Ya sé que he tratado esta afectación del sistema neurológico en otra de mis historias, Pero eso mo quiere decir que no exista mas tela que cortar.
Siempre recuerdo a mi amiga Liz, una hermosa india que estudió medicina conmigo; si mal no recuerdo ella hizo servicio Militar cuando empezaba a cumplir la mayoría de edad. Es por dicha razón que posar para una foto era una verdadera tortura, porque nunca supo eliminar su pose de cadete frente al sargento.
A pesar de que sus fotos fueran razones para reverendos ataques de risa, pude aprender algo de esta situación algo inusual: Cuando aprendes una doctrina de corazón, nunca podrás desligarte de ella; Y aunque lo intentes nunca olvidarás sus preceptos. Esta primera parte tiene mucho que ver con ella, sobretodo porque me ayudó a elegir el título encabezado.
Decidido por nombrar esta parte Hipocondría, ella me detuvo y me dijo que lo cambiara por Filofobia; adhesivo a esto con un gato mecánico, destornilladores de estrías y llaves tres cuartos y dos y medio; fue una decisión muy acertada.
Hace ya unos meses que mi querida Liz se ha cambiado de carrera, se dió cuenta a duras penas (pero no demasiado tarde) que la medicina no era parte de su vocación espiritual; ignoro su paradero: quizás esté en el extranjero o probando suerte en otra casa de estudio, sin embargo espero que algún día me la vuelva a encontrar en mi caminar.
¡Un abrazo dónde quiera que estés!
Parræ Rœbînsøń
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La Cueva De Los Encantados
Short StoryEn esta oportunidad no tengo tanto que ofrecer, pero si algo que demostrar a través de la evolución personal: Cómo en diferentes épocas de una misma vida podemos cambiar de emociones, sensaciones y sentimientos mientras los demas piensan que somos u...