Azul

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"Yo no sé si me extrañó, si al final me perdonó
Sólo sé que ya no está"

El bullicio de la fiesta inundaba el apartamento, una cacofonía de risas, música y conversaciones animadas que celebraban el vigésimo cumpleaños de Gojo Satoru. Rodeado de sus amigos más cercanos, Gojo se dejaba llevar por la alegría del momento, su risa resonando por encima del bullicio general. Sin embargo, en medio de la celebración, su mirada se desvió hacia la ventana, donde una figura solitaria observaba la escena desde la distancia. Suguru Geto, su mejor amigo, su confidente, se mantenía apartado del jolgorio, como si una fuerza invisible le impidiera unirse a la celebración.

Intrigado por la inusual melancolía de Suguru, Gojo se excusó de la fiesta y se dirigió hacia él. Lo encontró sentado en el borde del tejado, la mirada perdida en el manto estrellado que se extendía sobre ellos.

— Feliz cumpleaños, Gojo — dijo Suguru, su voz seria, desprovista de la alegría que caracterizaba al cumpleañero. — Decidí traerte tu regalo en privado.

Llevándose la mano al bolsillo, Suguru sacó una pequeña caja de madera tallada y se la entregó a Gojo. En su interior, descansaba un sencillo collar de plata, adornado con una piedra azul que brillaba con una intensidad hipnótica. Gojo lo tomó con delicadeza, sus dedos rozando la superficie pulida de la piedra. Una oleada de emoción lo recorrió al comprender el significado detrás de aquel regalo.

— Sé que parece una tontería — continuó Suguru, su mirada fija en el collar que Gojo sostenía entre sus manos. — Pero esta piedra... me recordó a tus ojos. Ese azul intenso, capaz de ver a través de cualquier barrera, incluso las que construimos en nuestro interior.— Hizo una pausa, sus palabras cargadas de una emoción que Gojo no podía descifrar del todo. — Quería que... que siempre me llevaras contigo, a donde quiera que vayas.

Con un cuidado reverencial, Gojo se colocó el collar. La piedra fría se posó sobre su piel, transmitiéndole una sensación de calidez y seguridad que lo conmovió hasta lo más profundo de su ser. Al alzar la vista hacia Suguru, se encontró con una mirada que ya no podía malinterpretar.

La amistad que siempre los había unido se había transformado en algo más profundo, un sentimiento que hacía latir su corazón con una intensidad desconocida. Sin dudarlo, Gojo se acercó a Suguru, sus labios rozando la mejilla de su amigo antes de posarse sobre los suyos en un beso tierno y lleno de promesas tácitas.

— Gracias por estar siempre a mi lado, Suguru — susurró Gojo, su voz cargada de una emoción que no podía contener. —Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

Suguru correspondió al beso, sus manos entrelazándose en el cabello plateado de Gojo. En ese instante, bajo la luz de las estrellas, sellaron un pacto silencioso, un juramento de amor y lealtad que ni el tiempo ni las adversidades podrían romper.

Desde aquel día, el collar de piedra azul se convirtió en un símbolo tangible de su amor, un recordatorio constante del vínculo inquebrantable que los unía. Gojo jamás se lo quitaba, llevándolo consigo a cada batalla, a cada desafío, como un talismán que lo protegía y le recordaba la fuerza que nacía de amar y ser amado. La piedra, con su brillo intenso, reflejaba la promesa que se habían hecho, un juramento de permanecer unidos, pase lo que pase.

Se Me Fue | Satosugu [[Drabbles]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora