Nicolás
—Te he estado esperando todo la tarde —informó mi padre.
No tenía ganas de pelear con él así que no pensaba darle importancia. Coloqué las llaves del auto encima de la mesa y cuando me dispuse a subir a mi cuarto volvió a hablar.
—Quiero hablar contigo —me pidió y volví atrás para sentarme en una de las sillas de la cocina.
—¿Qué pasa? —pregunté mientras abría una botella de agua.
—Hijo... —antes de que pudiera terminar la frase le interrumpí
—Mi nombre es Nicolás —aclaré antes de que continuara con su típico drama del día a día.
Pude ver en su rostro que tampoco tenía ganas de pelear así que simplemente asintió con su cabeza.
—Tu madre y yo nos estamos divorciando —expresó sin darle tantas vueltas.
—¿Qué has dicho? —me levanté de la silla rápidamente y lo observé directo a los ojos.
Miles de recuerdos viajaron por mi mente y no pude evitar sentir ira dentro de mí. No sabía si sentirme feliz por ello, si molestarme con mi padre, si llamar a mi madre y saber cómo estaba, no sabía qué estaba bien o qué estaba mal. No sabía qué pensar, cómo reaccionar, no tenía ni idea de cómo afrontar la situación. Lo único que tenía claro es que debía hacerlo con la cabeza fría, no ahora.
—Lo siento y sé que esto debió pasar hace varios años, pero pasó ahora y creo que es lo mejor.
—¿Crees? —pregunté—. Tuve que vivir toda mi maldita vida con esa imagen y esa responsabilidad sobre mí. Nunca le conté a mamá porque pensaba que si lo hacía la familia se undiría por mi culpa y ahora crees que es lo mejor —hice una pausa—. ¿No podías creer eso antes?
—Lo siento —sus ojos se volvieron llorosos.
—Es que ese es el problema, que un lo siento no cambia las cosas —la ira creció por todo mi cuerpo—. En realidad el culpable eras tú, no yo.
<<No quiero seguir escuchándolo>>
—Mi madre, ¿dónde está? —pregunté preocupado por ella. Hacía meses que no la veía, según ella porque tenía mucho trabajo pero yo sabía que algo no iba bien.
—Tu madre se quedará por ahora con tus abuelos en Estados Unidos, dijo que después te llamará —bajó la mirada.
—Vete a la mierda —pasé una mano por mi cabello.
Nisciquira podía pensar con claridad. Me sentía muy enojado. Las preguntas no salían de mi mente.
¿Por qué no se divorciaron antes? ¿Por qué me dejó esa carga para al final llegar a esto?
***
El resto del día transcurrió tranquilo. Mi padre salió después de nuestra discusión y no he vuelto a verlo. En su lugar he tenido que soportar a David. Lleva varias horas jugando con mis video juegos y ha asaltado la nevera unas cuatro veces.
—¿Qué tal ha ido la cosa con tu padre? —preguntó aún con la vista fija en el video juego.
—No quiero hablar del tema, no me apetece —me senté en la cama de mi habitación mientras observaba lo mal jugador que era David.
—Hablemos de chicas —me echó un corto vistazo antes de volver a centrarse en el juego—. Hace mucho no sales.
—No me apetece —rodé los ojos.
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¿Pasado o presente?
عشوائي¿Cómo saber si lo que sentimos es del pasado o si aún es parte de nuestro presente? El primer amor deja una marca importante para toda la vida. Es un camino de descubrimiento y aprendizaje. Es ese recuerdo que queda para siempre en nuestra memoria...