Cuando, donde y como el amor quiera // Choni

Capítulo 84: Soplar o no soplar, esa es la cuestión

Gabriela llevaba un largo rato llorando sobre los brazos de Cheryl. Después de que Toni interpretó el análisis de sangre, que su sobrina traía, el leoncito no había parado de lagrimear y sus dos tías solo se limitaron a mirarse entre ellas y a tratar de calmarla. Cada vez que el llanto parecía cesar y Cheryl trataba de sacar el tema del embarazo, lo único que el leoncito alcanzaba a decir era "Mamáaabuaaaamatarrrrrsbuaaa..." Y el llanto volvía al mismo ritmo que antes o tal vez con más potencia. Vaya que tenía pulmones esta jovencita. Mientras dejaban que la joven Lodge Cooper se descargara, Toni ya había hecho dormir a su nieta y la había acostado en la cunita vieja de Jules, para después volver a unirse en la sala con su esposa y sobrina.

- Gabi... Por favor cariño. – Pedía Cheryl. – Quiero que hablemos, pero si sigues llorando no se va a poder – insistía su tía. – Se por lo que estás pasando, créeme que lo se – la pelirroja miró a su esposa y pudo leer todo tipos de sentimientos en sus ojos. Los ojos chocolates que tanto enamoraban a Cheryl cada día, eran una mezcla de tristeza por ver sufrir al leoncito de esa manera, impotencia por no poder hacer nada por ella y...y... ¿Felicidad? - ¡Dios mío! – Pensó Cheryl. Su mujer estaba feliz por el embarazo de su sobrina. Cheryl examinaba el rostro de Toni confirmando sus pensamientos. Su esposa era una adicta a los bebés y seguramente la cabeza de Toni ya estaba pensando que animal le quedaba perfecto al niño o niña que Gabi llevaba dentro de ella... - ¡Un cemento! ¡Dios mío! Esta familia se va a volver en un completo zoológico. – Admitió para sus adentros - ¡Basta! Tengo que hablar con Toni, no puede ser que se sigan agregando animales y yo no pueda usar esos apodos, esto se tiene que acabar ¡QUIERO LIBERTAD DE EXPRESIÓN! ¡QUIERO PODER GRITAR UN PUTO NOMBRE DE UN PUTO ANIMAL SIN QUE ME LO PROHIBAN!...

- ¡CHERYL! – Un grito de su mujer la sacó de sus pensamientos.

Cuando la pelirroja conectó cuerpo y mente, se encontró con dos ojos muy parecidos a los de Verónica mirándola desde sus brazos. Si bien Gabi había parado de llorar, Cheryl todavía podía ver lágrimas cayendo lentamente por sus pestañas.

- Cariño – Cheryl le habló. – Yo pasé por lo mismo, y se exactamente como te sientes – le dijo. – Y se que, por sobre todas las cosas, te sientes sola y desesperada sin saber que hacer – aseguró mientras que con su dedo limpiaba una de las lágrimas que caía rezagada de las demás. La fotógrafa levantó sus cabeza y se encontró con la intensa mirada de su esposa encima de ella y con la misma dulzura que le había quitado la lágrima a su sobrina, pasó el pulgar suavemente por la mejilla de su mujer, porque sabía que en este momento la mirada de Toni no era de felicidad, sino más bien de preocupación con mezcla de deseo, deseo de haber estado junto a Cheryl en ese momento, de haber estado con ella y haberla protegido y amado a las dos, a ella y a Beth.

- Entonces dime que tengo que hacer por favor. – El leoncito se sentó derecha en el sillón. – Dime que tengo que hacer, porque estoy muriéndome de miedo. – Confesó metiendo su cabeza entre sus manos y dejando que sus codos se apoyaran en sus piernas.

- Gabi... - Intentó calmarla.

- ¡TENGO DIECISIETE AÑOS CARAJO! – Gritó golpeando la mesa y dejando ver su naturaleza felina. – QUIERO SALIR A BAILAR, QUIERO JUNTARME CON MIS AMIGOS, QUIERO SER PORRISTA, QUIERO IR A LA UNIVERSIDAD... - Volvían las lágrimas. Cheryl la volvió a tomar entre sus brazos.

- Y vas a poder hacerlo Gabi, te lo aseguro – la consoló Cheryl – ¡Mírame a mí sino! – Le dijo.

- Mamá dice que antes de conocer a la tía Toni, tú eras una vieja amargada. – Contó Gabi.

Cheryl giró los ojos, que raro su mejor amiga diciendo esas cosas de ella. – Tú madre es una exagerada...

- Y que solo salías con modelos estiradas y huecas que no sabían donde poner sus manos para hacerte feliz – agregó.