The golden girl

25

Oscar

Sthephanie habia exagerado, ya hice las practicas y no paso nada, acabo de hacer la clasificación, y no paso bada.

Yo sabia que todo estaba bien.

Camine por los pasillos del motor home, y mire a Zak discutir con Tefi, me acerque a paso lento y escuche.

—Lo siento, tu no seguiste las reglas, si el piloto nego la autorización no puedo hacer nada por ti, reglas son reglas—dijo Zak tocando su hombro.

No se que me molesto mas, el tono con el que le esta hablando o que le este tocando el hombro.

Me intente acercar mas pero Will me detuvo con una mano en mi pecho.

—No es momento Oscar—me aviso.

Lo mire confundido.

—Yo no iba a permitir que le pasara algo, si no lo arreglaba iba a explotar con el dentro, iba a morir Zak, lo hice por su bien—fijo tefi con la voz cortada.

¿Por que se le corta la voz?

Que alguien me explique.

—Que pasa—quite la mano de Will.

Pero me ignoraron.

—No puedo hacer nada por ti, se que lo hiciste con la mejor intension, pero Oscar no estuvo de acuerdo—Zak cruzo los brazos.

Stheph asintio y se dio la vuelta sin decir nada mas.

¿Pero si me van a decir que pasa o de plano no?

—Zak que paso.

—Incumplio las reglas, la tuve que despedir—dijo con un tono frio dandose la vuelta y llendose.

La noticia me cayo como balde de agua fria.

Quiero llorar.

No se puede ir, no, claro que no.

Camine por los pasillos esquivando gente y toque la puerta de la oficina de tefi.

—Estoy ocupada, vuelve despues—dijo.

Sabia que estaba llorando, se escucha en su voz.

No me importo y pase.

Tenia su mochila puesta, estaba mirando su computadora apagada.

—No te puedes ir—dije acercandome.

Ella no respondio, seguia ida.

—Sthephanie, no te vas a ir, yo me encargo de eso, no te vas—me puse de cunclillas a su lado tomando su mano.

—Yo solo queria salvarte—mire sus lagrimas correr por sus mejillas sus ojos seguian fijos en la nada.

¿Salvarme?

De que o que.

—¿Salvarme?

—Yo, en la noche desarme tu monoplaza y arregle el error que habia cometido, si no lo hacia iba a explotar, e ibas morir—las lagrimas no paraban de salir.

La abraza y ella lloro en mi hombro.

—No te vas a ir, confia en mi—susurre.

Ella estaba aferrada a mi llorando en mi hombro.

—Tranquila, tu te vas de McLaren cuando yo me vaya—dije como una afirmacion.

Y no estaba mintiendo.

Hasta que yo no me vaya, ella tampoco, si yo me voy a otra scuderia ella se va conmigo.

—Ya no hay nada que hacer, rompi las reglas—susurro.