Capítulo 1. Primera impresión.

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En el hospital Pattaya de Bangkok, en concreto el área pediátrica, destacaba por sus luminosos pasillos y paredes decoradas con coloridos murales de animales y personajes de cuentos.

A Faye Malisorn, le consolaba poder tener algún tipo de estimulo animado para los más pequeños, ya que cómo médico quería a sus pacientes relajados y confiados, no era cuestión de provocarles mayor ansiedad de la que ya traían de por sí.

En el ala pediátrica, cada box estaba cuidadosamente equipado de dos grandes estanterías con varios peluches, cuentos, puzles y monitores e instrumentos médicos de última generación.

-¿Creé que es algo grave, doctora?- Preguntó la madre del niño con preocupación.

La pelinegra, sonrió para tranquilizarla y siguió con su exploración. Cómo tenía ya acostumbrado, frotó el fonendo contra su bata para que el niño no notara el cambio de temperatura en su piel y siguió con la auscultación.

-Bueno, no se preocupe señora Silahom, Oat ventila muy bien, a simple vista parece que algo le ha sentado mal. Tal vez sea algún tipo de alergia o intolerancia a algún alimento. Voy a llamar a una enfermera para que le saque sangre y le hagan unos análisis.- ¿Sabe usted si ha comido el niño algún alimento nuevo?-

-No, Oat se queda a comer en el comedor del colegio y nunca ha habido ningún problema-

-Bueno, no se preocupe, que enseguida sabremos que le pasa a este campeón- Contestó hacia la madre, mientras le acariciaba el pelo al pequeño.

La pediatra salió del box en dirección a recepción para entregar el informe de alta del paciente anterior y de paso aprovechar a ver si veía alguna enfermera libre para que le echaran una mano con Oat.

Cuando llegó al mostrador, Kittikun Tansuhas le estaba esperando.

-No, señorita Malisorn, no tiene más niños esperando- Pero el señor Jinghon le está buscando, quiere hablar con usted-

-¿Dónde se encuentra?-Preguntó curiosa.

No era común que el jefe de urgencias quisiera hablar con ella, algo gordo debía de haber ocurrido.

-Está en urgencias, búsquele que seguro que está ayudando a su residente en algún box- Respondió el administrativo sin dejar de mirar la pantalla del ordenador.

Faye, asintió con un escueto gracias y se dirigió rápidamente al servicio de urgencias. No le costó mucho encontrar a Jinghon ya que se encontraba de pie en el puesto de control de enfermería rellenando unos informes.

-Disculpe, me han dicho que me está buscando- Dijo con tono profesional.

-Si doctora Malisorn, quería hablar con usted, es importante.- La policía va a traer al niño. Es Anurak, el niño que llevaba desaparecido trece días. Por lo que me ha informado la policía tailandesa, la progenitora viene también ahora de camino.-Quiero que usted le atienda, se que podrá manejar la situación y calmarlo en el caso que el niño lo necesite.- Si puede hacerlo, también quiero que usted hable con la madre y la tranquilice, se ve que su marido tiene algo que ver con la desaparición del niño, así que si ve a su progenitor merodeando por aquí avise a la policía. Lo mismo con la prensa- Informó sin dejar de rellenara el informe que tenía entre manos.

-¿El padre?- Dijo consternada.

-Así es, cualquier problema que tenga, me busca- Dijo cerrando la carpeta con el informe en su interior mientras le regalaba un amable apretón en el hombro antes de dirigirse hacia el pasillo contrario para atender a otro paciente.


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-Ya que no pertenece a este sector hospitalario, voy a tener que abrirle una ficha para poder continuar con su historial- Dígame el nombre completo, por favor- Dijo la pediatra con la mirada fija en su hoja de papel.

-Perdone, es usted pediatra, ¿Verdad?, lo digo por su juguetito de colores y su bolsillo lleno de pegatinas- 

Faye, ante esa acusación, se guardó más a fondo sus pegatinas en el bolsillo y carraspeó incómoda.

-No hay más médicos de medicina interna disponibles, y el niño todavía no ha llegado con la ambulancia- Así que por favor, agente, no me haga perder el tiempo- Volvió a la carga sin dejar la profesionalidad de lado en ningún momento.

-Yoko, Yoko Apasra-

Cuando Faye terminó de rellenar aquella maldita ficha apagó la pantalla del ordenador y sacó sus guantes del bolsillo de su bata.

-Voy a inspeccionarle el brazo, a simple vista parece que vaya a necesitar unos puntos...- Si es así, llamaré a una enfermera y ella se encargará de usted, señorita Apasra- Informó acercándose hacia la mujer de pelo castaño.

-Puede tutearme, doctora- Dijo la agente con una falsa sonrisa ocultando el terror que le daban los médicos, los hospitales y las agujas.

-No se preocupe señorita Apasra, prometo que no le haré daño, sólo será un momento- Contestó pasándose por el arco del triunfo la petición de la más pequeña.

Faye, inspeccionó con cuidado el brazo de la joven. Notó algunos cortes profundos en el dorso y la mueca de dolor de la agente, le hizo darse cuenta de que estaba haciéndole daño.

-Perdone, pero efectivamente, va a necesitar unos puntos. Para que la espera le sea más amena hasta que llegue la enfermera, le puedo decir a su compañero que sigue en la sala de espera, que entre con usted- Dijo Faye mientras se quitaba los guantes y los tiraba a la basura.

-No, no hace falta que le avises, gracias- Respondió Yoko olvidándose de las formalidades debido al dolor que tenía en su brazo.

-¿Está usted segura?-Insistió.

-Si, segura- Respondió de nuevo Yoko, con un tono que cerraba la conversación.

Faye, se quedó con la mosca detrás de la oreja, pero decidió no seguir preguntando, ya que no era un tema de su incumbencia.

Yoko, por su parte, miraba hacia el pequeño ventanuco que daba a la calle con un nudo en la garganta.

La médico, encendió de nuevo la pantalla del ordenador y le prescribió algo para el dolor mientras continuaba leyendo el informe.

Por el reflejo de la pantalla del ordenador, observó a Yoko que tenía el ceño fruncido y sacaba ligeramente la lengua, concentrándose en no emitir ningún sonido de dolor.

Aquel detalle, le pareció dulce a la pediatra.

Ver a esa pequeña mujer, de ojos cafés aguantando el dolor cómo si fuera una niña pequeña de cinco años que intentaba demostrar una valentía que no tenía, le arrancó una leve sonrisa.

-Eso es todo. Luego le veré una vez que le hayan cosido para darle el alta- Dijo Faye saliendo del box prácticamente sin dar tiempo de reacción a la agente, que seguía sentada en la camilla sin moverse.

-Espera- Gritó, prácticamente Yoko.

-¿Tiene alguna duda?-Preguntó preocupada Faye, girándose hacia ella.

-¿Me puedes dar una, por favor?-Preguntó la agente despreocupada.

-¿Perdone?-Inquirió sin saber a que se refería.

-Una pegatina, he visto que tienes un montón en el bolsillo.-

Faye puso los ojos en blanco ante la petición y salió del box desconcertada.


Será posible, ¿De dónde ha salido esta mujer?.


-Doctora, le necesitan ya en recepción, el niño acaba de llegar al hospital- Informó un compañero, obligándola a volver al trabajo.

-Voy enseguida, gracias- Contestó la pelinegra dirigiéndose rápidamente hacia la entrada del hospital.


Ahora, es cuando de verdad, empezaba el turno en urgencias.

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