7. En la cafetería

58 11 101
                                    

Tras una semana de lo que vivió en la calle junto a Tartaglia, Kazuha sentía que todo estaba cambiando. La situación iba a peor.

Para empezar, como siempre, pasaba un rato junto a él todas las noches. Tampoco tenía otra opción.

Se sentía traicionado por haber confiado en alguien tan horrible. Aquel hombre en el que tanto confiaba y admiraba al completo, aquel que era como un superhéroe para él, se había convertido en un monstruo. Le temía más que a nada.

Aún así, hacía todo eso por Heizou. Se ponía vestidos, ropa apretada, la cual marcaba varias zonas de su cuerpo que no quería que se notaran, o se quitaba varias prendas de las que no quería deshacerse. Además de ello, Tartaglia lo tocaba y manoseaba sin preocupación. Sin importarle las lágrimas del joven.

Por si no fuera poco, la situación en el colegio no pintaba tan bien como el primer día.

Venti, acompañado de su grupo, solía acercarse a Heizou y Kazuha, tratándolos como a sus amigos. Se emocionaba al verlos, especialmente con el peliblanco, y les hablaba como si se conocieran desde que tenían memoria.

Cada vez que aquello pasaba, los “amigos” del de trenzas observaban la situación con incomodidad. La única persona que parecía medianamente tranquila era Kuki.

Por otra parte, su relación con Scaramouche no tuvo ningún avance. Kazuha empezaba a creer que podría considerarlo un amigo, pero el peliazul no se le acercaba. No desde haberlo visto en la sastrería.

Aún así, el peliblanco trató de acercarse a él, pensando que debía darle un empujoncito para volver a hablarle, pero la cosa no fue bien. En cuanto Scaramouche lo veía cerca, se alejaba o hacía ver que estaba ocupado.

Algo estaba mal. Algo fallaba en aquel muchacho. Su triste mirada lo delataba.

De vez en cuando, Kazuha seguía intentando entablar alguna conversación, incluso llevaba su bufanda a diario, pero Scaramouche no se lo dejaba fácil. Siempre le daba un largo silencio como respuesta.

El peliblanco lo pasaba mal por aquello. Deseaba saber qué ocurría, pero supuso que no era de su incumbencia. Trató de centrarse en sus estudios para distraerse, pero todo empeoró cierto día, en la cafetería.

Heizou y Kazuha se habían sentado en las mesas del colegio, cerca de un mostrador en el que se vendía todo tipo de desayunos. Gran multitud de gente, tanto de su curso como de otros, hacían lo mismo que ellos, llenando así la cafetería de un gran ajetreo.

Mientras ambos amigos hablaban de sus cosas, cierto chico de trenzas posó sus manos sobre los hombros del peliblanco. Este último, por el susto, sintió cómo se le paraba el corazón.

Se giró hacia él y, al comprobar quién era, suspiró con algo de alivio. Mientras no fuera Tartaglia, todo parecía estar bien.

—¡Kazu! ¿Cómo estás? —preguntó Venti, mostrando una gran sonrisa.

—Bien, gracias… —el peliblanco no parecía muy emocionado por verlo, pero lo ocultó con una forzada sonrisa.

—¡Por todos los arcontes! No sabes lo que me pasó el otro día —el de trenzas se sentó a su lado, rodeándole los hombros con un brazo. Empezó a contarle datos poco importantes de su vida pero que, por su tono de voz, parecían de lo más interesantes.

Como Kazuha no sabía cómo ahuyentarlo, lo único que podía hacer era asentir a todo lo que le contaba y sonreír. Aunque no quisiera.

Sin embargo, Heizou miraba a Venti con cara de pocos amigos. Deseaba echarlo de ahí, pero no se atrevía. Ese muchacho tan extrovertido tenía algo que nadie más tenía. Su mirada transmitía algo que no sabía explicar, pero hacía estremecer su cuerpo entero. Y no de buena manera.

¿Dónde Estás? [Kazuscara/Scarakazu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora