Tío Adam

Capítulo 4

Día del exterminio, 1928

"¡Adán!"

"Y ella ha vuelto", señaló uno de los exorcistas mientras Charlie literalmente se acercaba a Adam en la espalda de Dazzle.

—Hellflake —saludó Adam con una ceja levantada—. ¿Tu padre está merodeando por aquí?

"Se fue hace un momento. ¡Quería que te diera esto!" dijo Charlie, sosteniendo una nota con ambas manos para que Adam la leyera, con la cara asomando por encima.

"...Maldita sea, ella es linda."

Los exorcistas se miraron entre sí, tratando de averiguar quién dijo eso, pero sin éxito.

Adam decidió ignorar eso. "¿Damas?"

"Lo sabemos, señor", reconoció Lute con un movimiento de cabeza mientras los exterminadores se dispersaban para comenzar su purga.

Adán, sin embargo, se inclinó hacia delante para leer la nota.

"Adán,

Reconozco que lo manejé mal, peor que tú. Permitiré que Charlie continúe estos vuelos contigo. Sólo el infierno sabe por qué confía en ti, pero lo hace y se parece mucho a su madre.

Adán se detuvo y resopló con evidente desdén.

"Antes de que vuelvas a despotricar sobre mi comportamiento como "un padre de mierda", te diré que estoy pendiente de todo. Como ambos insistís en esto, confío a regañadientes en que tú la mantendrás a salvo.

Lucifer."

Adam tomó la nota, la aplastó hasta formar una bola y la arrojó al aire. Luego procedió a hacer el gesto obsceno, destruyendo la nota con un láser sagrado. "¡Ojo con eso, Scratch!", dijo Adam molesto.

—¡Eso no estuvo muy bien! Incluso dijo que podía volar contigo —dijo Charlie enfadado.

—Hellflake, si tu padre está mirando, le voy a hacer una señal obscena —dijo Adam con total naturalidad, como si fuera tan sencillo como la noche y el día—. ¿Vamos?

"... ¿Puedo volver a montar en tu espalda?" preguntó Charlie con voz pequeña y esperanzada.

"Tienes una relación de cabra y caballo", señaló Adam rotundamente. "Que, hay que reconocerlo, son bastante rudos".

—¡Dijiste que las alas son mejores! —argumentó Charlie con las mejillas infladas.

—¡Sí, claro! ¡Lo son! Si son tus propias alas —le recordó Adam, cruzándose de brazos mientras Charlie hacía pucheros.

"¡Hmph!" Charlie resopló, mirando hacia otro lado.

"¿Me escuchaste decir que no?" señaló Adam con aire de suficiencia.

Charlie se animó cuando Dazzle gruñó.

Adam apuntó con el dedo directamente al ojo de Dazzle. "Solo te llevaremos porque serías un maldito objetivo si volaras con nosotros".

Dazzle miró hacia abajo con cara de pocos amigos.

"Está bien, Dazzle, todavía estás creciendo", aseguró Charlie, dándole palmaditas en la nuca a Dazzle para consolarla.

—¿Lo es? —preguntó Adam con legítima sorpresa—. ¿Qué? Y yo que pensaba que esta era la versión para adultos.

—¡No! ¡Se volverán muy, muy grandes cuando sean mayores! —aseguró Charlie, mientras Dazzle balbuceaba orgullosa.

Adam se encogió de hombros mientras volaba. "Está bien, salta antes de que cambie de opinión".

Charlie aceptó rápidamente, saltando sobre su espalda, y pronto se le unió un Dazzle ahora más pequeño.