Capítulo 62: Las listas prohibidas

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Cuatro años después - Estudio de fotografía de Cheryl.

Verónica, Betty, Tabitha y Josie entraban al edificio de trabajo de Cheryl. Habían quedado con la pelirroja para almorzar.

- ¡Buenos días Inés! – saludaron a la asistente privada de la fotógrafa.

- ¿Dónde está Cheryl? - Entre que tenía apetito y que de por sí ya es impaciente, la latina estaba irritante.

- En su oficina, lleva horas hablando con Toni – señaló el lugar – Yo que ustedes entraría con cuidado – les advirtió.

- ¿Sexo telefónico de nuevo? – Josie era la que preguntaba.

- Eso no lo sé, aunque es probable – todos sabían que antes de entrar a una habitación con Cheryl o Toni había que hacerlo tapándose los cinco sentidos.

- ¡NO SEÑOR! – Saltó Verónica – Ningún sexo telefónico va a demorar mi almuerzo - apuró el paso hasta la puerta de la oficina de la artista – esa pelirroja hueca sexópata me va a tener que escuchar sea como sea – se ve que tenía mucho hambre.

- ¡ESPERAME RONNIE! – Betty no se iba a perder la posibilidad de agarrar a Cheryl con las manos en la masa.

Verónica no titubeo en abrir la puerta de un golpe – ¡PERO QUE DEMONIOS! Esto es un Déjà vu – la oficina de Cheryl estaba absolutamente llena de flores, ramos de rosas rojas en una esquina, ramos de lilas en otras. Calas por un lado, margaritas por otro... Era como vivir dentro de la primavera misma. Pero las flores no estaban solas, había cajas de bombones apiladas, bolsas de Victoria's Secret, vestidos de marca, etc.

- Shhhh – Cheryl la hizo callar tapando el auricular del teléfono. Cundo vió a sus amigas paradas en la puerta les hizo señas para que pasaran.

- TT, mi amor tengo que atender algo importante ¿Me llamas enseguida por favor? – Cheryl estaba usando su mejor voz de inocente.

- No me digas que lo volvió a hacer – Le preguntó Verónica apenas la pelirroja cortó. Tabitha contaba los ramos de flores, Josie revisaba las bolsas de Victoria's Secret que acompañaban a los ramos y Betty hacía el baile mariposa festejando la primavera - ¿Se desató otra vez la ira de la bestia? – siguió preguntando.

- Sip, no quedó ni una prenda de ropa interior sana – les aseguró - En un momento de la noche, cuando pensé que se había dormido, me levanté para ponerme las bragas y cuando quise acostarme la tenía respirándome en la espalda de nuevo. Agarró mi cajón de ropa interior y lo tiró por la ventana, literalmente – Les aseguró Cheryl sentada desde el sillón de su enorme escritorio – Si hubieran visto como me miraba el portero esta mañana – Al parecer no fue fácil salir del edificio con la cabeza en alto. - Gracias a Dios por los lentes negros – dijo.

- ¿Cuántas veces Cher? Dímelo, no tengas piedad – Verónica ya no se sorprendía de los registros que marcaba la bestia.

- Perdí la cuenta después de la novena vez que grite su nombre... Es más no creo que haya estado consciente cuando vinieron los otros orgasmos – Cheryl pudo ver como coordinadamente sus cuatro amigas giraron los ojos.

Un golpe en la puerta las sacó del asombro – Permiso – Inés entraba con una enorme caja en sus manos, varios hombres la seguían detrás de ella con más ramos y otros paquetes – Póngalos por allá – les señaló un espacio vació.

- ¿Los chocolates también? – preguntó uno señalando su paquete.

- De esos nos encargamos nosotras – con algo tenía que matar el hambre.

Cuando, donde y como el amor quiera // ChoniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora