—Cuidado —era la primera vez que Nicolás me hablaba directamente.
—Lo sien-to —tartamudeo por un segundo.
De repente me dí cuenta que me estaba observando de arriba a abajo y no entendía el por qué, pero luego lo recordé.
<<¡Oh! Ainhoa... bien hecho>>
Cuando mi teléfono cayó al suelo estaba viendo fotos de Nico y al caer quedó visible ante él y se dio cuenta.
Ah, maldita sea.
¿Debería decir algo? ¿Qué hago?
Me muero de la vergüenza.Tragué grueso bajando mi mirada y pensando qué hacer en esta situación tan tensa e incómoda.
No todos los días tu crush te encuentra revisando su perfil.
—Permiso, debo entregar esto —le dije mostrando los documentos y luego recogí mi teléfono del suelo.
Él no se movía ni respondía solo me observaba fijamente, haciendo aumentar aún más mi nerviosismo.
Silencio, era todo lo que había en ese momento.
Sentía como mis manos sudaban dentro de mis puños.
De repente tomó mi muñeca y mostró mi teléfono diciendo las palabras más hirientes que he escuchado.
—Si eres de esas chicas que intentan acercarse a mí, entonces olvídalo. —arrugó sus cejas, su voz era fría—. No me interesa los sentimientos que tengas hacia mí —me dijo para luego seguir su camino.
Yo simplemente me quedé perpleja viendo como el chico que me ha gustado por años me trataba de la peor forma posible, rompiendo en pedazos mi corazón y mis espectativas hacia él que han estado a su disposición desde la primera vez que lo vi.
Parpadié un par de veces, pensando en este lado suyo que jamás había imaginado, esa persona de lindo corazón solo había sido parte de mi imaginación. Con el corazón hecho pedazos inhalé profundamente y seguí mi camino hasta la dirección para luego regresar a mi casa.
Después de entregar los papeles llamé a mi madre para que me fuera a recoger pero aún estaba en el trabajo así que me tocaba esperar unos minutos y lo peor era que estaba a punto de llover.
La tarde no podía ser peor, me dije a mí misma mientras escuchaba un poco de Olvia Rodrigo.
Lo mejor para momentos como este es su música, personalmente me transmite mucha paz y me hace sentir mejor. Aunque para otros es todo lo contrario.
Como era de esperarse comenzó a llover por lo que tuve que correr a la parada de bus para no mojarme, me senté allí y esperé por más de veinte minutos a mi madre. Supose que debió tener algún imprevisto en el hospital porque nisciquiera me había llamado.
Ya cansada y agotada física y mentalmente subí mis rodillas y llevé mi cabeza hasta ellas.
Pasados unos minutos escuché a un auto estacionarse delante de mí y alcé la vista. Era nada más y nada menos que Nicolás.
¿Qué hacía aún aquí?
Bajó la ventanilla de la 4x4 y me habló en un tono de voz muy distinto al de antes. Era más suave, calmado.
—Vamos, te llevo.
—No gracias, están a punto de venir a buscarme.
—Vamos niña no seas tonta, está lloviendo.
Sí, tenía toda la razón del mundo, pero me trató muy mal y aún me sentía avergonzada.
—¿Subes o no? —preguntó.
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¿Pasado o presente?
De Todo¿Cómo saber si lo que sentimos es del pasado o si aún es parte de nuestro presente? El primer amor deja una marca importante para toda la vida. Es un camino de descubrimiento y aprendizaje. Es ese recuerdo que queda para siempre en nuestra memoria...