𝕻𝖆𝖗𝖙𝖊 21

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𝐂 𝐀 𝐏 Í 𝐓 𝐔 𝐋 𝐎  𝐕 𝐄 𝐈 𝐍 𝐓 𝐈 𝐔 𝐍 𝐎: 𝐋𝐚 𝐛ú𝐬𝐪𝐮𝐞𝐝𝐚 𝐟𝐮𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐝𝐚, 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧 𝐝𝐨𝐥𝐨𝐫 𝐮𝐧𝐢𝐝𝐨

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𝐂 𝐀 𝐏 Í 𝐓 𝐔 𝐋 𝐎  𝐕 𝐄 𝐈 𝐍 𝐓 𝐈 𝐔 𝐍 𝐎: 𝐋𝐚 𝐛ú𝐬𝐪𝐮𝐞𝐝𝐚 𝐟𝐮𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐝𝐚, 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧 𝐝𝐨𝐥𝐨𝐫 𝐮𝐧𝐢𝐝𝐨.

Thyra llegó al lugar esperado. Pensó por un momento que se iba a encontrar con los Herel en algún parte del bosque, pero encontró señales de humo en su castillo.

Su castillo quedaba cerca de las tierras de Gotav. Si no recordaba mal, ahí fue donde su tío conoció a su esposa. La mayoría le aconsejó no entrar y pensar en un plan. Pero la reina era joven e impulsiva, entró como si de su casa se tratara.

Con veinte años, no pensaba con mucha claridad. Aparte, tenía sus pensamientos bloqueados, con un presentimiento tan malo que no la dejaba tranquila. Al entrar, pudieron notar que estaba vacío, pero las fogatas se podían observar que habían sido apagadas hace unas horas, ya que al tocar la madera se sentía tibia.

Esto ya tenía una mala pinta. Ivar se quedó al lado de la reina, mientras los demás buscaban en otros lugares, por si encontraban algún enemigo ingenuo que se había quedado.

La mayoría de los hombres bajo el mando de Thyra estaban confiados, ya que habían ganado una batalla y eso alimentaba demasiado su ego. Cuando estaban entrando por las puertas, no pudieron evitar vomitar al ver tal escena cruel.

Ivar pudo notar un comportamiento extraño, aprovechó para dejar a Thyra sola e ir al sitio para investigar. Pudo ver con sus propios ojos el cuerpo hecho añicos de Inder Gotav.

— Mierda... — Ivar puso sus manos en el cabello, mirando hacia donde estaba Thyra — esto la va a destrozar.

La reina no había ido a ese sitio. Al ver la reacción de Lord Dores, al igual que sus guerreros, sabía que no había un hombre vivo dentro.

Sus manos sudaban, sus palpitaciones eran rápidas. La temperatura de su cuerpo aumentaba. Sus ojos le corrían las lágrimas, quería evitarlas, pero su cuerpo ya no le respondía.

Su tío había muerto de la peor manera posible. No quedaba nada de ese hombre honorable. Lo único que se podía distinguir eran sus cabellos canosos y su armadura con el escudo de águila.

Thyra no dijo ninguna palabra, simplemente ordenó a sus hombres sacar el cuerpo de su tío del suelo.

— Majestad, su cuerpo está... no podemos sacarlo, sería una tortura para estos hombres — Ivar se acercó a Thyra, viendo que ella no soltaba ninguna palabra.

Ella puso sus manos en su rostro y con seriedad le dijo:

— No contradigas mis órdenes, no quiero desquitar mi ira contigo Ivar, ¿sí? Ahora no quiero oír que no puedo hacerlo — Thyra sacó sus manos de su rostro, retirándose del lugar.

Caminó hacia la salida, donde los guerreros la observaban con lamento. Era una mujer que perdió a sus padres repentinamente. Y ahora había perdido a su tío de la manera más cruel pensada.

𝐄𝐋 𝐋𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄 (𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎 𝟏)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora