4. En casa

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—¡Kazuha! —Heizou lo recibió con alegría—. Menos mal que has vuelto. Ven, tengo que contarte algo.

Dándole palmaditas en la espalda, alejó a Kazuha del grupo de Venti. Este último, observando cómo se alejaban, le dedicó una extraña sonrisa al peliblanco. Una un tanto horripilante.

Al estar lo suficientemente lejos del grupo como para que nadie los escuchara, Heizou dejó de imitar su tranquila sonrisa. Aquella que siempre irradiaba una inmensa paz. Su rostro pasó en cuestión de segundos a mostrar una nueva mueca, llena de terror.

—Kazuha, no quiero volver a acercarme a esos extraños, te lo ruego. Traman algo. Y te prometo que no es nada bueno. Sobre todo ese chico con trenzas, Venti, me da muy mala espina.

—Tranquilo, tranquilo —el peliblanco se veía totalmente sorprendido. No pensaba que su amigo fuera capaz de tener una mala experiencia al hablar con alguien por primera vez. Su don de extrovertido jamás se lo había permitido. Hasta ese día—. ¿Te han hecho algo? ¿Qué han dicho?

—Dios mío, parece que Venti sea su líder. No paran de asentir con las cabezas cada vez que dice algo —Heizou hablaba con rapidez, mirando al suelo con el rostro pálido.

—Heizou, eso es normal…

—¡No! —lo interrumpió—. No es como un grupo cualquiera. Se ven asustados. Como si les fuera a pasar algo malo solo por llevarle la contraria a Venti. Oh, Kazuha, créeme, algo realmente malo va a pasar ahí.

El peliblanco se empezó a asustar con las expresivas explicaciones de su amigo. Por suerte, no tardó en conseguir calmarlo. Heizou amaba estar a su lado y sentía una paz inmensa cerca suyo.

Tan pronto como pudieron, cambiaron el tema de su conversación.

—Veo que has hecho un amigo, ¿no? —saltó el pelirrojo, dándole un codazo—. O quizás algo más, próximamente.

—Oh, no empieces con eso, por favor.

—Dime, ¿quién es el afortunado?

—No hay ningún afortunado. Estaba hablando con Scaramouche. Se sienta en la mesa de delante nuestro.

—Ah, sí. ¿El que nunca está con nadie? Siempre vas a por los raros a la hora de escoger amigos.

—Por eso tú eres uno de ellos —se burló Kazuha, soltando una risa.

—Qué malvado —Heizou no tardó en sacar una sonrisa—. Sabes que pagarás esto con más bromas, ¿verdad?

—Oh, ten piedad —el peliblanco se arrepintió de su anterior atrevimiento. Se había metido en un buen lío.

—Mhn…quizás es tu día de suerte. Puedo hacer otra cosa en vez de eso.

—Heizou —Kazuha lo miró con una expresión totalmente seria. Adentrándose en lo más profundo de su mirada—. Ten cuidado con lo que haces.

—¡Demasiado tarde! —el pelirrojo buscó a Scaramouche con la mirada y, al encontrarlo, se dirigió hacia él. Sin embargo, Kazuha no fue capaz de acercarse ni un palmo.

Temía lo que pudiera hacer o decir su amigo, incluso pensó que no sería tan mala idea encerrarse en los baños del colegio durante el resto del día.

Tras dar un par de vueltas por el patio, observando la hermosa vegetación que decoraba la zona de una extensa capa verde, Heizou apareció en frente suyo. Tenía una gran sonrisa de oreja a oreja.

—Adivina qué —fue lo primero que dijo.

—Por favor, te lo ruego —Kazuha lo cogió de los hombros, mirándolo a los ojos desesperadamente—. Dime que no la has liado.

¿Dónde Estás? [Kazuscara/Scarakazu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora