No lo celes 2.0

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Consejo: Todos

Expectativa: Confío en Checo y no necesito celarlo.

Contras: No confío en los demás.

La sesión de fotos para los promocionales de Red Bull iba a ser un día cualquiera de trabajo, pero todo cambió cuando Checo decidió acompañarme. Desde el momento en que entramos al estudio, fue como si una estrella hubiera llegado. Todos, desde los fotógrafos hasta el equipo de producción, se mostraron emocionados de verlo.

—¡Checo! ¡Qué sorpresa verte aquí! —exclamó uno de los camarógrafos, mientras se acercaba para darle un abrazo.

Yo, a su lado, observaba la escena con una mezcla de orgullo y una punzada de celos. Checo es mi esposo, no el de todos los demás, pensé para mí mismo mientras sonreía de manera tensa. Tan pronto como el camarógrafo se apartó, puse un brazo alrededor de la cintura de Checo, asegurándome de que todos supieran que estaba conmigo.

A medida que avanzaba la sesión, el flujo de personas que querían saludar a Checo no parecía disminuir. Una de las asistentes, una chica joven y risueña, se acercó con una sonrisa demasiado brillante para mi gusto.

—¡Es un placer verte, Checo! —dijo, ofreciéndole una mano que Checo estrechó amablemente.

Noté que la mano de ella se demoró un poco más de lo necesario, así que rápidamente tomé la mano libre de Checo para jalarlo y darle un beso en la mejilla.

—Lo siento, tenemos que volver a la sesión —interrumpí, llevándomelo hacia la cámara.

Durante los descansos, cuando Checo intentaba conversar con los demás, yo estaba siempre cerca, manteniéndome alerta. Si veía que alguien se acercaba demasiado, me aseguraba de estar ahí, colocando una mano en su hombro o entrelazando nuestros dedos. Cualquier cosa que dejara claro que Checo no estaba disponible para más abrazos.

En un momento, uno de los miembros del equipo de diseño se acercó con una camiseta de Red Bull para Checo, insistiendo en que debía probarla. Checo, siempre amable, comenzó a quitarse la camiseta que llevaba puesta para probarse la nueva. Pero antes de que pudiera hacerlo, yo ya estaba sosteniendo la camiseta en mi mano.

—Gracias, la llevaremos para probarla en casa —dije con una sonrisa educada, pero firme.

Checo me lanzó una mirada divertida y susurró:

—¿Todo bien, Max? Pareces un poco tenso.

—Perfectamente bien —respondí, sonriendo mientras le plantaba otro beso, esta vez en los labios, asegurándome de que todos lo vieran.

Finalmente, la sesión terminó y Checo estaba rodeado por un grupo de fans que habían llegado para verlo. Mientras él firmaba autógrafos y se tomaba fotos, yo me mantenía cerca, asegurándome de que nadie se acercara demasiado. Cada vez que alguien quería un abrazo, yo intervenía sutilmente, ofreciendo un apretón de manos en su lugar.

—¡Vaya, Max! No sabía que te ponías celoso tan fácilmente —me susurró Checo mientras nos dirigíamos al coche.

—No son celos, es... protección —respondí, fingiendo un tono serio.

Checo se rió y me rodeó con un brazo.

—Tranquilo, tú eres el único para mí —dijo, besándome suavemente en los labios.

—Lo sé, pero eso no significa que los demás no necesiten recordarlo —respondí con una sonrisa.

Salimos del estudio juntos, dejando atrás a todos los admiradores que, para mi alivio, entendieron perfectamente que Checo era mi esposo y no el de los demás.

El resto de la tarde transcurrió en una especie de danza cuidadosa entre mis celos y la popularidad de Checo. Cada vez que alguien se acercaba para hablar con él, yo estaba ahí, vigilante, asegurándome de que todos supieran que Checo estaba conmigo. Era casi un juego para mí, uno que disfrutaba a pesar de las miradas divertidas que Checo me lanzaba de vez en cuando.

Cuando la sesión finalmente terminó, me aseguré de quedarme un poco más para despedirme de todos. Mientras Checo charlaba con los últimos miembros del equipo, lo jalé suavemente hacia mí, aprovechando un momento de distracción general. Antes de que él pudiera reaccionar, lo besé profundamente, un beso que nos robó el aliento y dejó a todos a nuestro alrededor sorprendidos.

Al separarnos, le sonreí a Checo, viendo cómo sus mejillas adquirían un leve rubor. Luego, con una mirada triunfadora, observé a las personas a nuestro alrededor, casi desafiándolos a que intentaran competir conmigo. La sonrisa en mi rostro decía claramente "Checo es mío", y lo sabía.

Checo me lanzó una mirada entre divertida y exasperada, pero también había algo de afecto en sus ojos. Finalmente, después de despedirnos de todos, salimos juntos del estudio.

Tan pronto como nos acomodamos en el auto, Checo soltó una risa ligera que llenó el espacio.

—¿Harás eso siempre? —preguntó mientras se abrochaba el cinturón de seguridad, sus ojos brillando con diversión.

—Sí —respondí sin dudar, con una sonrisa satisfactoria en mi rostro mientras arrancaba el auto.

Checo sacudió la cabeza con una sonrisa.

—Eres imposible, Max. Pero supongo que eso es parte de tu encanto.

—Solo quiero asegurarme de que todos sepan que eres mío —respondí, extendiendo una mano para tomar la suya.

Conducimos de regreso a casa, disfrutando del agradable silencio que se estableció entre nosotros. Aunque mi actitud posesiva podía ser un poco exagerada, sabía que a Checo no le molestaba realmente. Era nuestra forma de mostrarnos cuánto nos importábamos el uno al otro, incluso cuando las cosas se ponían un poco ridículas.

Esa noche, mientras nos acomodábamos en el sofá para ver una película, Checo se acurrucó a mi lado, apoyando su cabeza en mi hombro.

—Gracias por siempre hacerme sentir especial —susurró, dándome un suave apretón en la mano.

—Siempre lo haré —respondí, plantando un beso en su cabello.

Nos quedamos así, en la comodidad de nuestro hogar, sabiendo que, sin importar cuántas miradas interesadas se posaran en Checo, él siempre regresaría a mí.



Efectividad: Checo ama mis celos. ¿Envidia? 😏

Guía para estar casado con Checo Pérez || Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora