"Lee Minho era de los que nunca jugaban limpio, en especial cuando se trataba de Felix, su ex omega.
Pero cuando Felix se mudó al otro lado del país, lo persiguió, dispuesto a recuperar su amor... por todos los medios posibles."
•Omegaverse.
•Minho...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No importaba cuándo o dónde lo viera, P Lee Minho era el alfa más guapo que ningún otro para Felix.
Incluso vestido de manera informal con un pantalón claro y una playera tipo polo, seguía siendo la representación de todo un alfa. Y con la piel bronceada, la cara bien perfilada, ojos color miel y labios gruesos, Lee Minho sería capaz de enloquecer a cualquiera, Felix lo sabia.
Antes de convertirse en productor y director, había sido actor. Cuando era actor, Minho era considerado un rompecorazones, para muchos seguía siéndolo.
Sabiendo que eran el centro de atención, Felix se puso de puntillas para darle un beso en la mejilla.
—Hola Minho. Me alegro de volver a verte.— Hablo Felix fingiendo.
—Lo mismo digo, cariño.—
Felix tuvo que disimular su enojo al verlo ahí, en su territorio. Minho sabia que le gustaba pasar el verano en los hampton, un lugar al que él no solía ir porque tenia mucho trabajo en California.
—Estoy seguro de que podemos hacer algo mejor.— Le susurro Minho tomándolo entre sus brazos para besarlo.
Felix escucho el clic de una cámara e imagino que Marie estaba tomándoles fotos con su celular. Y aunque quería apartarse, su omega y su voluntad no podían. Minho se apartó, dejándolo mareado. ¡Y con todos mirando!
—Tenemos que hablar.— Le dijo Felix con las hormonas alborotadas.
En cuanto salieron de la carpa se giro hacia Minho borrando la sonrisa falsa de sus labios.
—¿Se puede saber por qué me has besado?—
Minho sonrió y, al ver el hoyito en su mejilla, Felix tuvo que apartar la mirada.
—Porque quería hacerlo. Además tú me has besado primero.— Contesto con tono arrogante.
—Solo era un saludo amable.—
—Y yo te lo he devuelto.—
Felix dejo escapar un bufido de irritación, se estaba poniendo difícil, algo que hacía muy bien.
—¿Que estás haciendo aquí? Llegamos a un acuerdo: yo puedo vivir en los hampton...
—Mientras yo este en California.— Termino Minho la frase por él. —Pero acabo de firmar un contrato en Nueva York y voy a estar por aquí durante un tiempo. Vamos a tener que compartir la casa.—
Minho sintió la tentación de volver a besarlo para borrar el gesto de sorpresa de su cara. Saber que lo había dejado sin palabras era satisfacción suficiente, pero si las miradas mataran él ya estaría muerto.
Intentando controlar todas las emociones que experimentaba siempre que estaba con Felix, le dijo:
—Claro que puedes marcharte cuando quieras. Te aseguro que lo entendería.—
Esa sugerencia lo enfadaría aún más porque sabía cuanto le gustaba a Felix pasar los veranos en los hampton. Esa era la razón por la que habían comprado la casa.
Pero si Felix pensaba que iba a permitir que durmiera con alguien más en su casa, estaba completamente equivocado.
—¿Cómo te atreves?—
Soltó Felix enfadado, su olor intensificándose, mientras se ponía rojo del enfado.
Minho no pudo evitar una sonrisa. Una vez le habían encantado los retos que le lanzaba Felix, especialmente en la cama.
—Cuidado, hay gente mirando.— Le advirtió. —Tal vez sería mejor seguir fingiendo como antes con Marie.—
Felix lo miro con lo que podría parecer una sonrisa amistosa, pero en realidad le estaba enseñando los colmillos.
Seguía siendo el omega más hermoso que había visto nunca. El conocía a muchas y muchos omegas guapos, pero cinco años antes, cuando Felix se presentó a un casting para una película suya, supo que aquel omega podría robarle el corazón a cualquiera.
Dentro o fuera de cámara, Lee Felix daba sentido a la expresión «Radiante».
—Enserio tenemos que hablar Minho.—
Minho se encogió de hombros fingiendo desinterés. Felix lo había tenido comiendo en la palma de su mano una vez, eso no volvería a ocurrir.
El sería el primero en admitir que aún le costaba aceptar que Felix empezara la separación, pero seguía siendo un alfa y si seguía mirando esos preciosos ojos azules recordaría cosas que no quería recordar. Por ejemplo, como se oscurecían cuando llegaba al orgasmo.
—No, no tenemos nada que hablar. Cuando me dejaste lo dijiste todo. Y ahora, si no te importa, el partido está a punto de empezar.—
Y después de eso se dio la vuelta dejándolo con la boca abierta.
Felix apretó los dientes, estaba furioso, mientras salía de la finca siete robles. Después del beso, sin duda los rumores sobre una posible reconciliación empezarían a circular de nuevo y eso ya era demasiado.
De modo que, fingiendo una gran jaqueca, subió a su Range Rover y tomo la carretera que lo llevaba hacia la casa.
Era una preciosa tarde de Julio, pero dudaba que Minho supiera que le había estropeado el día. Seguramente lo había hecho a propósito y eso demostraba lo egoísta que era.
Minho no había querido entenderlo nunca. No había entendido lo que le contó sobre el matrimonio de sus padres: ambiciosos por triunfar a toda costa en su trabajo. Esa misma dedicación a su trabajo los había aislado el uno del otro hasta que por fin se divorciaron.
Felix quería una relación diferente pero al final había conseguido lo mismo.
Suspirando, admiro el precioso paisaje, lamentando tener que irse cuando había llegado el día anterior. Sus añoradas vacaciones de verano se habían ido por la ventana... se preguntó entonces qué clase de proyecto tendría Minho en Nueva York. Pero eso no era asunto suyo, se dijo.
Lo que Minho hiciera con su vida ya no le importaba.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.