Capítulo 1: Una "nueva vida"

7 0 0
                                    

Narra Alex:

Historias. Es una palabra que utilizamos en reiteradas ocasiones de nuestra vida por ese bonito costumbrismo a tener siempre algo nuevo que contar todos los días y, aunque sea más o menos corta, la solemos denominar así.

Yo, al igual que la mayoría, también tengo la mía, pudiendo ser clasificada como "una chapa larga pero bien argumentada".

Primeramente, mi nombre es Alejandra y tengo dieciséis años. La mayor parte del tiempo me suelen llamar Alex, reconociendo que me agrada bastante. Sin embargo, si en un hipotético caso me llegasen a llamar Alejandra significaría que he firmado mi sentencia de muerte por haber liado algo bastante importante. Físicamente, soy de cabello moreno y rizado, ojos azules, tez blanca, a pesar de que este verano haya conseguido ponerme medianamente más morena, y con una estatura medio-alta de 1.67.

Me he mudado a Madrid en el “meridiano” del verano, dejando toda una vida atrás en Andalucía. Sí, soy andaluza, concretamente de Almería. Aun así, no tengo una forma de hablar muy marcada ya que, además de haber pasado la mayor parte del tiempo ahí con mi madre, también he vivido largas temporadas con mi padre madrileño. Por lo tanto, eso me ha llevado a hablar de manera más neutra, pero eso no me libra de ser descubierta porque algo de
acento siempre se me nota. Mis padres se separaron cuando yo tenía alrededor de diez años y el juez decidió que lo mejor para mi hermana y para mí era quedarnos con mi madre y convivir con mi padre las jornadas vacacionales, claramente compartidas con ella.

Mi hermana mayor se llama Celeste. Ella físicamente es de cabello castaño,
rizado y, al igual que yo, tiene los ojos azules, pero en cuanto a estatura me gana con creces, teniendo la fortuna de medir 1.76. Nos llevamos sólo dos años, siendo ella la primera de ambas en alcanzar el caótico mundo de la mayoría de edad. Al acabar segundo de bachillerato, se mudó a Madrid para cursar la carrera de Filosofía en la Universidad Complutense. Por ese motivo, mi padre se encargó de convencerla de que viviera con él, pareciéndole inconcebible que se gastase el dinero en el alquiler de un piso teniéndolo a él allí. Además, hay que destacar que tiene un apartamento
gigantesco de dos plantas, es decir, lo que se suele denominar como un dúplex. Tiene cinco dormitorios, de los cuales dos son para invitados, sumándole un importante factor: cada habitación tiene su propio baño. Yo eso lo traduciría como una auténtica maravilla.

Ahora, con total seguridad, sé que os estaréis preguntando sobre el cómo acabé mudándome a Madrid también. Muy sencillo. A mi madre la trasladaron de forma repentina aquí ofreciéndole
tanto un mejor sueldo como un puesto superior. Ella es empresaria al igual que mi padre. Por eso mismo siempre he tenido la reiterada idea de que los números avivaron la llama de su amor, pero al parecer las cuentas finales no fueron demasiado satisfactorias para
ninguno. Volviendo a este traslado, a mi madre le ofrecieron un pequeño departamento moderno que cuenta con un despacho, en el que puede trabajar cómodamente desde casa. Pero, teniendo en cuenta que yo sigo siendo una adolescente, no se adapta del todo a mis necesidades espacio temporales. Este fue un hecho decisivo por el que aceptó que viviera con Mario, mi padre, al saber que el suyo contaba con bastante más espacio y que así no tendría que movilizarse de aquel que, para su suerte, quedaba a escasa distancia del de mi padre. Siempre se quedará clavado en mi retina el momento en el que se lo dijo…

                        【Flashback

—Aceptaré encantada que viva contigo al igual que Celeste, pero como me entere de que no las estás cuidando bien vas a saber quién es Carmen Jimena Fernández. —dijo ella apuntándolo con su dedo índice, mientras sus ojos se clavaban en él como si de cuchillos se tratasen.

Par de ojos azulones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora