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Sthephanie

Mire mi oficina.

Ya tenia mi caja llena de mis pertenencias, no eran muchas pero eran especiales.

Abri la caja fuerte y saque lo mas importante.

Todas las piezas detalladas de el monoplaza de Oscar.

Nadien podia ver esto, solo yo, ni siquiera Oscar.

Tengo que llevar esto conmigo, creo que nadien es de confiar para algo tan importante.

Si los nesesitaban estaban en la computadora, pero no tan detallado.

Yo esto lo hice por mi propia cuenta.

Nisiquiera Zak sabia que yo tenia esto.

Los guarde en la caja y suspire.

Eche otro vistaso.

Mire el pizarron con los dibujos de Oscar.

Tengo ganas de llorar.

Les tome una foto y los borre.

Todo aqui tenia un momento que siempre recordare.

El sofa, el famoso sofa donde Oscar y Lando se peleaban por el, el pizarron donde Oscar hacia sus dibujos cuando estaba aburrido, mi escritorio, mi silla, la alfombra donde siempre le tocaba recostarse a Lando.

Sali de la oficina y cerre con llave.

Camine por el pasillo de cristal con mi caja.

Ya no tenia acceso a la sala de ingenieros.

Que buenos recuerdos.

Sali de la sede y subi a mi auto.

Quiero llorar en mi casa sin que nadien me vea.

Llegue a mi departamento y me tire a la cama.

—Nesesito hablar con Lorenzo—le llame.

—Hola tia Tef—dijo una voz muy adorable.

—Paolo hola, en estos momentos nesesito hablar con papá—pedi aguantando las lagrimas.

—Papá la tia Tef te llama—dijo con un ingles adorable.

—Sthephanie, que pasa—pregunto Lorenzo.

—Me despidieron Enzo—lloriquie.

—Damiano, sal de aqui, ya estoy solo, como que te despidieron.

—Yo arregle el monoplaza de Oscar, y cuando fue a dar una vuelta note algo raro, y le dije a Oscar que me autorizara para mirar que tenia, pero el tonto se nego, y yo no podia quedarme asi, entonces en la noche me quede sin que nadien me viera, lo arregle, si no lo hubiera arreglado Oscar ahorita estuviera muerto o en el hospital muy grave, hubiera explitado, entonces Oscar dio la vuelta de prueba y ya estaba normal, entonces Zak me dijo que no pasaba nada que solo era mi paranoia, y tuve que confesarle que yo me habia quedado en la noche para arreglarlo, entonces el me dijo que habia roto las reglas y que estaba despedida, que no podia hacer nada por mi que tenia que tomar mis cosas e irme—dije sin parar de llorar.

—Mi niña pequeña, no llores, no importa, solo era un trabajo.

—El trabajo de mis sueños Lorenzo.

—Si, pero lo hiciste por el bien de tu novio.

—No es mi novio, y si lo hice, por el, por que en verdad me gusta, estoy enamorada de el, y esto es una cosa inutil, por que todo se acabo, yo traicione su confianza, y hice cosas a sus espaldas, y seguro me odia.

The golden girlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora