No podía dormir.
No había pegado ojo en toda la noche. Estaba demasiado inquieta para hacerlo. Pensé en salir a dar una vuelta para despejarme. Me puse una sudadera por encima del pijama y salí de la casa a hurtadillas, para no despertar a Jane, que dormía en la habitación de enfrente.
Al sentir el contacto del aire nocturno contra mi piel, me relajé considerablemente. Me encantaba la noche, definitivamente. Por razones que desconocía, la ausencia de luz, el aspecto que tomaba todo a esas horas, la deslumbrante bola de luz llamada Luna. Era paz. Todos los gritos de mi interior se acallaban cuando salía a la calle por la noche.
Por mucho que mis intenciones iniciales fueran dar una vuelta, me rendí a las estrellas y me quedé tumbada en una de las tumbonas de la entrada, mirando al cielo.
No medí el tiempo que pasé así. Pero al bajar la mirada del cielo para fijarme en mi entorno, me topé con un cuerpo en la tumbona de al lado.
Cole se encontraba tumbado, con un tobillo cruzado sobre el otro y las manos detrás de la nuca, mirando hacia donde yo lo había hecho durante un buen rato.
—Hola —se limitó a decir.
—¿Qué haces aquí?
Sorprendentemente, no estaba irritada, y la pregunta que había hecho no tenía ningún tono despectivo. Realmente me había servido eso de tomar el aire.
Tampoco tenía intención de enfadarme. Es decir, seguía molesta con él y me seguía cayendo mal. Pero no me había pasado horas respirando profundamente y despejando mi mente para arruinarlo con una conversación inútil.
Y no quería que toda la calma que me otorgaba la noche se esfumara por sacar el tema de la reacción alérgica, así que no lo hice.
—Bueno, la verdad es que me gusta observar a mis vecinos cuando miran al cielo —dijo, claramente bromeando. Al ver que yo no decía nada, se sinceró —. No podía dormir.
Esa confesión me sorprendió. No esperaba que alguien como Cole tuviera problemas para dormir, ni para nada, la verdad. Al igual que tampoco me esperaba que me confesara algo así, por muy superficial que fuera la afirmación.
—Ya, yo tampoco —me obligué a añadir algo más, para no caer en un silencio incómodo —. Sinceramente, no me apetece nada ir a mirar ese trozo de tierra mañana.
Makris se rió suavemente ante aquella revelación.
—¿Sabes? Para ser hermana de Elma, tenéis intereses muy distintos.
—Y que lo digas.
—No te ofendas, pero si no te interesa nada el mundo de la empresa, ¿Por qué te puso al mando tu hermana? —cuestionó con una curiosidad clara.
—No tengo ni idea. Supongo que porque confiamos mucho en las capacidades de la otra, por muy diferentes que sean. Pero tampoco termino de entenderlo, si mi carrera no está, ni de lejos, relacionada con nada de esto —hice un gesto con la mano, envolviendo el entorno.
—¿Tu carrera? ¿Cuál es?
—Estoy estudiando biotecnología.
—Oh, wow.
—¿Te sorprende? —enarqué una ceja, ofendida.
—No, no. Es solo que me parece impresionante. A mí nunca se me han dado bien las ciencias, pero eso no significa que no las admire.
Aquellas palabras calentaron algo dentro de mí. Me sentía muy bien cuando halagaban mis estudios de esa manera.
—Y tú, ¿qué estudias, Cole Makris? Porque está claro que lo de ser un grano en el culo lo llevas de nacimiento.
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Amor de Aguas Griegas
RomanceEl verano pasado Lena Ballis sufrió un grave "accidente" que causó mucho miedo y ansiedad en ella. Al llegar a su segundo año en la Universidad de Atenas, se da cuenta de que ya nada será como antes, ahora su vida está llena de miedo, ansiedad y los...