En los días que siguieron a su separación, tanto Enid como Wednesday intentaron desesperadamente seguir adelante, pero el vacío que sentían era imposible de ignorar. Wednesday, a pesar de su apariencia fuerte y fría, se encontraba a menudo mirando por la ventana, esperando ver a Enid pasar por el pasillo. Su corazón, que había intentado endurecer con determinación, no hacía más que latir más fuerte cada vez que alguien mencionaba el nombre de Enid. Por las noches, se recostaba en su cama, las lágrimas cayendo en silencio, deseando que las cosas hubieran sido diferentes, que no hubiera tenido que alejarse de la única persona que alguna vez había amado de verdad.
Mientras tanto, Enid estaba en su propia prisión emocional. Las flores y cartas que antes había dejado para Wednesday estaban ahora en su escritorio, sin destinatario, sin propósito. Sus amigos notaban su tristeza, pero Enid no podía compartir con nadie la profundidad de su arrepentimiento, el dolor punzante de haberse dado cuenta demasiado tarde de lo que realmente importaba. Su vida sin Wednesday era una sombra de lo que había sido. Intentaba estudiar, intentaba sonreír, pero nada lograba llenar el hueco que Wednesday había dejado en su corazón.
Una noche, ambas se encontraron mirando el mismo cielo estrellado, cada una desde su propio rincón del colegio. En ese momento, la verdad se hizo clara para ambas: no podían vivir la una sin la otra. No importaba cuán herida estuviera Wednesday, ni cuán arrepentida se sintiera Enid; el dolor de estar separadas superaba cualquier otra cosa. Ambas se dieron cuenta de que su conexión era única, que lo que sentían la una por la otra era más profundo de lo que cualquiera de las dos había imaginado. Y así, con la decisión tomada, ambas comenzaron a correr hacia el lugar donde todo había comenzado: el invernadero.
Mientras corrían por los pasillos oscuros, cada una con el corazón latiendo desbocado, la ansiedad y la esperanza se mezclaban en sus pechos. Al llegar al invernadero, se encontraron cara a cara, ambas jadeantes, sus ojos llenos de lágrimas que no podían contener. En ese instante, el peso de todo lo que había pasado cayó sobre ellas.
Wednesday fue la primera en romper el silencio. "Enid, no puedo seguir así. Intenté ser fuerte, intenté olvidarte, pero... no puedo. Te necesito. Necesito que entiendas lo mucho que significas para mí."
Las palabras de Wednesday hicieron que las lágrimas de Enid comenzaran a fluir libremente. "Yo también lo intenté, Wednesday. Lo intenté, pero no hay nada, nada en este mundo que tenga sentido sin ti. He sido tan estúpida, tan ciega, y lo único que quiero es que me des otra oportunidad para demostrarte que puedo ser la persona que necesitas."
Wednesday se acercó lentamente, sus manos temblando mientras las levantaba para acariciar el rostro de Enid. "He estado tan asustada, Enid. Tan asustada de perderte, de no ser suficiente para ti. Pero lo único que he aprendido es que no puedo ser yo misma sin ti a mi lado, eres el color de mi vida, la única persona que puede llenar de color mi corazón negro."
Enid tomó las manos de Wednesday entre las suyas, sintiendo el calor familiar, la suavidad que tanto había extrañado. "No voy a permitir que te vayas otra vez. No voy a cometer el mismo error dos veces. Te prometo que voy a luchar por nosotras, por este amor, porque no puedo, no quiero vivir en un mundo donde no estés tú."
Las dos chicas se miraron fijamente, el silencio lleno de emociones no expresadas, hasta que, sin previo aviso, se fundieron en un abrazo desesperado. Wednesday, siempre tan contenida, rompió en sollozos en los brazos de Enid, dejando salir todo el dolor que había mantenido reprimido. Enid, sintiendo la fragilidad de Wednesday por primera vez, se aferró a ella con fuerza, prometiéndose a sí misma que nunca la dejaría ir.
"Te amo, Wednesday," susurró Enid contra su cabello oscuro. "Te amo más de lo que jamás podré expresar con palabras, y por fin lo entiendo."
"Y yo a ti," respondió Wednesday, su voz entrecortada por las lágrimas. "No me importa lo que haya pasado. Solo quiero que estemos juntas."
Se quedaron así, abrazadas, llorando juntas por todo el dolor, el arrepentimiento, pero también por el alivio de saber que finalmente estaban donde pertenecían: en los brazos de la otra. Las estrellas brillaban sobre ellas a través del techo de cristal del invernadero, pero en ese momento, el universo entero se reducía a ese pequeño espacio donde sus corazones, finalmente, se encontraron de nuevo. El abrazo con el que había empezado todo también marcaba el comienzo de una nueva historia juntas.
Cuando se separaron ligeramente, sus rostros seguían llenos de lágrimas, pero también de una nueva determinación. Enid, sin apartar la mirada de Wednesday, dijo con una firmeza que nunca antes había sentido: "No importa lo que tengamos que enfrentar. Esta vez, voy a pelear por nosotras."
Wednesday asintió, sus ojos negros brillando con una intensidad que Enid nunca había visto antes. "Juntas," dijo, sellando su promesa con un beso lleno de amor y esperanza, un beso que, esta vez, no estaba lleno de desesperación, sino de la certeza de que, pase lo que pase, siempre se encontrarían de vuelta en los brazos de la otra.
Wednesday, con su oscuridad envolvente y su naturaleza introspectiva, había sido como la noche interminable para Enid, un misterio que no necesitaba ser resuelto, sino aceptado. Enid, en cambio, con su luz y su energía vibrante, era el amanecer que Wednesday nunca había sabido que necesitaba, iluminando los rincones más oscuros de su alma con una calidez que solo Enid podía ofrecer. Eran, como el yin y el yang, fuerzas opuestas pero complementarias, dos mitades de un todo que solo tenía sentido cuando estaban juntas. Wednesday había sido la sombra que se movía al ritmo de la luz de Enid, mientras que Enid había sido el brillo que hacía que la oscuridad de Wednesday no fuera tan aterradora. Se necesitaban, no porque fueran iguales, sino precisamente porque eran diferentes, porque sus almas encajaban en las fisuras de la otra, creando una unidad que era más fuerte que cualquier duda, más profunda que cualquier miedo.Y en ese abrazo, en ese momento que parecía contener todo el tiempo y el espacio, ambas supieron, sin lugar a dudas, que no importaba cuántas veces la vida intentara separarlas, siempre volverían la una a la otra, porque no podían existir sin el amor que compartían. Un amor que, como el sol y la luna, iluminaría su camino en las horas más oscuras, y las guiaría hacia un futuro que, aunque incierto, era un destino que solo podían enfrentar juntas.
"Eres la oscuridad que envuelve mi luz, el susurro en la tormenta que calma mis miedos. Sin ti, mi alma se perdería en el vacío."
"Tu risa es el sol que ilumina mi penumbra, y tus lágrimas son la lluvia que nutre mis raíces. Sin ti, no soy más que un susurro en la noche."
![](https://img.wattpad.com/cover/374693542-288-k149773.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Don't go away
Fiksi Remaja"¿Me quiere o no me quiere?" Es la pregunta que todos, en algún momento, nos hacemos con el corazón en vilo. Pero, ¿y si te quiere, y a pesar de eso, no deja de herirte? ¿Dónde yace la culpa entonces? ¿Es suya por causar dolor, o es tuya por permiti...