la mina de Iroth-Lumen

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Capítulo 7

La mina de Iroth-Lumen

—Desierto de Isentath—

     La Hermandad Mothorn marchaba atenta ante los ojos de la luna, el viento triste que espolvoreaba la arena del desierto, insinuaba una ensordecedora despedida; que solo podía ser evitada con antiparras oscuras y cubre bocas, Cadelinne iba al frente, guiando al grupo a un camino seguro donde poder esconderse y planear una ruta de escape. Farned le seguía, dolorido del hombro pero resistiendo como todo guerrero, Dan los seguía exhausto y preocupado, Milenis estaba alerta al peligro y Mabalned detrás de todos, con toda firmeza, evocaba una suerte de seguridad, que los mantenía más a gusto a pesar del grito de la arena repicando sobre ellos. Detrás se podía ver alejándose la estructura maciza que protegía los edificios oscuros de Isentath y de frente se inscribía una desembocadura; debajo de una meseta, un surco profundo y perfecto para planificar el escape del territorio Isentiano. Aterrizaron sus cuerpos enseguida, al escuchar el galope de furiosos corceles impregnados de acero protector. Al segundo de oír el ruido disminuyendo, Cadelinne se quitó las antiparras y miró al grupo:

     —¡Presten atención! —dijo.

     El grupo se quitó también las antiparras y se bajaron los cubre bocas. Cadelinne apuntó hacía un camino que se dividía en dos, en uno de ellos era una muerte segura: la torre de vigilancia podría verlos y en el otro estaba el tocón gigante petrificado de un árbol viejo, que se convirtió en una masiva mina de Iroth-Lumen Isentiana: un mineral poderoso que se utiliza de energía lumínica, bien para iluminar las calles de la ciudad, o para hacer funcionar el tren Marmólia. El problema de la mina, es que siempre estaba custodiada por soldados Recludion. Afortunadamente para los jóvenes rebeldes, son los soldados de menor experiencia, fácilmente podrían acabar con ellos.

     —el de la izquierda —empezó Cadelinne—, es el camino Avanor, un camino peligroso e innecesario. Por otra parte, el camino de la derecha, nos llevará a la entrada de la mina. 

     —Tengo algo de nervios, estoy muy nervioso. —dijo Dan temblando.

     —respira, Dan. Estamos juntos en esto, el plan es el siguiente: Milenis conoce todo el recorrido de la mina de memoria, nosotros la seguiremos, detendremos algunos soldados y nos equiparemos con sus armaduras, para poder salir tranquilos del territorio. Pero después tendremos que marchar hacía el noroeste para llegar a Bloontertarth.

     —¿Qué haremos al llegar a Bloontertarth?  —preguntó Farned.

     —podremos aliarnos con el senescal Cronór, es el único hombre con huevos, en todo su reino —dijo Mabalned, con un aire de confianza.

     —exacto, luego les diré de qué forma podríamos convencerlo para ayudarnos, ya que él es bastante terco y solo le importa disfrutar la vida —dijo Cadelinne.

     De pronto la enceguecedora luz de la torre de vigilancia encandiló al grupo y se estremecieron.

     —tranquilos —dijo Cadelinne—, la torre está muy lejos como para ver nuestras pequeñas siluetas, sólo hay que esperar a que apunte en otra dirección y luego debemos correr hacia el siguiente surco.

     La luz de la torre se desvió y corrieron de prisa hasta el siguiente agujero del que ocultarse, así en repetidas ocasiones hasta llegar cerca de la entrada de la mina: un agujero con soportes gigantes de hierro.

     Los cinco jóvenes caminaron por un pasillo con luces azules que se presentaban sobre las mesas de varios altares que habían a los costados y finalmente dieron con la entrada. En la penumbra de la cúspide, un cálido viento vislumbrante dejaba ver a su alrededor, cientos de barras gigantes de hierro que se atravesaban de un lado a otro, irregularmente. Algunos agujeros dejaban correr agua luminosa que despedía chispas azules y algunas se mantenían en el aire al estrellarse contra el final de la cascada.

Utopía Del Bosque I EterlipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora