Te extrañe

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Kotetsu se había retirado poco antes del anochecer a la casa de glicinias, siendo escoltado por un kakushi beta, Kotetsu estaba procesando en sus pensamientos a paso lento, mientras sentía como el atardecer le pegaba los últimos rayos de sol en las nubes, extrañamente el aroma a fermonas del oyakata aún lo mantenía muy relajado como para preocuparse por el encargo de hace apenas unos momentos atrás, claro que no era que no los tomará en serio, claro que tendría que hacerlo, pero si lo pensaba más se pondría nervioso, ahora, le prometió a Kanamori de ni hacer nada que su edad no le permitiera, ¿tener hijos a los 12 era normal?, negativo, de hecho era muy espeluznantemente pequeño para tener un cachorro, apenas había dejado de serlo como para pensar en engendrar uno.

– 「Todos en la cofradía tenemos que hacer sacrificios...」 -Su pensamiento de consuelo, eso era su forma de calmarse para no sentirse agobiado.

Ahora más que nunca tenía una misión importante en su vida, y su familia había prometido servir para la cofradía a sí aunque sus vidas, así fueron en generaciones pasadas, y el no era tan valiente o fuerte como Muichiro o Tanjiro como para ser cazador, la herrería le hacia ser muy torpe segun las criticas destructivas de Haganezuka y su unica virtud era su ingeligebcua y astucia para reparar y costruir cosas, ser un omega nunca era una justificación hacia su falta de aparente talento para la cofradía, y si ahora podía serlo pero con la misión en la cofradía sea permanecer la sangre Tokito en su vientre, sin dudar tenia que aceptarlo.

– Señor Kakushi? -Kotetsu levanto la mirada al ver que la luz de la linterna de vela se apago adelante suyo, notando que el Kakushi ya no estaba.

El omega de olor manzanilla con miel miró hacia delante confundido al no ver al Kakushi, más que esa misma vela apagada en el suelo, ya estaban a medio camino de la casa de glicinias y la luz del dia se habia ido, ¿por qué lo habrá dejado solo?, ¿a donde se fue?.

– ¿D-dónde esta? -Pregunto un poco asustado mirando a todo su alrededor retrocediendo un poco.

Su piel se erizo al escuchar como unos pasos se detuvieron detrás suyo y unas manos lo tomaron por detrás, estaba preparado para gritar y patalear, pero se detuvo en seco al oler rapidmamente el olor, que lo hizo abrir los ojos cono platos, aparte de que sj mascara fue retirada muy rápido, si no fuera que identificó rápido el aroma de esas manos.

– Bu, ¿me extrañaste? -Dijo una voz calmada cierto omega de olor pino y brisa nocturna, haciendo que el menor girará la cabeza para mirarlo.

La sangre tibia del omega en seguida se calentó por aquella broma de mal gusto por parte del alfa de mechas azules, fruciendo el seño y mirándolo directamente, cambios hormonales, sip, esos cambios hormonales y emocionales frenéticos.

– ¡MUICHIRO, NO SEAS IDIOTA, ME ASUSTASTE! -le grito con claro enojo por los segundos de miedo y desesperación que le hizo sentir.

Muichiro lejos de preocuparse se acerco a al cara del más joven, besando sus mejillas que estaban coloradas por el enojo, soltando algo de fermonas para calmarlo.

– Y-yo.... -No pudo decir mucho más pues su color de enojo, paso a uno de vergüenza y cariño

– Yo también te extrañe-Dijo con una dulce sonrisa el alfa de pelo negro largo.

Hubo unos segundos donde los dos se miraron, suficiente para que el pilar de la niebla besara por primera vez, de forma cariñosa y algo lenta, haciendo que el agarre tenso del omega se relajará lo suficiente para poder darse la vuelta y corresponder al beso del alfa.

El suave beso acabo cuando el omega sintió que la mano del pilar subió por su espalda cerca de su cuello.

– Muichiro... ¿Dónde está el Kakushi? -Preguntó algo nervioso mirando a todos lados.

Unión por compatibilidad [Muitetsu] <Concluida>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora