(10) almas rotas

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Ninguno de los dos sabía que hacer o que decir, sus miradas estaban puestas sobre la rosa que brillaba como joya en sus hombros. Era tan grande, brillante y hermosa, como si siempre hubiera permanecido ahí, sobre su piel.

—Namjoon hyung...— murmuró Jungkook con sorpresa, nunca había visto una doble marca en una misma persona.

Era tan extraño pero tan perfecto.

—Vamos Jimin-ah, se hace tarde, tenemos que irnos.— gruño el acompañante del más bajito sin darse cuenta de lo que sucedía mientras sujetaba su muñeca y lo arrastraba fuera del lugar.

—No, espera, espera, el es-

La puerta se cerró tan de repente que hizo salir a Namjoon de su ensoñación, soltó el aire que estaba reteniendo y volteo a ver a Jungkook con la misma sorpresa. No pudo evitar llevar sus dedos hacia el precioso dibujo en su piel, había sido tal vez buena idea llevar una camisa sin mangas ese día.

Las raíces se habían expandido como si estuvieran en un jardín pero así como habían llegado, se habían ido, regresaron a su alrededor de la rosa dibujada en su hombro.

Las raíces no encontraron a su otra mitad y prefirieron ocultarse.

—Esto...

Sus palabras fueron interrumpidas por un cuerpo más pequeño chocar contra el suyo haciéndolo caer hacia el suelo, la sorpresa era mas grande cuando pudo notar quien era el que estaba encima de él.

El agarre en su cintura se apretó y unos cálidos labios tocaron con suavidad su hombro descubierto solo para ver con fascinación como su marca brillaba una vez más.

—Te encontré, mi preciosa Joya, te volví a encontrar...— las palabras del hombre eran suaves como un susurro que eran amortiguadas por sus sollozos.

Estaba llorando, ¿De felicidad o tristeza?.

—Yo... Si, Me encontraste.— respondió de la misma manera que correspondía su abrazo.

—Mi alma gemela, mi otra mitad, me hermosa joya, mi destino...

Namjoon sintió una felicidad tan extraña en su pecho, como si estuviera completo, como si todas las piezas por fin hayan encajado perfectamente en su lugar, donde deben estar.

Se sentía como una noche de primavera con la luna brillando a su alrededor y las flores bailando en su piel, era mágico, tan nostalgico y hermoso.

Todos estaba bien.

Ya no estaba solo.

Por fin volvió a encontrar sus hilos una vez más.

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Fue difícil despedirse de Jimin y Jungkook, ambos se habían aferrado a él con la idea de no separarse nunca más, incluso Jimin ya estaba planeando donde iban a vivir y que lugares iban a visitar, tenía la idea de comprar un departamento más grande para que los tres vivieran cómodamente junto a las mascotas que tal vez a Namjoon le gustaría tener.

Era una idea tan bonita, pero Namjoon tenía algo importante que hacer antes de actuar. No quería hacer lo mismo que Yoongi y actuar a sus espaldas como lo había echo él.

Necesitaba poner un fin, para tener un principio.

—Llegas tarde.— la voz ronca y cansada de Yoongi fue lo primero que escuchó al entrar, el aroma a alcohol era notorio y las botellas rotas en el suelo le daban una señal de lo que había pasado.

—Estuve en el trabajo, estoy firmando un nuevo contrato.— le respondió de manera seca mientras se dirigía a su habitación.

Tomo la maleta que siempre ocupaba para sus viajes y empezó a meter todas sus pertenencias. No podía estar un día más en esa casa con una persona que dijo amarlo.

[ Almas Gemelas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora