Still mine [Minlix]

06

—Veo que sigues aquí.—

Felix apretó los labios antes de darse la vuelta. Minho había dicho que iba a ver el partido de polo, de modo que no lo había esperado tan pronto.

Pero al menos había tenido tiempo de vestirse y empezar a preparar la cena.

—Ya te dije que pensaba quedarme. Me merezco unas vacaciones, de modo que puedes hacer dos cosas.—

Minho alzo una de sus cejas incrédulo.

—Ah si, ¿Que cosas?—

—Puedes llamar a la policía para que me detengan, lo cual sería de gran interés para la prensa, o puedes dejar que me quede.—

Minho estuvo a punto de reírse en su cara. ¿Hablaba enserio? Antes de que pudiera decir algo Felix continuó hablando.

—Esta casa es lo bastante grande como para que podamos compartirla.—

Felix estudió su expresión para intentar averiguar cuál de las dos opciones prefería.

—La segunda provocaría tantas habladurías como la primera.— Dijo Minho.

En eso tenía razón. Desde que le dio las gracias públicamente cuando recibió el Oscar, las revistas insistían en la posibilidad de una reconciliación y los paparazzi los perseguían, decididos a descubrir si los rumores eran ciertos.

Es por eso que a su representante se le había ocurrido la brillante idea de hacer las cosas aún más interesantes incluyendo a Seonghwa.

—Estoy seguro de que Minji lo entenderá.— Dijo Felix, irónico.

Por supuesto, no lo entendería, pero le importaba un bledo.

Kim Minji llevaba años detrás de Minho y no había perdido el tiempo al saber que estaba libre.

—¿Y Seonghwa qué?— Le preguntó Minho. —¿Es una pareja comprensiva?—

Sabía que quería intimidarlo con esa mirada ardiente, pero a Felix no le hizo gracia la punzada de deseo que provocó. Ni los recuerdos que evocaba. En resumen, Lee Minho podía hacerlo sentir como ningún otro alfa.

—Debe ser algo serio si tienes que pensártelo tanto.— Hablo con tono serio.

Felix parpadeó al darse cuenta de que esperaba una respuesta mientras el estaba pensando que Minho aún podía dejarlo sin respiración.

—Si, Seonghwa es muy comprensivo.— Dijo por fin.

Dejaría que Minho se preguntase qué decía eso sobre la seriedad de su relación.

Aunque no había tal relación.

Felix se volvió para mirar los panecillos que había metido en el horno y, por el rabillo del ojo, vio que Minho tragaba saliva.