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¿Hubieron avances?

Ya sabia su nombre, eso era bastante para comenzar. Elena imitaba el mismo movimiento de manos que decía el nombre de Ash, era un comienzo. La castaña guardo silencio al oír el ulular de dos simios, se alejo un poco de la puerta y en segundos su presencia se hizo notar.

—Hola.

—Traer más comida. Para ti.

—¿Cuanto más debemos traerle? Notarán tu raro comportamiento de en la Aldea. —Ojos Azules se comunico con su amigo mediante señas. Sabiendo que la chica no podría saber que decía.

Nadir se enterara. Solo un tiempo más. ¿Que pasa si le hacen algo cuando la llevemos?

—No es correcto mentir. —fue lo último en decir el de mirada azulada y salir de la habitación.

Elena observo toda la escena en completo silencio, algo incomoda al ya creer que eso fue una discusión por sus señas rápidas y ceños fruncido.

—¿Hice... algo malo? Tu amigo se veía enojado —se atrevió a decir ella, mientras dejaba las frutas aún lado. Ash lo ignoro, se sentó a su lado y solo acaricio la piel de funcionaba como una manta para ella—. ¿Ash?

El simio la vio de reojo, sacó los labios con un suspiro de por medio. Se movió apoyando su espalda en una pared y descansar sus brazos sobre ambas piernas, Elena espero que se comunicara de algún modo y tratara de explicarle.

—¿Le molesta que vengas aquí? —dudo en liberar su pregunta. Pero solo ella podía buscar su propia respuesta si el chimpancé seguía mirando a la nada. Recibió un movimiento de cabeza que aclaro sus dudas— Entiendo... —apoyo sus manos sobre sus muslos— No debes venir más aquí...

Al oír su ulular supo que tenía su atención por completo. Siguió hablando.

—No quiero meterte en problemas, puedo irme a otro lado, y así tu amigo ya no estará enojado. ¿Te parece? Puedo buscar comida por mi cuenta, no soy tonta...

No irte. Quedarte aquí. Yo traerte comida todos los días, yo encontrarte. Mía.

—Deja de usar señas. Aun no las entiendo —regaño ella a su amigo—. ¿Que pasa si otro simio me encuentra y no estas ahí para ayudarme? No puedes venir corriendo desde tu hogar solo para ayudarme. Debo irme. Por eso te esperaba hoy...

Sus ojos se desviaron a un costado del cuerpo, la mirada de Ash hizo lo mismo y vio un bolso armado. Confusión apareció en su rostro, volvió con Elena quien ahora evitaba verlo.

—No puedo... quedarme aquí, Ash. Y lo sabes perfectamente. Necesito algo mejor que estar encerrada en una habitación, quiero un cama, un lugar donde bañarme si es posible y sin tener miedo de que un animal me coma.

Ash bajo la cabeza, jugo con un pedazo de cartón tirado en el suelo, ya no quería seguir hablando del tema. Ella busco su mirada al no recibir ningún tipo de contestación, soltó un corto suspiro.

—Lo siento. Te agradezco que le vayas traído comida y una manta todos estos días, pero no puedo quedarme aquí... Lo entiendes, ¿verdad? ¿Ash?

Tuvo el valor de levantar su cabeza por su barbilla, pero fue apartada por un manotazo del simio. Quedó perpleja por su acción, su cejas se fruncieron levemente.

—Sabes que. Pensé que entenderías, pero claramente me equivoque. Quizá me retuvieste aquí porque tenía miedo, pero ahora que somos amigos se que no lo harás de nuevo. Me largo. Gracias por todo. —aunque le agradeció, Ash noto que sus palabras salieron con algo de furia.

Espero un segundo para ver alguna reacción, arrugó su nariz obteniendo lo contrario, recogió sus cosas dejando las frutas traída por el simio. Salió de la habitación y finalmente del local, vio de soslayo a Ojos Azules esperando afuera como siempre.

—Alégrate, me voy. No debes seguir peleando con Ash. Solo quiso ayudarme.

No aguardo a que le dijera algo, solo siguió su camino colina abajo. El simio vio la entrada y observo a Ash salir sin el humor de todos los días. Le consulto que sucedió allí dentro con señas.

Dijo que ya no podía estar allí. Miedo a ser encontrada por alguien de la Aldea.

—Creo que es mejor. Nos íbamos a meter en problemas si alguien la encontraba.

—Era mi amiga. Era bonita.

—Es una humana, Ash. Koba nos dijo que ellos son peligrosos.

Resoplo al recordar como Koba les contó algo sobre los humanos, pero cada palabra con la que describió a la raza humana no encajaba con ella.

Él decía que eran seré crueles, malos, traicioneros, asesinos.

Pero en Elena vio todo lo contrario, era linda, graciosa, y algo tímida. No iba a lastimar a nadie, incluso decidió irse para no causarle problemas.

Vio el camino que la humana siguió, dejaba las marcas de sus pisadas por el lodo húmedo en la tierra. Sus labios hicieron un puchero no muy notorio, fue por el sendero contrario. Ojos Azules lo vio de manera confundida y perdida, no entendía por que le molestaba tanto que ella se fuera.

Lo siguió por detrás, volteo un segundo para ver el lugar donde Elena se fue, luego volvió hacia su amigo.

Resoplo.

Volvió a caminar.

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Elena. Irse. ¿Volver?

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Freckles | 𝘼𝙨𝙝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora