𝐂 𝐀 𝐏 Í 𝐓 𝐔 𝐋 𝐎 𝐕 𝐄 𝐈 𝐍 𝐓 𝐈 𝐓 𝐑 É 𝐒: 𝐔𝐧 𝐩𝐨𝐜𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐢𝐛𝐞𝐫𝐭𝐚𝐝.
Unas horas antes de un anuncio que dejó a todos atónitos, la reina había convocado a Ivar Dores a la sala de reuniones. Allí se encontraba ella, sola, aguardando su llegada. El Lord no tenía idea de lo que le esperaba, pues jamás se le había pasado por la cabeza que Thyra consideraría incluirlo en una propuesta tan significativa.
Sentada con porte, le indicó a Ivar que tomara asiento frente a ella. La mesa, imponente y elaborada con la madera más fina que uno podría imaginar, era un vestigio del pasado, más antigua que ambos. Ivar se sentía algo inquieto, sin saber qué quería la reina de él. Temía que se tratara de otra de sus arriesgadas estrategias que lo involucrarían una vez más en sus asuntos.
— Mi Lord, espero que no le cause incomodidad lo que estoy a punto de solicitar —dijo la reina, bebiendo un sorbo de agua para aclarar su voz—. Como bien sabe, en la realeza, el matrimonio es una obligación, y a veces puede ser motivo para perder incluso el más humilde de los puestos...
Al escucharla, Ivar recordó aquellos murmullos que circulaban entre los guerreros: se decía que Lord Burn tenía la intención de proponer un matrimonio para reafirmar su lealtad hacia el legítimo reinado. Muchos hombres se aprovechaban de esas adversidades, al igual que algunas mujeres que ambicionaban el poder. El oro y las tierras eran esenciales para cada lord, aunque los Dores, a pesar de ser uno de los linajes fundadores, utilizaban su riqueza principalmente para ayudar a su gente. En ese aspecto, se parecían a los Gotav.
Era un hecho que siempre habría hombres más ricos que otros, y aunque algunos podían acumular fortuna, decidían no hacerlo. En la mente de Lord Dores, la idea de que la reina se casara con ese lord era una posibilidad, pero lo que salió de sus labios fueron palabras que nunca había imaginado escuchar.
— ¿Qué opinas de unir nuestras casas? Ambas somos fundadoras, compartimos cualidades similares y, sobre todo, mantenemos intacto el honor en nuestros lemas — Thyra se levantó de su asiento y se acercó a él — ¿Te gustaría ser mi esposo en esta guerra, Lord Ivar Dores?
Los ojos de Ivar destellaban con asombro, un poco aturdido mientras intentaba procesar si realmente había escuchado aquellas palabras. Se levantó de su silla y se dirigió hacia una chimenea construida con piedras, en la que estaban grabados los emblemas de las casas fundadoras. Entre ellas, se encontraban los Dores. Su ave emblemática era el águila arpía; no comprendía del todo la razón detrás de esa elección, pero era el símbolo que representaba su lema y su apellido.
Pero eran muy comunes a los de Gotav, que era un águila calva.
ESTÁS LEYENDO
𝐄𝐋 𝐋𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄 (𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎 𝟏)
Fantasi#𝘓𝘪𝘣𝘳𝘰 1 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘴𝘢𝘨𝘢 𝘥𝘦 𝘌𝘴𝘱𝘢𝘥𝘢𝘴 𝘺 𝘴𝘢𝘯𝘨𝘳𝘦. 𝐒 𝐈 𝐍 𝐎 𝐏 𝐒 𝐈 𝐒: Thyra era la legítima heredera de sus padres, los reyes de las tierras más ricas y prósperas jamás conocidas. Heredera de la fortaleza y sabiduría de su m...