Los días siguientes fueron una mezcla de agonía y esperanza enrarecida. Cada vez que veía a Enid, algo dentro de mí se encendía, pero al mismo tiempo, una sombra de duda y temor nublaba cualquier sensación de alegría. Sabía que lo que sentía por ella era real, tan tangible como el dolor que había sentido esa noche en el baño, pero también sabía que estaba caminando sobre terreno peligroso. Enid parecía atrapada entre dos mundos, y aunque mi corazón anhelaba ser su refugio, no podía ignorar la confusión que veía en sus ojos cada vez que nuestras miradas se encontraban.
Ella seguía viéndose con Ajax. Lo notaba en su sonrisa cuando lo veía desde lejos, en la manera en que sus ojos brillaban con una mezcla de ilusión y duda cuando él estaba cerca. Era frustrante. No solo porque sabía que Ajax no era digno de ella, sino porque Enid, en su bondad infinita, no parecía darse cuenta de cómo él la trataba. Pero lo que más me dolía, lo que verdaderamente me desgarraba, era que ella siempre volvía a él. No importaba cuánto intentara acercarme, cuánto intentara demostrarle que yo podía darle algo más, algo mejor… ella siempre regresaba a Ajax, como una polilla atraída por una llama que la quemaría sin piedad.
Una tarde, después de clases, la vi caminar hacia los jardines con él. Se alejaban, riendo, y sentí una punzada de celos tan fuerte que tuve que apretar los puños para evitar que mis manos temblaran. No podía entenderlo. No podía entender cómo, después de todo lo que había pasado entre nosotras, ella todavía buscaba a alguien que la hacía sentir menos, que la humillaba frente a los demás. Ajax no la merecía, y sin embargo, ahí estaba ella, siguiéndolo como si él fuera la respuesta a todas sus preguntas, cuando yo estaba dispuesta a darle todo sin pedir nada a cambio.
Esa noche, mientras trataba de concentrarme en mis estudios, Enid entró en la habitación. No dijo nada, solo se sentó en su cama, mirando el suelo como si fuera el lugar más interesante del mundo. Podía sentir la tensión en el aire, el peso de las palabras no dichas, de los sentimientos reprimidos. No podía más. La confusión en su rostro me recordaba que, por más que intentara acercarme, siempre había algo que la alejaba de mí. Algo que no podía controlar.
—Enid —dije, rompiendo el silencio—, necesitamos hablar.
Ella levantó la mirada, sorprendida por mi tono, pero no dijo nada, solo asintió lentamente. Respiré hondo, buscando las palabras adecuadas, aunque sabía que ninguna sería suficiente para expresar lo que sentía.
—Sé que estás confundida —comencé, manteniendo mi voz lo más serena posible—. Y sé que Ajax es importante para ti, aunque no puedo entender por qué. Pero lo que no puedo seguir haciendo es fingir que todo está bien entre nosotras cuando claramente no lo está.
Ella se mordió el labio, una señal de que estaba nerviosa, pero no dijo nada. Era como si estuviera esperando que yo continuara, como si necesitara que fuera yo quien pusiera las cartas sobre la mesa.
—Enid, yo te amo —confesé, sintiendo cómo mi corazón latía desbocado en mi pecho—. Te amo de una manera que no puedo explicar, pero sé que lo que siento es real. Y necesito saber, de una vez por todas, qué es lo que tú sientes. No puedo seguir viviendo con esta incertidumbre, con esta sensación de que te estoy perdiendo incluso antes de haberte tenido.
Ella abrió la boca para hablar, pero las palabras parecían atorarse en su garganta. La vi luchar con sus pensamientos, con sus emociones, y supe que la respuesta que estaba buscando no era sencilla.
—Wednesday… yo… —comenzó, su voz apenas un susurro—. Yo no sé qué quiero. No sé si lo que siento por ti es amor o algo más. No sé si me gustan los chicos o las chicas… no sé si te quiero a ti o si quiero estar con Ajax. Todo es tan confuso…
Su voz se quebró al final, y pude ver las lágrimas acumulándose en sus ojos. Mi primer instinto fue acercarme, consolarla, pero me detuve. Esta vez, necesitaba respuestas, no podía permitirme caer en el ciclo de consolarla solo para que ella volviera a alejarse de mí.
—Enid, no puedo obligarte a sentir algo que no sientes —dije, tratando de mantener la calma—. Pero lo que no puedo hacer es seguir viendo cómo te hieren. No soporto ver cómo vuelves a Ajax, sabiendo que él nunca te tratará como mereces. Y tampoco puedo soportar la idea de que, en el fondo, te estoy perdiendo a manos de alguien que no te valora.
Ella me miró, y por un momento, pensé que finalmente me daría una respuesta, una señal de lo que sentía. Pero en lugar de eso, solo bajó la mirada, como si estuviera derrotada por sus propios sentimientos.
—Wednesday, yo… lo siento… —susurró, y supe en ese momento que no tenía las respuestas que estaba buscando. Su confusión, su dolor, todo era tan real como mi amor por ella, pero no podía seguir lastimándome en busca de algo que tal vez nunca llegaría.
Asentí lentamente, aceptando que tal vez nunca podría tenerla de la manera en que deseaba.
—Está bien, Enid —dije, aunque sentía que mi corazón se rompía un poco más con cada palabra—. Solo quiero que seas feliz, aunque eso signifique que yo no puedo ser parte de esa felicidad.
La habitación quedó en silencio, solo interrumpido por el suave sollozo de Enid. Y en ese silencio, supe que, a pesar de todo lo que había ocurrido, tenía que seguir adelante, por más que doliera. Porque el amor, a veces, no era suficiente para mantener a dos personas juntas, y a veces, dejar ir a quien amamos era el único acto de verdadero amor que podíamos ofrecer.

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Don't go away
Fiksi Remaja"¿Me quiere o no me quiere?" Es la pregunta que todos, en algún momento, nos hacemos con el corazón en vilo. Pero, ¿y si te quiere, y a pesar de eso, no deja de herirte? ¿Dónde yace la culpa entonces? ¿Es suya por causar dolor, o es tuya por permiti...