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No le gustaba.

Él la encontró primero, le dio comida y manta, estuvo con ella todos los días.

¿Por qué ahora solo estaba con él?

Elena iba junto a César en su caballo, se agarraba de su torso mientras le decía algo con una sonrisa, esa sonrisa debía ser para él. No tenía porque recibirla el padre de su amigo, le molestaba bastante, Ash quería que la humana fuera con él en su caballo.
Se encontraban guiando a las demás personas hacia la presa, habían sido permitidos para trabajar en ella y luego irse. Aunque el simio seguía molesto.

Elena debía ir con él, pero no detrás suya como un extra, la hubiera sentado en frente para poder verla, esa sonrisa en sus labios, el brillo en sus ojos, oler su cabello, dejar que ella guiará el caballo como quisiera.

No atrás como la llevaba César. Resoplo al verla soltar una risilla, Ojos Azules noto como su mejor amigo dirigía su mirada a otro lado molesto. Guió a su corcel hasta su lado, cuidando que su pequeño hermano no caiga de sus brazos, su presencia llamó su atención y habló.

¿Que te tiene molesto?

Ash solo apunto al frente. El de mirada azulada siguió su mano y paro en su padre que hablaba con la humana, también le resultó extraño. No hace mucho su padre la había echado de la Aldea y ahora parecían conocidos de años. Volvió hacia Ash y contestó.

Seguro discutir temas de donde ir ella. Si ciudad humana o con simios.

—¡Ella debe estar conmigo! ¡Yo la encontré! Me pertenece. —espeto el primate con claro enfado. Movía sus manos con firmeza y entrecejo fruncido, Ojos Azules también se encontraba del mismo modo, aunque con el grupo humano en general. No le agradaba que anduvieran cerca de su hogar y menos con su familia.

Pero no podían hacer nada. Debían seguir las órdenes de César.

Cuando llegaron al lugar indicado, Ash seguia observando lo suyo, sentía un malestar en el pecho, analizaba el comportamiento que tenía la humana con el líder de los simios. Movía sus manos de una manera extraña mientras César le seguia hablando.

No fue hasta que el suelo tembló cortos segundos, Elena se sujeto de brazo de César por el temblor, miraba de forma asustada su alrededor. Hasta que Ellie salió corriendo poniendo ayuda, Rocket bajo junto a su hijo, quien fue obligado a ir por solo quedarse parado.

—¿Puedo ir también?

—Mejor. Quedar aquí. —sugirió César. La castaña bajo del caballo con ayuda del simio y se acercó a la entrada de la presa, preocupada por el resto. Temía que alguien saliera herido, incluido Ash y su padre.

En esos cortos minutos fueron suficientes para que Elena diera vueltas en círculos, mordiendo una de sus uñas, impaciente. No paso más ya que escucho gritos de una persona, se hizo aún lado dejando que el tal Carver fuera arrastrado por sus amigos y dejado en una roca, la mujer del grupo busco cosas en su bolso.

Elena observo la sangre en la pierna del sujeto, su respiración se aceleró un poco, era demasiada sangre. Giro sobre sus pies y decidió alejarse unos pasos.

Demasiadas cosas pasaban al mismo tiempo.

Una mano toco su hombro.

—Lo siento, ¿me estabas hablando?

—Estas algo pálida. ¿Te encuentras bien?

Acomodo un poco su cabello y ropa— Si, estoy bien. Gracias.

—¡Alexander, necesito tu ayuda aquí!

Dejo que el joven se fuera y ella volvió a lo suyo, aunque solo tomaba aire lejos de toda esa sangre en Carver. Aunque bien merecido lo tenía por herir a su amigo. Algo salto en su espalda, giro la cabeza a su costado y una sonrisa adorno su rostro.

Freckles | 𝘼𝙨𝙝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora