16 | ESTO APENAS COMIENZA

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TAYLOR ORTIZ

El hospital, con sus luces blancas y ese inconfundible olor a pastillas, me resulta más cómodo de lo que quisiera admitir. En este lugar, donde el frío de los pasillos contrasta con la calidez de quienes visitan, me siento extrañamente relajado. Hoy, a diferencia de otros días, hay algo especial en el aire. No es solo otro día visitando a mamá; es el cumpleaños número seis de las gemelas.

Mi madre, aunque fue dada de alta hace unos días, sigue aquí, recibiendo sus terapias. Kimy y yo estuvimos de acuerdo en que, considerando nuestras ocupadas vidas, lo mejor sería aceptar la propuesta de Vaner. Así, mamá podría quedarse en el hospital y recibir el tratamiento necesario sin tener que desplazarse de un lado a otro. Después de lidiar con su columna rota y dolores cervicales, los años de trabajo han pasado factura a su cuerpo, pero estoy agradecido de que pueda recibir la atención que necesita.

Esta es la razón por la cual hoy decidimos celebrar aquí, en el hospital, junto a mamá. El equipo médico no tuvo objeciones; al contrario, nos dieron el espacio para hacer de esta noche algo especial. Kimy, como siempre algo prepotente, preparó todo junto con sus ahora amigas: Mary, Odette y Emma, tengo que admitir, que me gusta verla feliz. El ambiente se siente diferente, más cálido, casi como una verdadera celebración en familia.

—¡Taylor, tienes que venir!—, Daysi me saco de mis pensamientos. Tiraba de mi mano con entusiasmo. Me apresuro a seguirla mientras me guía fuera de la sala. Al llegar al pasillo, veo a Vanner, el mismísimo Vanner Beycker acercándose con un gran arreglo de globos y dos pasteles enormes. Su figura imponente destaca, pero es su sonrisa lo que llama más la atención.

—¿Llego tarde?— pregunta, con una expresión que mezcla simpatía y seguridad—.

—¡Claro que no! Nueta fiesta apenas comienta—. Le asegura Daysi; masticando su pañuelito en señal de emoción.

Al entrar en la habitación, observo como todos giran la cabeza hacia Vanner. Jessie es la primera, que entusiasmada se levanta rápidamente al ver los pasteles.

Todos le dieron la misma mirada que yo. Está claro que el hombre es amable y yo pero ¿detallista? Hasta su propia hija lo miraba con asombro.

—¿Qué? ¿Nunca han visto a un padrino llegar con regalos para sus ahijadas — bromea Vanner, rompiendo la tensión

¿Ahijadas? Era algo gracioso la verdad.

La silueta de Emma pasa rápidamente frente a mi, la observe tomarle una foto a su padre antes de reírse. —No sé si estar feliz o celosa— dice con algo de carisma, mientras Vanner la abraza con cariño.

Era la primera vez desde que conocí más a fondo la familia; que veía un acto de cariño paternal de su parte a su hija.

Sentí un breve revolcón en el estómago.

—Vamos, pequeña—, responde Vanner, —hace tiempo que no se te hace una fiesta, pero recuerda que en tu último cumpleaños dijiste que ya no era necesario—.

Las gemelas, con su inocencia desbordante, se acercaron a Emma y le empezaron a tirar de los brazos. —Emma, Emma, ¿podemos ser hijas de este señor? A cambio te regalamos a Taylor—.

¿A mi?

Ambos cruzamos miradas, y el aire se torna un poco más tenso, no se porque carajos, pero lo primero que vino a mi fue el recuerdo de la última vez que estuvimos a solas, en aquellas rocas cerca de la playa donde casi nos....

El estallido de un globo, resuena en la sala, causando un susto general.

—¿Qué es una fiesta sin música?—, hablo Odette con una sonrisa algo  traviesa.

NO SON EL UNO PARA EL OTRO || EN PROCESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora