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—Te deseó tanto Felix

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Te deseó tanto Felix.— soltó Minho entre sus labios.

Habían llegado al balcón, Felix estaba aun entre los brazos de Minho, robándole el aliento con sus labios. Era un beso fuerte, sus dientes chocaban pero a ninguno de los dos le importaba.

Felix respondió con un gemido, separándose de Minho solo para que ambos pudieran ver el deseo en sus ojos.

Felix estaba sonrojado, sus ojos oscuros y brillantes enfocados en lo que deseaba, Minho. Minho se puso duro tan solo de ver en ese estado a Felix, pero el no se quedaba atrás. Sus ojos también estaban oscuros, sus colmillos expandiéndose, sus ojos viajando entre el cuello y boca de Felix.

Habían hablado sobré enlazarse, Minho quería morder a Felix, marcarlo y reclamarlo como suyo, pero debían ser sensatos y la verdad es que aun eran jóvenes. Resistiendo el picor que sus colmillos le daban, volvió a besar a Felix, demostrándole cuanto lo deseaba.

El miembro de Minho se tallaba entre las nalgas de Felix mientras ambos soltaban un gemido. La entrada de Felix estaba lista para él, Minho le mordió el labio inferior y se introdujo en él al mismo tiempo.

Felix abrió la boca pero no salió ningún sonido, Minho soltó su labio y bajo dándole besos desde el mentón hasta su cuello. Respiro su olor y se empezó a mover fuerte, duro, como a ambos les gustaba.

Las manos de Felix recorriendo todo el cuerpo de Minho mientras lo atrapaba con sus piernas como si se fuera a ir.

Felix apretó las piernas y Minho soltó un gemido.

—Joder, cariño...—

Lo alabo Minho ante su movimiento, mientras seguía entrando y saliendo sin intención de parar.

Minutos después los ojos de Felix estaban rodeados de lágrimas de placer, su cabeza hacia atrás mientras Minho simulaba mordidas.

Ho-Hoonie...— Gimió Felix demostrando cuanto le gustaba lo que estaba haciendo.

Él continuó dando mordidas inocentes en su cuello, si aun no podía marcarlo permanentemente por lo menos dejaría marcas para que los otros alfas supieran que ese omega era suyo.

Felix reclamo su atención besándole la mejilla, Minho volteó poniéndole toda su atención.

—Te amo.—

Soltó Felix justo cuando Minho tocaba su punto de placer. Minho sonrío mostrándole sus colmillos y volvió a besarlo fuertemente.

El cuerpo de Felix empezó a temblar entre sus brazos, anunciando su orgasmo. Minho lo observo, como si admirara una obra de arte. Y eso era Felix ante sus ojos. Sin parar de moverse encontró su propia liberación.

Su nudo creciendo dentro de Felix mientras Minho mordía levemente su cuello para terminar sus marcas hechas antes.

Salió de él solo para llevarlo hacia la cama, Felix se acurrucó contra el susurrándole un «Te amo» de nuevo, mientras lo atrapaba con sus piernas para después quedar ambos dormidos.

Eso había pasado ese día en los Hampton no podía imaginar lo que le esperaba los próximos días.

Cuando le llegara su celo.

¿Felix?— Susurro Minho. —He llamado a la puerta, pero no contestabas.—

Felix se encontró con un par de ojos oscuros y sensuales. Sus labios estaban tan cerca que sólo habría tenido que levantar un poco la cabeza para besarlo... Y ese olor suyo, tan particular, tan único, era como un asalto letal a sus sentidos.

Nervioso, apretó los labios y cerró las piernas, intentando contener la oleada de deseo.

—¿Que haces aquí?— Le preguntó, con voz ronca.

—Te he llamado varias veces, pero no contestabas.—

Felix se incorporó, obligándolo a apartarse un poco.

—¿Y por qué estabas llamando a la puerta de mi dormitorio cuando te he dicho que estaría aquí, en el balcón?—

—Porque necesito mis cosas. Pensé que podría sacarlas del armario sin molestarte, pero...

—¿Pero qué?— Le pregunto Felix alzando una ceja.

Minho sonrió, esa sonrisa podría matarlo algún día.

—Te he oído pronunciar mi nombre en sueños.—

Felix intentó no mostrar emoción alguna mientras se levantaba de la silla. No sabía qué decir, de modo que no dijo nada.

¿De qué serviría negarlo? Era más que posible que hubiera pronunciado su nombre porque estaba pensando en él.

—Saca tus cosas del armario.— Le dijo, apoyándose en la barandilla para mirar el mar.

Al saber qué estaría pensando en ese momento, seguramente estaría buscando la manera de meterse en su cama.

Giró un poco la cabeza y, de inmediato, sus pezones se endurecieron al notar cómo lo miraba. Su cuerpo reaccionó rápidamente y se maldijo interiormente porque sabía que Minho lo notaba, mas por sus olores y su ahora miembro duro.

Se había puesto uno de esos shorts para nadar cortos que se ajustaba a su trasero... Y Felix sabía muy bien cuánto le gustaba a Minho esa parte de su anatomía.

También solía decirle cumplidos sobre sus piernas y en aquel momento estaba mirándolo de arriba abajo, concentrándose en la zona intermedia.

Y no hacía el menor esfuerzo por disimular su interés.

Felix sabía que ya se podía ver lo que le provocaba a su cuerpo, su excitación.

—¿Algún problema?— Soltó Felix para calmar un poco el ambiente y su cuerpo.

Minho lo miró y, al reconocer el brillo de sus ojos, Felix sintió que su cuerpo sucumbía de nuevo sin su consentimiento.

—Ningún problema si tú no lo tienes.—  Replicó él.

—No lo tengo.— Dijo volviéndose de nuevo. —Seguro que no necesitas mi ayuda para hacer la maleta.—

Se mordió la lengua e hizo una mueca, demasiado tarde se dio cuenta de que había dicho la frase equivocada. La misma frase que pronunció el día que Minho se marchó de su casa en Malibú.

—Tienes razón.— El tono de voz y olor de Minho había cambiado completamente. —No necesité tu ayuda entonces y no la necesito ahora.—

Felix cerro los ojos y se maldijo de nuevo. El olor que había en el lugar ya no era de excitación. Antes de que pudiera decir algo mas, escucho a Minho moviéndose dentro del cuarto.

Felix solto un suspiro y negó con su cabeza mientras se concentraba de nuevo en la vista del mar y el atardecer.

Felix solto un suspiro y negó con su cabeza mientras se concentraba de nuevo en la vista del mar y el atardecer

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Still mine [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora