𝕻𝖆𝖗𝖙𝖊 14.

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ADVERTENCIA ⚠️ ESTE RELATO DEL LIBRO SE ENCONTRARÁN ESCENAS SENSIBLES PARA EL LECTOR/A, LEER CON PRECAUCIÓN.

𝐂 𝐀 𝐏 Í 𝐓 𝐔 𝐋 𝐎  𝐂 𝐀 𝐓 𝐎 𝐑 𝐂 𝐄: 𝐋𝐚 𝐛𝐚𝐭𝐚𝐥𝐥𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐥𝐚𝐠𝐨 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨.

𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝟐.

Aquellos guerreros se dirigieron al camino opuesto del bosque, cortaron un sendero donde según ellos, se veía seguro. Pensaron que encontrarían a Thyra indefensa: "Esa mujer sufrirá como nunca lo ha hecho", susurraba uno de los guerreros, leales al rey Elián el usurpador.

Mientras cabalgaban, a lo lejos observaron un lago con un hermoso color azul y extenso como si no tuviera fin.

— ¡Debe ser aquí! —gritaba el Lord Hyrn con entusiasmo.

Al ver que la reina Thyra estaba completamente indefensa y sola en ese lago, los hombres se burlaban de ella: "Debieron dejarla sola, a esta pequeña mocosa", se decían entre ellos, mientras se burlaban de la mujer que tenía una armadura y una espada lista para usar.

— ¡Hey, princesa! ¿Crees que tú sola podrás con ocho mil hombres? —En forma de burla, escupió el suelo el Lord de Nerum.

La reina Thyra, al oír sus palabras, puso una mirada desafiante, actuando con una actitud altanera.

— ¡Claro que sí! Apuesto mi vida a que ni siquiera ustedes, estando en un maldito caballo cabalgando, podrán derrotarme. Soy más ágil que ustedes, ¡Malditos bastardos! —La reina Thyra sacó su espada de su empuñadura con una sonrisa de oreja a oreja.

Los hombres al oírla simplemente dijeron: "Lo único que cabalgaremos será su cadáver", decían los guerreros entre dientes, a pesar de saber que aquella mujer tenía todo en su contra, por alguna razón les provocaba miedo, como si los dioses estuvieran de su lado.

Los guerreros no dijeron más y los lores estaban a punto de cruzar el lago. Sin embargo, oyeron una embestida de animales que se acercaban al lago: "¿Serán lobos u osos?", preguntaba un soldado a uno de los lores. Los lores no podían saber qué eran, ya que era la primera vez que estaban en tierras de Gotav.

No tuvieron temor y comenzaron a cruzar el lago lentamente, Thyra los esperaba con una sonrisa en el rostro, provocando disgusto a los hombres al observarla. En ese momento, cruzaban el lago, escucharon gritos que se acercaban cada vez más.

— No son animales salvajes —Entre susurros hablaba el Lord Hyrn, viendo la cara de satisfacción de la reina Thyra al darse cuenta de que habían caído en una trampa.

— El infierno los espera y yo les enviaré con gusto para que los reciban —La reina Thyra lastimaba al caballo del Lord Hyrn.

En ese momento, el hombre cayó del caballo en aquel lago: el lago no era profundo, así que no podía ser llevado por la corriente o ser ahogado inmediatamente. Lord Hyrn se levantó inmediatamente, viendo que detrás de Thyra se encontraba Lord Ivar Dores, acompañado por Lord Krok y Lord Pekry, junto con aquellos hombres que gritaban salvajemente.

No podía creer lo que sus ojos estaban viendo. Esos hombres fueron sin dudar a atacarlos. Miró hacia atrás de su espalda y se dio cuenta de que los Gotav y Bravel estaban atacando a sus demás guerreros.

Cuando su mirada volvió hacia adelante, donde se encontraba la reina, no pudo defenderse, ya que en cuestión de segundos, la espada de Thyra cortó su cuello en un instante. Su cabeza cayó en el lago, donde su sangre corría en esas aguas azules. Thyra, al ver el escenario, vio cómo cada combatiente caía.

— El lago se vuelve rojo —murmuraba para sí misma asimilando el escenario.

Siguió atacando y cada muerte que su espada causaba, cada vez se volvía más fría Thyra.

En ese momento, Calista a lo lejos pudo notar la mirada perdida de la reina. Sin dudarlo fue a su lado, pidiéndole ayuda a Ivar Dores. Thyra no podía controlar su ira; cada hombre que asesinaba, para ella, era como asesinar a su propio tío Elián.

— ¡Thyra! —A lo lejos, se oía la voz de Calista.

Ivar Dores despejaba el camino, defendiendo a la mercenaria roja de los hombres que intentaban asesinarla.

— ¡Reacciona, maldición! —Cuando llegó, colocó sus manos manchadas en la cara de Thyra.

Ella tenía la mirada fría, pero pudo reconocer a su amiga.

— No te ciegues, no escondas tu lado humano. No te olvides de que esto es una guerra, pero no hundas tu mente en la oscuridad —Calista colocó su frente junto a la reina.

Thyra al oír las palabras de su amiga se tranquilizó, pero al ver la masacre ante sus ojos no lo podía negar, habían muchos muertos: padres, hijos y abuelos, con sus cuerpos tirados en el lago, algunos asesinados cruelmente y otros de una manera piadosa, pero al fin de cuentas, la muerte seguía siendo muerte.

El lago estaba de un color rojo carmesí por la sangre derramada que quedó en aquel lago. La batalla más cruel ante sus ojos no la dejaba evitar seguir asesinando para defenderse. Los hombres al mirarla la observaban con temor mientras le pedían perdón, llorando por sus madres, al ver y escuchar tales hechos, Thyra solo pudo decir:

— Me compadezco por sus madres, seré misericordiosa, les permitiré ser llorados y enterrados como se debe, es lo único que puedo ofrecerles —Antes de asesinarlos de una manera cruel y despiadada. Algunos quedaron sin cabeza y otros sin algún miembro de su cuerpo.

Los hombres del Rey Elián, al ver lo decididos que estaban aquellos hombres y la lealtad hacia esa mujer, se retiraron para no ser masacrados. Cuando la reina vio que había ganado esa batalla, levantó su espada cubierta de sangre, celebrando su victoria:

— ¡Díganle al cobarde de mi tío Elián que venga por mí, si se atreve!

Los hombres que quedaban con vida gritaban por ser los ganadores de la batalla.

Sin embargo, la vida viene unida con la muerte. Ganaron, pero perdieron tantos hombres que parecía igual que una pérdida. Thyra vio a cada hombre en el lago, esperando que ningún ser querido haya sido asesinado; ella solamente pensaba: "Tantas muertes, tantas vidas valientes yacen en este lago". Cuando buscó con su mirada algún conocido, se encontró con la mirada de Ivar Dores; los ojos azules de aquel hombre la miraban con tristeza y preocupación. Se acercó lentamente hacia ella y puso su mano en su rostro intentando consolarla.

— Dime, ¿qué sucedió? —Thyra, mientras a lo lejos veía cómo su amiga Calista hablaba con los demás lores.

— Majestad, no sé cómo decírtelo, pero ocurrió algo que no debía suceder —Lord Ivar Dores intentaba calmar su respiración—, uno de nosotros nos traicionó y... secuestraron a Lord Inder junto con Levi Krok.

Al oír aquellas palabras, su espada cayó de sus manos: "Los dioses nos hicieron una jugada sucia".

La reina Thyra aguantaba las lágrimas en sus ojos.

— Debemos seguirlos. Y les juro por mis padres que, si les tocan un pelo, no seré compasiva —Thyra estaba llena de ira, mirando a Ivar Dores.

Aquel hombre, al ver a la reina, solo podía ver a través de sus ojos una mujer que se mostraba fuerte pero que necesitaba a la vez contención.

Sin pensarlo, la abrazó y fue correspondido por la reina. Mientras la abrazaba, se acercó a su oído para susurrarle: "Si es necesario, quemaré el mundo y mataré a quien sea, si tú me lo ordenas, pero no lo hagas sola". Terminó de decir Ivar Dores mientras poco a poco se alejaba de ella, quedándose a su lado para no hacerla sentir incómoda.

~•~

Disculpen la tardanza. Andare corrigiendo capítulos anteriores, como: comas y puntos etc. No soy experta, pero quiero que lean con comodidad.

No sé cuántas capítulos serán, espero no aburrirlos.

Saludos~

𝙿𝚊𝚛𝚝𝚎 14 𝚢𝚊 𝚌𝚘𝚛𝚛𝚎𝚐𝚒𝚍𝚊. 𝙰𝚟í𝚜𝚎𝚗𝚖𝚎 𝚜𝚒 𝚎𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚛𝚊𝚗 𝚞𝚗 𝚎𝚛𝚛𝚘𝚛, 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝚌𝚘𝚛𝚛𝚎𝚐𝚒𝚛𝚕𝚘.

𝐄𝐋 𝐋𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄 (𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎 𝟏)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora