23 | el chico perfecto

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El domingo por la mañana, Jeongin llegó a su casa con el corazón pesado. Saludó a su madre al entrar.

—Hola, mamá.

Su madre, ocupada en la cocina, le devolvió el saludo con una sonrisa cálida.

—Hola, hijo. ¿Cómo te fue el fin de semana?

Jeongin trató de sonreír, pero la tristeza en sus ojos era evidente.

—Bien, supongo.

Su madre notó el tono en su voz y se acercó, preocupada.

—¿Estás seguro? Pareces un poco apagado...¿Sucedió algo?

Jeongin suspiró y se dejó caer en una silla.

—Es complicado, mamá...

Su madre se sentó a su lado y le tomó la mano.

—¿Quieres hablar de ello?¿Pasó algo con Hyunjin?

Jeongin asintió lentamente y comenzó a contarle todo lo que había sucedido. Las palabras salieron con dificultad, pero su madre escuchó pacientemente, sin interrumpirlo.

—¿Desde cuándo te importa?

—Desde que veo a mi hijo mal, ¿Te hizo algo?¿Algo que no querías?¿Te dijo algo...?

—No sé qué hacer, mamá. Siento que todo lo que hice no significó nada para él.

Su madre le dio un apretón en la mano y le sonrió con ternura.

—A veces, las personas dicen cosas que no sienten realmente cuando están confundidas o asustadas. Dale tiempo, Jeongin. Y recuerda que siempre estaré aquí para ti...  Además así está mejor el nunca me agra...

—¿Y crees que no lo se?¿Si quiera estás preocupada? ¿O simplemente estás feliz por qué todo se fue a la mierda?

—Jeongin...

—Quiero estar solo, voy a mi cuarto.

Al llegar a su habitación se dejó caer en la cama sintiendo como su corazón pesaba más.

Entonces...

Todo, se había acabado.

(...)

Pasaron los días y Jeongin parecía ir de mal en peor. ¿Cómo era posible? Al comienzo del ciclo escolar, Jeongin deseaba que Hyunjin ni se le acercara, que lo atropellada un camión, y ahora aquella distancia parecía querer matarlo. El día de la graduación llegó y Jeongin no podía evitar observar a lo lejos al rubio. Mordió su labio, pero Félix lo tomó del brazo para llamar su atención.

—¿Está todo bien? —preguntó Félix.

Jeongin solo asintió y, de reojo, volvió su vista a Hyunjin, sin esperar que esta vez estuviera observándolo.

Luego de la ceremonia, todos parecían felices mientras tomaban fotos con sus títulos. Sin embargo, Jeongin quería largarse de allí lo antes posible. Quizás no era el único que se encontraba mal, ya que Hyunjin estaba peor. Se sentía culpable y con ganas de mandar todo por la ventana e ir a abrazar a Innie, su Jeongin, el chico de cabello rosa que lo había impactado desde aquella vez en el teatro, el chico que casi atropella.

Sin poder evitarlo, Hyunjin se acercó a Jeongin. Este lo miró con ganas de llorar.

—Felicidades —dijo Hyunjin.

Jeongin asintió, respondiendo con voz apagada.

—Igualmente. ¿Vas a la fiesta en casa de Chan?

Hyunjin asintió. Ambos quedaron en silencio, pero en ese silencio se podía sentir cómo ambos querían besarse, abrazarse y tocarse.

Romeo y...¿Jeongin? | HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora