Segunda Parte: Capítulo IX

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25 de diciembre de 1977

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25 de diciembre de 1977

Habían transcurrido cuatro años, con sus respectivas estaciones en cada uno, con sus 365 días en ellos y sus ocho mil setecientas sesenta horas. No obstante, Anya padeció aquel tiempo en sus carnes, como si le transcurriera toda una vida ante sus ojos. 

Observó con la mente perdida como los copos caían sobre su ventana, derritiéndose ante el primer contacto con su hogar. La chimenea crepitaba con torpeza, ni siquiera había tenido fuerzas de salir a por leña. Viviendo allí se había dado cuenta de lo poco que soportaba el frío, lo odiaba. 

Sorbió del café entre sus manos, anhelando porque aquello tibiara un mínimo su cuerpo. Tiritó, acurrucándose con necesidad entre las mantas. Nada calentaba su cuerpo, porque su corazón estaba tan frío como la nieve que caía sobre su jardín. Era vasto y hermoso, y se perdía con la unión de un bosque tan extenso que cruzaba más allá del horizonte. Quizá era aquello lo único que le gustaba de vivir allí, no había nadie que la molestara, pero tampoco nadie que retirara sus lágrimas cuando tenía una pesadilla, aunque, en realidad, no eran suyas. 

La fatiga de su cuerpo se esfumó al oír el ruido de un motor. Se puso en pie, dejando el café y las mantas a un lado. Perdió todo el frío del cuerpo. Tomó el rifle apoyado en la estantería, sus libros favoritos estaban meticulosamente expuestos allí. Un coche se detuvo ante su porche, voces incomprensibles surgieron de él. El nombre de Stryker parpadeó en su cabeza, cubriendo todos sus pensamientos. El miedo se le había pegado al cuerpo desde que supo qué le ocurriría en 1977, y había permanecido huyendo de tal destino desde entonces. 

Unos pasos se detuvieron en la puerta. Subió el rifle. No había disparado jamás, pero no era muy difícil fallar cuando estaba a un metro de distancia. No tembló ni la mitad de lo que lo había hecho por culpa del frío cuando acercó el dedo al gatillo. Unos nudillos repiquetearon contra la madera. El corazón se le aceleró, le estallaba bajo las costillas como una bomba de relojería. Hubo una brisa, y una figura apareció tras su espalda.

— ¿Qué estás haciendo? —le susurraron al oído.

Anya disparó, aterrada. La bala atravesó la puerta. 

HER SWEET KISS ⎯⎯ ᴡᴏʟᴠᴇʀɪɴᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora