Capítulo 14.-Caos.

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No era fácil reunirse con Sunan, si no es él quien concierta la cita, Yoko tiene que esperar casi media hora hasta que su secretaria le permite entrar en su despacho.

—¿Ciento cincuenta mil bahts para jugar al póker? Debes de haberte vuelto loca, Apasra —se escandalizó el comisario.

—No es para jugar al póker, es para infiltrarse en una banda que organiza timbas clandestinas y que creemos que también tiene que ver con los videos de las peleas infantiles-

—Sí, muy bonito, pero con esos ciento cincuenta mil bahts lo que se va a hacer es jugar al póker.-

—Tienes fondos reservados, venga ya- Protestó Yoko cabreada.

—Tú has visto mucho la tele, Apasra. No, no hay fondos de los que sacar ese dinero para apuestas. La respuesta es no. Y no insistas.-

—No puedes pedirme resultados si no me das medios, comisario- Volvió a la carga la castaña.

—Si no fuera absurdo, te pediría que fueras al despacho del ministro y se lo contaras. Estoy seguro de que te daría el dinero de su bolsillo —Sunan despreció la propuesta.

En la familia de Yoko ser policía no es una tradición, nunca había habido una antes de que ella, para escándalo generalizado, de su familia. Lo que sí es tradición, es tener dinero aunque ella nunca hubiera sacado un baht.

Yoko, es la única heredera de dos familias que disponen de todo lo que quieren desde hace siglos. La familia por parte de padre, aunque parezca mentira, los Apasra, tienen participaciones en un gran banco.

—¿Ciento cincuenta bahts? Sí, claro que dispone de ellos, señora Apasra. Puede llevárselos ahora mismo en efectivo, pero tardaríamos al menos una hora.-

En una banca privada, sin letreros en la puerta, todo son facilidades para los clientes. Cuando entró, se cruzó con un chico joven cuya cara le resultaba muy familiar; ahora, mientras habla con el director, se ha dado cuenta de que era un jugador muy importante de la selección tailandesa de fútbol.

—No, no me los quiero llevar en efectivo, quiero que se transfieran a una cuenta que todavía no le puedo indicar. Probablemente en bitcoins. ¿Es posible?-Preguntó Yoko con amabilidad.

El director pide que pase al despacho de su experto en bitcoins. Él será el encargado de explicarle a la castaña cómo se llevará a cabo la transacción. Ella apenas atiende a los datos técnicos y guarda silencio cuando le recuerdan que, una vez se realice el cambio de moneda, se perderá el rastro del dinero.

Es la primera vez que Yoko usa su dinero personal para una operación, así que espera que sea útil, y puedan ayudar y encontrar a Kanya de una vez.

Mientras tanto, Sulax y Paphitchaya, están encerradas en una de las salas de la comisaría. Nadie que las viera con las barajas de cartas y las fichas delante pensaría que se trata de trabajo, que están preparándose para una operación en la que se jugarán una fortuna en una timba ilegal.

—Supongo que ya has oído lo que siempre se dice, que si a los diez minutos de estar jugando no has identificado al pringado de la partida, preocúpate, eso es que la pringada eres tú.-Dijo Sulax tirando otra carta sobre la mesa.

—Tiene gracia —se río Paphitchaya.

—Pues no te vale para nada. En la partida, la pringada serás tú y todos se darán cuenta enseguida. Solo vamos a intentar que no te desplumen demasiado deprisa. A ver, el póker es un juego de estrategia, no de suerte.-

—Y de que te salgan buenas cartas.- Aseguró Papahitchaya con interés.

—Eso es lo de menos. Tú tienes que hacer la mejor jugada posible con las cartas que te salgan. Ganar o perder depende de lo que hagan los demás; jugar bien o mal, no. Cuando te den las cartas tienes que calcular tus posibilidades, reconocer cómo apuestan los demás, cuándo se echan faroles... Y, sobre todo, que nadie note si estás contenta con tus cartas o no, hay que esconder las emociones..-

Línea Roja.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora