo del provocador del sonido. --Ah, enserio, ¿qué en el mundo está pasando?-- Talle de nueva cuenta mis ojos y con una manta sobre mis hombros, me aventuré a descubrir que es lo que no me dejaba descansar.
Percibí las ramas del árbol que daban sombra a mi estancia por la tarde. Inmediatamente llegue a la conclusión que todo era obra de una ventisca, estaba segura que las ramas golpeaban una de las ventanas debido a que había estacionado la camioneta demasiado cerca. --Bien, solo me alejare un poco.-- Tome el asiento del conductor, y encendí el motor. Bastó un movimiento de volante, palanca de cambios, acelerador y freno. Todo listo.
--Hecho, ahora a dormir. Esto realmente me está quitando horas de sueño.-- Hice el amago de ir al asiento trasero, pero no contaba que otro ruido más perturbador e intenso, apareciera. Me quede congelada, estimando el lugar. --¿Qué fue eso? ¡Omona! De seguro he lastimado a alguien al alejarme del árbol.-- Plantee una teoría y aterrada de que tal vez fuera verdad, a toda prisa salí del interior del vehículo. Agarre fuertemente una linterna; entre segura y nerviosa, avance a la parte trasera.