"Lee Minho era de los que nunca jugaban limpio, en especial cuando se trataba de Felix, su ex omega.
Pero cuando Felix se mudó al otro lado del país, lo persiguió, dispuesto a recuperar su amor... por todos los medios posibles."
•Omegaverse.
•Minho...
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Felix tomaba el camino que llevaba a la casa. Recordaba la primera vez que Minho lo llevo a los Hampton, prometiéndole que pasarían allí las vacaciones todos los años. Felix había ido todos los veranos, pero Minho siempre estaba demasiado ocupado y su trabajo era lo primero.
Mientras bajaba de su camioneta se preguntó si pensaría llevar a Minji a la casa.
¿Pasaría más tiempo con su nueva pareja del que había pasado con él?
Furioso cerro de un portazo. Cuando llego el día anterior estaba relajado y contento, pero ahorita podría estrangular a alguien.
Subió al segundo piso a toda velocidad, decidido a hacer sus maletas y estar a kilómetros lejos cuando terminara el partido porque sabía que Minho no se iría a un hotel. Le daba igual que Felix hubiera llegado antes.
Pero cuando entró en el dormitorio se detuvo de golpe. Minho había dejado su maleta sobre la cama.
¿Se habría sorprendido al ver que sus cosas también estaban ahí?
Desde luego, no había perdido el tiempo buscándolo para avisarle de su presencia. Y además lo había besado. Felix se llevó un dedo a los labios, notando la impresión aun de los de su ex alfa.
Cuando abrió el armario y vio la ropa de Minho colgando al lado de la suya tuvo que tragar saliva. Ver eso le recordaba lo felices que habían sido una vez... enojado, aparto la ropa de su ex alfa y tomó un par de ropa que tiro sobre la cama.
Iba a buscar su maleta cuando de repente, se dio cuenta de que estaba dejando que Minho le estropeara las vacaciones.
¿Por qué tenía que ser Felix el que se marchase?
Estaba cansado de correr durante un año, después de la separación había hecho todo lo posible para no encontrarse con Minho. No acudía a fiestas ni iba a los sitios a los que solían ir juntos, de modo que se quedaba en casa cuando no estaba trabajando.
Prácticamente se había convertido en un recluso y ahora quería pasarlo bien.
¿Por qué iba a dejar que Lee Minho le estropeara sus vacaciones cuando claramente era él quien debía marcharse?
De repente supo lo que debía hacer. Era hora de que el prestigioso alfa Lee Minho probara una cucharada de su propia medicina.
Haría lo imposible para que no pudiera resistirse y cuando creyera que lo tenía donde quería, en la cama, lo dejaría con las ganas.
Felix sonrió.
La venganza nunca sería más dulce.
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Minho entró a la casa, cerró la puerta y observó alrededor. Le había sorprendido ver la camioneta de Felix estacionada afuera porque esperaba que a estas alturas se hubiera ido ya.
Marie lo buscó durante el partido para decirle que su ex omega se había marchado porque tenia un fuerte dolor de cabeza. Minho, por supuesto, había tenido que marcharse rápida e inmediatamente fingiendo estar preocupado, aunque sabía que Felix había usado el dolor de cabeza como una excusa para desaparecer.
Lo escuchó moverse en el piso de arriba y pensó que estaría haciendo sus maletas. Seguramente no quería esperar ni un minuto más para volver donde fuera que había estado escondido durante los últimos meses.
Minho decidió despedirse de él antes de volver a siete robles, con la esperanza de ver el final del partido, pero cuando empezó a subir las escaleras le llego el aroma de Felix.
Un aroma que Minho conocía muy bien y que solo Felix tenía. Era una mezcla de su colonia favorita y su olor natural de omega.
Minho amaba el olor natural de Felix, le recordaba el mar, al igual que sus ojos. Y aunque Minho no era bueno nadando, siempre había amado el mar, al igual que a Felix.
Suspirando, metió las manos en los bolsillos del pantalón. Pensar que aquella sería la primera vez que estuviera en la casa sin Felix lo entristeció. Pero ya era lo suficientemente grande y podría soportarlo. Así que sacudió la cabeza y volvió a tomar el control.
No quería que Felix llegara a percibir su olor y pensara que era por él, aunque de cierta forma no estaría equivocado. Además, Felix ya le había hecho suficiente daño y dudaba que pudiese perdonarlo por hacerle creer que existía el amor verdadero para demostrarle después que no era así.
Había dejado de intentar imaginar en qué momento empezaron a separarse. Él sería el primero en admitir que trabajaba demasiadas horas, pero lo hacía con la intención de conseguir un respaldo económico suficiente como para no tener que trabajar toda la vida.
Aunque Felix ganaba mucho dinero con su trabajo como actor, Minho era su alfa y se creía en la obligación de darle todo lo que pudiera necesitar. La carrera de un actor tenía muchos altibajos y, aunque en aquel momento le iba bien, su intención era que nunca tuviera que preocuparse.
Habían hablado sobre unirse como uno mismo. Minho no dudaba en que era su omega y quería marcar a Felix.
Incluso planearon formar una familia, pero Felix no había entendido que asegurar el futuro de sus hijos era importante para él. Tal vez porque su ex omega no había crecido rodeado de pobreza.
¿Qué tenia de malo en intentar asegurar el futuro de ambos?
Minho seguía sin entenderlo y cuanto más lo pensaba más furioso se ponía.
Había construido su mundo alrededor de Felix.
Felix era lo único que importaba y todo lo que hacía lo hacía por él, pero Felix no lo había entendido. Y ahora era un hombre con la vida destrozada, aunque haría lo que fuese para que Felix no lo supiera.
Minho llegó al dormitorio y, sin molestarse en llamar, abrió la puerta.
Y se quedó helado.
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