Capítulo X

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— Te haremos indestructible, pero primero, tendremos que destruirte

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— Te haremos indestructible, pero primero, tendremos que destruirte. —las palabras de Stryker rebotaban en su cabeza, eran ecos distantes de los que no conseguía desprenderse. No podía moverse, ni siquiera abrir los ojos, sin embargo, los oía, a todos ellos mientras pululaban a su alrededor— Vamos a empezar a fundir el Adamantium en el esqueleto del Arma X.

Su hermano también estaba allí, y la rabia de saber que él era el culpable de lo que le estaba sucediendo le cegó, quiso gritar, arrancarse de cuajo los cables del cuerpo. Se mantuvo rígido como una estatua. Él le había insistido en que aquello era necesario, los haría mejores, imparables. Logan no quería nada de eso. Quiso abandonar en cuanto entendió las intenciones de Stryker, pero ya no había vuelta atrás. Si su sacrificio no era voluntario, sería obligado.

Sintió la presencia de Víctor cerca de la cápsula donde lo encerraban, incluso escuchó el tintineo de un frasco contra sus uñas. El envase contenía un líquido espeso y negruzco, el mismo que lo había paralizado. 

Experimentaban con mutantes, los convertían en seres mucho peores. La mayoría, para la suerte de la población, morían mucho antes de que la luz de un nuevo día rozara sus desfigurados cuerpos.

Otras palabras llegaron a su cabeza, quizás las más cercanas a la lástima que había recibido en todos aquellos años.

— Si hay algo a lo que pueda aferrarse... hágalo. —le dijo una de las científicas, todavía recordaba su rostro— Será un dolor que no podrá olvidar nunca.

Lo sumergieron en el tanque, las agujas empezaron a girar emitiendo un chillido espantoso. No tenía nada a lo que aferrarse, nada en sus memorias más que guerras y su hermano. No tuvo miedo al principio, había vivido un siglo de sufrimiento. 

Subestimó la tortura. El dolor comenzó, imparable, entrando por todo su cuerpo y fluyendo en él un metal espeso y ardiente. Era lava viva entrando en su piel, el corazón se le desbocó. Escuchó murmullos de descontento, de ansiedad. Entre ráfagas de dolor logró cruzarle un pensamiento, el de la vida. No creía merecerla, no después de las atrocidades que había presenciado y cometido. Sin embargo, no deseaba morir. Buscó algo a lo que aferrarse, justamente como aquella mujer le había aconsejado, pero nada había en él más que un hueco vacío por alma. No supo cómo mantenerse a flote entre tanto sufrimiento y, de un momento a otro, su corazón se detuvo.

HER SWEET KISS ⎯⎯ ᴡᴏʟᴠᴇʀɪɴᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora