11. En clase

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Las semanas fueron pasando para Kazuha, quien había perdido la noción del tiempo. Pasaba demasiadas horas perdido entre sus pensamientos, preguntándose si podía arreglar, de alguna manera, su caótica vida.

Antes de llegar a Inazuma, cuando vivía en Mondstadt, nada de aquello ocurría. Tan solo mantenía una tranquila vida en el campo, ayudando con la granja de su pequeña familia y estudiando en la humilde escuela de su pueblo.

En aquellos tiempos, no tenía nada de qué preocuparse.

Sólo era en Inazuma donde parecía que la vida se había vuelto contra él. Necesitaba desaparecer de ahí si nada mejoraba.

—Habla con él —le aconsejó Heizou—. Habla con Scaramouche o seguirás igual durante mucho tiempo. Seguro que espera tus disculpas.

—Pero Heizou… —Kazuha se veía bastante deprimido. Últimamente, era totalmente incapaz de dormir bien o acabar su comida. Ni siquiera podía empezar bien el plato. Obviamente, aquello tenía consecuencias por la noche, con Tartaglia—. Me dijo específicamente que no le hablase.

—¿Entonces crees que vendrá él a hablarte?

—No lo creo —murmuró el peliblanco, sintiéndose todavía peor.

—¿Y si le escribes una carta? Puede que lo sienta menos brusco, lleváis dos semanas sin hablar.

Y así fue cómo Kazuha se encerró una tarde más en su habitación. Esta vez, en vez de llorar y esperar a que pasara el tiempo, se sentó delante de su escritorio y trató de expresar sus sentimientos en una carta. Una que consiguiera hacer que Scaramouche le hablase.

Al llegar la hora de cenar, Heizou tuvo que entrar al dormitorio para avisar a su amigo que debían ir a la cocina.

Por sorpresa suya, gran parte del suelo y el escritorio estaban llenos de bolas de papel, completamente arrugadas. Kazuha se encontraba sobre su silla, escribiendo con una pluma y expresión concentrada.

Temiendo interrumpir, el pelirrojo se acercó sigilosamente y esperó a poder hablar, pero ver tantos papeles despertaba su curiosidad. Pensar que cada uno de ellos tenía algo escrito para Scaramouche le resultaba interesante. Deseaba saber las palabras que su amigo habría usado.

Viendo tantos intentos fallidos de una sola carta de disculpa, optó por coger una de las bolas de papel y, tras abrirla, leyó las palabras que a Kazuha le había costado tanto escribir.

“Querido Scaramouche,

Solo sabrás quién soy si te acuerdas del viaje en barco que hiciste hace unas semanas. No sé si te suena haber visto a alguien por la noche, pero yo estuve ahí. Por favor, necesito saber que te acuerdas de mí. ¿Te parecería bien que nos veamos en alguna cafetería para hablar y conocernos? Solo si te parece bien, claro.

Esperando respuesta,
Mr Anónimo.”

Heizou abrió los ojos de más mientras leía aquello. Al acabar, se giró hacia su amigo con una sorprendida expresión, asomando una sonrisa entre sus labios.

—¿Scaramouche es quien viste en el barco? ¿Esa noche? ¡Lo sabía, estás enamorado!

—¡Cállate! —Kazuha se despertó de su concentrado estado al escuchar las palabras del pelirrojo, dedicándole una enfurecida expresión. Aún así, era incapaz de evitar el repentino calor que subió hasta sus cachetes. Se sentía extraño, como si tuviera el estómago revuelto.

—Está bien, está bien. ¿Pero no ibas a pedir perdón? ¿Qué haces hablándole de esto ahora?

—Oh, Heizou. Si le hablo yo, no voy a obtener una respuesta ni en sueños —Kazuha lo observaba con una preocupada expresión, moviendo su cabeza hacia los lados.

¿Dónde Estás? [Kazuscara/Scarakazu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora