Ya en casa de mi abuela mí mamá no habla. Cuando entro saludo a mi abuela y al ejército que habita en su casa. Voy a la que hace papel de mi habitación, que es el cuarto de mi tía, y encuentro mi libro justo donde lo deje esta mañana y me sumerjo en la lectura.
—¡Todos bajen a comer!— oigo como grita mi abuela desde la cocina, así que voy a comer.
Después de comer tomo mi celular.
*Hola hijita :)* me escribe mi papá.
*Hola papá :)* respondo
*¿Cómo están tus hermanos y tú?* pregunta.
*Muy bien ¿y tú?* miento.
*Extrañándolos mucho, los echo de menos, la casa se siente muy vacía* dice provocando que se me caiga el corazón a los pies.
*Igual nosotros, mañana te escribo, me tengo que ir a dormir. Buenas noches papá* no aguanto más hablar con él.
*Está bien hijita, la quiero mucho, ¡descanse! * responde mi papá.
*Igual yo te quiero mucho* digo.
Me retuerzo en la cama sabiendo lo único que podría hacer mi papá solo en casa: beber. Aún recuerdo cuando salía los viernes por la noche con sus amigos del trabajo, era yo quien me quedaba esperándolo, y al llegar la medianoche, empezaba a llorar cuando mi mamá no me miraba; lloraba hasta que él llegaba tambaleándose por las gradas y reía al caer. Me aterraba la idea de que se golpeara en la cabeza, pero me aliviaba el corazón verlo vivo, ahí, conmigo. Ahora no puedo asegurarme de si está vivo o murió, ahora no puedo echar los cigarrillos al basurero cuando él no esté, ahora no puedo botarle media botella de Vodka cuando se da la vuelta; ahora sólo me queda orar para que no muera de algo por exceso alcohol o en alguna pelea en fútbol. No puedo evitar las lágrimas que resbalan por mis mejillas mientras mi corazón se encoje, el dolor es insoportable. Entonces mi mamá abre la puerta de golpe y yo ahogo un grito.
—¡¿Por qué diablos lloras ahora Eleanor?!— grita.
Me quedo en silencio, pero no puedo evitar un sollozo.
—¡Responde!— me vuelve a gritar.
—¡Lloro porque odio estar aquí y tú lo sabes!— digo sin pensar, mis palabras salen distorsionadas por mi llanto.
—¡Eres tan exagerada, tu papá ni ha de estar en casa para que te pongas a llorar por el! A lo mejor ha de estar con sus amigos, lo más seguro es que llegue a casa a las 2 de la madrugada— sisea y sus palabras me hacen añicos el corazón.
—Odio estar aquí, odio sentirme un eterno huésped, odio estar aquí mientras mi padre se mata así mismo.
—Duérmete, que quieras o no quieras, estarás aquí— dice mi mamá y cierra de un portazo.
Sus palabras pueden sonar duras y estar llenas de veneno, pero al fin y al cabo esas palabras son como el mismo infierno: te quemas, pero no mueres. Me quedo recordando los peores momentos con mi madre hasta quedarme dormida.
***
Estoy ahí en mi cuarto, siento un ambiente pesado, mi papá está bebiendo como loco en el patio pero algo está fuera de lo normal, no grita, no ve televisión, ni oye música a todo volumen; voy a ver qué pasa. Mi mama está en la puerta para salir al patio, está enojada; papá está ahí rojo como tomate, con la cara hinchada por las lágrimas. Oigo una palabra: Trabajo; un sollozo y una oración: Fue injusto; y por ultimo: Ya no sé cómo vamos a mantenernos.
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STRESS
Подростковая литератураMira cuando todos ignoran, despierta cuando todos duermen, llora cuando todos ríen. No sufre sin motivo, es por su vida, su simple y mundana vida que se empeña en colocar problemas que hacen la vida imposible a Eleanor Cole. En su vida, donde se s...