Capítulo 7- ¿Quedamos esta noche?

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La noche había caído sobre Bangkok, envolviendo la ciudad en una densa humedad que se pegaba a la piel, típica de los veranos en la ciudad, Ling, la informática, caminaba con paso firme hacia el apartamento de Kanya y su madre.

Esa noche, vestida con ropa sencilla manteniendo un falso aire despreocupado, aguardaba nerviosa la llegada de Ratana

-Tranquila, Ling. Antes de que siquiera entres al portal con él, lo detendremos, te lo juro, va a salir todo bien, confía en mí -aseguró Yoko a través del discreto pinganillo que Ling llevaba en el oído, tapado con su melena suelta y oscura.

La informática no se atrevió a responder en voz alta, temiendo que Ratana Kulap pudiera estar cerca, y simplemente asintió en el aire, esperando a que todo saliera según lo planeado.

-Vaya no me esperaba una mujer por aquí, así que tú eres Larry33- Ratana se rió mientras llegaba andando hacia ella.-Vas a necesitar más dinero del que acordamos, querida, esos enlaces que me pediste la última vez, son muy caros-

Apenas iba a abrir la puerta del portal para entrar al edificio, cuando Ranata recibió un golpe que le tiró al suelo. No se dió cuenta todavía de lo que estaba pasando, cuando Yoko, con la rodilla en su espalda, le colocó las esposas en las muñecas por detrás.

-Ratana, qué ganas tenía de hablar contigo- Declaró Yoko con rabia.

Paphitchaya, situada al lado de Yoko, fué la primera en consultar los papeles de la cartera del detenido.

—Ratana Kulap, Tailandés, vive en el barrio de Khlong Toei-Señor Kulap, vamos a hacer un registro de su casa. ¿Nos acompaña y nos ahorra problemas o tenemos que ir solas y por nuestra cuenta?-

-Todo lo que sea crear problemas me gusta. Y tu, chica- Se volvió a girar hacia Ling la informática que había servido de cebo-, Te vas a arrepentir de esto. Ya lo creo que sí.-

Acompañada de las agentes, Yoko condujo a Ratana hacia las instalaciones de la comisaría Tailandesa de la ciudad.

-A ver, no pretendo que ustedes compartan mi visión del mundo, pero les recuerdo, que esto es un negocio y yo no soy más que uno de los eslabones de la cadena, agentes. Si no estoy yo, estará otro, tan sencillo cómo eso.-

Yoko, por primera vez, se fijó en él ya que no lo hizo apenas en el portal de Kanya y su progenitora. Era un hombre bien vestido y daba la imagen que quería proyectar: un ejecutivo de éxito.

Encima de la mesa de su despacho, estaba todo lo que llevaba Ratana encima: Un último modelo de Iphone, reloj de oro y cinturón de Loewe entre otras cosas. Sin embargo...

-Veo que le gustan las cosas caras, señor Kulap- Comentó con sarcasmo la agente Yoko Apasra observando todo aquello- Pero sin embargo, lleva tres meses sin pagar el alquiler de su piso-

-No creo que sea la primera persona del mundo que vive por encima de sus posibilidades señora agente- ¿ O me va a decir ahora que, que me gusten los lujos es un delito?- Si es así, medio país debería ir a la cárcel.-Digamos que, últimamente, las cosas no han ido tan bien como me gustaría en mi trabajo.-

-El problema es que su trabajo consiste en meterse en páginas ilegales de internet para traficar con drogas, armas, y atrocidades por el estilo..- Añadió Paphitchaya fuera de sí.

El señor Kulap puso cara de escándalo y asco al escuchar la respuesta de la policía.

-¿Quién le ha dicho que mi trabajo es ese?, Ese no es mi trabajo, que horror- Mi trabajo es vender enlaces en internet, en lo que llaman la Deep Web- No es problema mío a dónde llevan esos enlaces.- Yo nunca he hecho daño a nadie en mi vida, y eso incluye a mi mujer o mi hija.-

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