|4|

289 61 7
                                    


Detuvo sus pasos al ya estar en el lugar acordado, busco con la mirada la marca que el simio dejaría para saber que estaba en el sitio correcto. Suspiro al encontrar la equis tallada en un árbol, carraspeo y espero un momento.
Movia los brazos a cada costado de su cuerpo, sus palmas sudaban por los nervios que sentía, no entendía el por qué. Ya hablaban con naturalidad, pero no era fácil aparecer de nuevo y decir que se arrepintió.

Recordó las palabras del simio en su cabeza.

Se puso feliz al oír pasos, acomodo su vestimenta y giro esperando ver al simio, pero se congelo. No era Ojos Azules o Ash, era una persona.
Sus párpados se abrieron por completo, empezaba a asustarse por su presencia.

—No jodas. Eres... una persona real.

Elena miró ambos lados espantada, no sabía que hacer, dio unos pasos hacia atrás.

—Oye, esta bien. No te haré daño —el hombre levantó los brazos cuidando sus movimientos, lo último que quería era espantarla—. Mi nombre es Carver, ¿como te llamas?

Sus oídos captaron el ulular de dos simios, el humano desenfundo su arma al instante de ver dos simios a cada lado de Elena. Ella extendió sus brazos tratando de calmarlo, pero fue puesta atrás por el chimpancé de ojos azules, estaba entrando en pánico. Debía ser una reunión normal, sin nada de armas.

¿Por qué aparecía este hombre ahora?

Ash se adelanto otro paso poniéndose frente a la joven, ella grito del susto y tapo sus oídos por un repentino disparo muy cerca de ella. Los sonidos fueron reemplazados por uno solo y bastante agudo, no distinguía que sucedía ahora.

Su pecho subía y bajaba por la acelerada respiración que tenía, bajo su mirada encontrando el cuerpo del simio a sus pies y una herida en su brazo. No supo que hacer, no podía pensar, unas lagrimas bajaron por sus ojos al ver la herida y la anatomía del chimpancé, intentaba decirle algo.

Quito las manos que cubrían sus oídos y sus párpados se abrieron al oír una voz.

Vete.

Escucho los gritos de Carver a su costado llamando por ella, pero solo movía sus pies con velocidad lejos de la escena, el viento sacudía su cabello y quitaba las lágrimas de sus cuencas.

Corrió. Corrió y corrió.

Hasta ya no escuchar más.

Hasta ya no escuchar más

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Por qué lo hacía?

¿Que buscaba volviendo así?

¿Era peligroso?

Era su fin.

Miró lo que creyó que sería el hogar de los simios, sus piernas temblaban de solo ver tal lugar, por fuera era grande e intimidante. Siguió trepando por el camino, decoraciones que le provocaban escalofríos. Hasta el sonido de las aves lograba espantarla por sonar de repente.

Estaba segura que este era el lugar.

Cruzo una gran entrada hecha de maderas puntiagudas y colgantes, no lograba oír más que sus pasos en el lodo.

Se detuvo.

No eran sus pasos.

Giro lentamente su cuerpo, contuvo la respiración en el momento de ver un gorila frente a ella, se levantaba en sus patas traseras mostrándose más grande.

—Yo... —sus palabras no salían. Le daba miedo de solo verlo— Busco a Ash. ¿Logras... entenderme?

Recibió de su parte un gruñido. Comenzó a retroceder de a poco, el animal se acercaba demasiado.

—Yo estuve... —miro un segundo atrás cuidado de donde pisaba. Regreso sus ojos al frente— Él esta herido, quiero saber si esta bien —levantó su brazo—. Ash.

Dijo su nombre en señas como el simio le mostró, se alarmó por ver el cuerpo del gorila correr hacia ella, sus pies derraparon en el lodo cayendo sobre su espalda.
Sintió su cuerpo posarse sobre el suyo y su grito se mezclo con el rugido del gorila sobre ella.

Dejo de sentir el peso del animal sobre ella, no dudo en retroceder con sus brazos, poco el importo mancharse de tierra todo el cuerpo. Su espalda se apoyo en una madera que formaba parte de la entrada. Un simio se encontraba en frente del gorila, calmo su respiración al distinguir quien era.

—¡Ash!

Sus ojos verdes se posaron en ella, regreso con el gorila y golpeo su propio pecho antes de ir a donde se encontraba. La ayudó a levantarse dándole su mano como apoyo y fue guiada al interior.

Vio hacia atrás una última vez, el gorila los estaba siguiendo dándole una mirada seria a ella. Elena decidió ignorarlo, entonces comenzó a oír diferentes ululares de simios, los mismos que los seguían a ambos desde lo alto.

Se lleno de sorpresa por ver el gran hogar, había más de cien simios, orangutanes y gorilas por su alrededor, todos los ojos estaba puestos en ella. Y como no estarlo, era la única humana en medio de animales.
Ash libero su mano ganando su preocupación, volvió a ponerse de nerviosa, busco al simio con la mirada. Se abrazo ella misma al verse rodeada de simios, la miraban con bastante curiosidad y tocaban sus piernas.

—Oye, Ash...

Volteo pensando que estaría cerca, pero brinco del susto al encontrar otro con cicatrices en toda su cara. No sabía que decir, cubrió sus oídos de nuevo por el fuerte sonido que hacían.

Entonces todo se volvió silencio.

Levantó la mirada a una gran roca, un simio de ojos verdes tenía su mirada en ella. Ya sabía quién estaba al mando de este lugar.

_______________

Ash. Proteger. Esposa.

No olviden votar y comentar!
☆★

Freckles | 𝘼𝙨𝙝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora