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—Pensé que ya estabas en Nueva York

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—Pensé que ya estabas en Nueva York.—

Minho levantó la mirada y estuvo a punto de atragantarse.

Felix llevaba un traje de baño diminuto que dejaba al descubierto sus fabulosas piernas y ni hablar de su trasero, el pecho descubierto y en la cabeza unas gafas de sol obscuras que le atrapaban sus cabellos mas largos.

Incluso a esa distancia le llegaba su olor a omega.

Le molestó que aún pudiera ponerlo tan nervioso, pero la noche anterior había dejado claro cómo estaban las cosas entre ellos.

Por supuesto, el sexo nunca había sido un problema: el problema había sido que Felix no quería creer que era lo más importante en su vida.

Lo que más le dolía era que no le hubiera dado una oportunidad de solucionarlo. En cuanto los medios de comunicación supieron que habían terminado su relación empezaron a publicar cosas que no eran ciertas y que habían dificultado aún más una posible reconciliación... Pero mirándolo ahora le costaba recordar los problemas que tenían.

Felix era el omega más hermoso y más deseable que había visto en toda su vida.

Pero siguió desayunando como si no pasara nada. Era eso o hacer alguna estupidez como levantarse para tomarlo entre sus brazos y besarlo hasta que los dos se quedaran sin aliento.

—Pensé que ya estarías en Manhattan.— Insistió Felix.

Suspirando, Minho levantó su taza.

—Siento decepcionarte, pero pienso hacer gran parte del trabajo aquí.—

—Ah.— Murmuró Felix, sirviéndose una taza de café.

—¿Vas a la playa?—

¿Por qué tenía que estar tan sexy por la mañana?, se preguntó.

Pero Felix siempre había sido así, le gustaba estar guapo y presentable a todas horas. Y a él le gustaba despertarlo, borrar las sombras del sueño de sus ojos mientras le hacía el amor...

—Sí, eso pensaba hacer. Pero antes voy a nadar un poco en la piscina.— Contestó Felix, tomando un sorbo de café. —Sigues haciendo un café estupendo.—

Minho sonrió mientras se levantaba de la silla.

—Y no es lo único que hago bien.—

Felix tragó saliva, con el corazón acelerado cuando Minho se acercó, un alfa determinado y peligroso. Y pensó lo mismo que había pensado el día que lo conoció: el alfa Lee Minho sería capaz de excitar a cualquiera.

«Concentrate, Felix, concéntrate. Tienes que recuperar el control».

—¿Te ha llamado ya Minji?—

—¿Por qué debería llamarme?—

Felix se encogió de hombros.

—Ha salido una fotografía nuestra en la portada de la revista People.—

Still mine [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora